Venezuela: el PSUV reconoce el mandato de sus bases

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Néstor Francia.*

Dos buenas noticias que provienen de la Dirección Nacional del PSUV. Una de ellas es que aquellos candidatos que se postularon y no fueron electos por las bases no irán en las listas. Es un notable reconocimiento a la elección del pueblo. Ya vivimos, en la conformación de aquella primera dirección partidista electa en primarias, como quienes no habían sido electos como miembros por las bases, luego fueron sin embargo impuestos.

Aceptemos, de todos modos, que era otro momento político y una situación diferente para el partido, lo que tal vez obligó a ejercer cierto grado de verticalismo, lo cual sin embargo cayó muy mal en muchos sectores de esas bases. Esta decisión de ahora tiene con toda seguridad la simpatía y la aprobación de las mismas, que en este caso están siendo maltratadas más bien por aquellos que las acusan de dejarse manipular por el ventajismo, como si fuesen estúpidas.

Claro que hay liderazgos crecidos en la arena  mediática, pero se demostró igualmente que otros liderazgos, fundados al calor de la acción concreta y cotidiana de la gente fueron también favorecidos (lo cual no pasó  con aquellos que muchas veces dicen representar a las bases pero en realidad son tan mediáticos como cualquiera). La otra buena noticia fue anunciada por Héctor Navarro en el sentido de que la dirección nacional del partido creará un reglamento de comportamiento de los candidatos en la promoción de sus candidaturas que siempre serán de carácter nacional y unitario.

Esto cierra el paso al chocante personalismo de algunos. Es hora de introducir en el PSUV, de manera radical, el espíritu socialista colectivista, donde priva el valor de que nadie por sí solo, ningún individuo aislado, es capaz de crear ninguna obra perdurable, ni siquiera en el campo del arte, pues todo lo que hacemos deriva de la herencia o la experiencia y/o de la actividad colectiva.

Navarro sostuvo que “Nosotros estamos estimulando un comportamiento apegado a la ética, estamos haciendo un llamado a que no se constituyan comandos de campaña personales, ya no hay campaña interna del PSUV. Hay una campaña que tiene que ser nacional que debe ser cohesionada”. Muy bien, ese es el camino del éxito para el 26-S.

Antanas Mockus está aplicando varios movimientos en su campaña, ante la arremetida de la candidatura de Juan Manuel Santos, quien se ha recuperado un poco. A lo interno, el candidato del Partido Verde radicaliza su posición contra las FARC, buscando terminar de atrapar al sector del voto uribista que hasta ahora sea decantado por él, y anuncia que será más duro con la guerrilla que el mismo Uribe. Hacia lo externo, se muestra flexible. Por una parte, anuncia que el acuerdo militar con Estados Unidos (las bases) se mantendrá intacto, aunque apunta que un eventual gobierno suyo “siempre buscará el respeto y el cumplimiento por parte (…) de los militares estadounidenses hacia las normas internacionales y las restricciones del convenio”.

Por otro lado, le hace de nuevo carantoñas a Chávez, en una entrevista para el diario El Comercio de Quito. El candidato señaló que invitaría al jefe de Estado venezolano para empezar a normalizar relaciones, “Sería un primer paso para lograr un próspero acercamiento, en el que estaríamos trabajando desde el primer día”. Mockus afirmó que invitaría a Chávez a su toma de posesión si gana las elecciones: “Sí, lo haría. Hace parte de la diplomacia clásica invitar a las posesiones presidenciales a los líderes de otros países. Especialmente, cuando hay tanta cercanía como la que existe entre Colombia y Venezuela”.

Aquí está pensando en el voto de las regiones fronterizas y de aquellos que recelan en Santos su excesiva agresividad que podría acarrear problemas con Ecuador y Venezuela, en momentos en que se ha ordenado el inicio del juicio contra el candidato uribista en Quito. Veamos que tanto le rinden estos juegos electorales a Antanas Mockus.

El sector más radical de la oposición se está alineando en el campo de batalla tratando de empujar al conjunto de los opositores a posiciones de confrontación más abiertas. Es a lo que se refiere Alvarez Paz cuando afirma que considera necesario que “nuestros representantes sean más recios en la batalla”, después de haber afirmado en entrevista en El Universal del pasado domingo que la confrontación era inevitable y necesaria (lo cual es cierto).

En ese mismo contexto debemos ubicar las cartas de Diego Arria a Chávez y a Cilia Flores, que no son los verdaderos destinatarios de las mismas, sino más bien el público de galería de los sectores más primitivos y fascistas de la oposición. En medio de una sarta de invectivas, improperios y ofensas de la más baja estirpe del antichavismo demodé, rancio y enfermo, con la impronta de Carlos Andrés Pérez, se puede extraer con pinzas el verdadero trasfondo político del planteamiento.

Arria afirma que “he dicho y lo reitero que la elección prevista para elegir la nueva Asamblea Nacional no era suficiente sino hacemos resistencia para impedir que la asamblea sea superflua si el régimen impone el Consejo Federal y la Ley del Poder Popular”.

Es el mismo planteamiento de confrontación violenta, con otras palabras, que plantea Alvarez Paz. Es el sector que toma como base de apoyo a gente como la que en Twitter criticó amargamente a los gobernadores de oposición que acudieron a la instalación del Consejo Federal de Gobierno. Es la ultraderecha fascista radical que quiere arrebatarle su mermado liderazgo a la oposición de los partidos tipo PJ, UNT, AD, COPEI y compañía (donde esos sectores radicales tienen también sus fichas).

La inevitable superación de la emergencia eléctrica que se avizora será una gran victoria del Gobierno revolucionario. La recuperación del Guri es, aunque lenta, irreversible, pues apenas si está comenzando la temporada de lluvias. Esto, aunado a las otras medidas gubernamentales que ya conocemos, impedirá el colapso eléctrico que tanto había anunciado la oposición, en su permanente ejercicio de lo que los alemanes llaman Schadenfreude (alegría por el infortunio ajeno, no tiene traducción al español).

El presidente sin embargo ha sido enfático en que esto no significa que el país va a volver al derroche eléctrico, ni se va a bajar la guardia en cuanto al ahorro energético, considerando que Venezuela es uno de los países con mayor consumo de electricidad en la región, superando a países más desarrollados y con mayor población como Brasil y Argentina.

* Analista de asuntos políticos.
 

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