Venezuela: golpe mediático de la oposición; Honduras: se iluminan los apoyos al golpismo

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Néstor Francia.*

La huelga de hambre es un foco perturbador: ¿es Rivas el nuevo Goicoechea? Habrá sin duda otros efectos mediáticos de la oposición. En Honduras: cada vez más clara la estrategia de los golpistas luego de la  insólita participación del representante de USA en la OEA. El Congreso de Honduras dentro de la estrategia del golpismo. La intervención de Roy Chaderton

Hay que reconocer que la liberación de Julio Rivas y su incorporación a la “huelga de hambre” golpista son un punto a favor del show mediático conspirador de la oposición venezolana ¿Cuál será el próximo numerito de este montaje? Tal como hemos dicho, el plan opositor, ante su problema de convocatoria masiva, es apelar al efectismo mediático para tratar de regresar a sus “días dorados” de principios del año 2002.

La reacción de los medios de la derecha de hoy (ver los titulares de primera plana de El Nacional, El Universal, Tal Cual, 2001, El Nuevo País) es de total euforia: creen haber conseguido en el pichón de fascista Rivas un sustituto ideal de los alicaídos “líderes estudiantiles” rápidamente pasados de moda: Goicoechea, Freddy Guevara, Ricardo Sánchez y compañía. Sin embargo, sigue vigente el problema de la desconexión de estos estudiantes títeres de la oligarquía con relación a los problemas reales de la mayoría del pueblo, que no son la “libertad” ni la “democracia”, las cuales tienen de sobra.

Cuando mucho, este jueguito perverso les podría servir, eventualmente, para sensibilizar a su base social tradicional, constituida básicamente por segmentos de las clases medias y altas. De paso, hay factores que no les ayudan en esa dirección, como por ejemplo el visible apoyo de la oposición tradicional y mediática, verbigracia la visita que dispersaron a los “huelguistas” personajes como Delsa Solórzano y, en especial, Marcel Granier.

 A pesar de todo, la “huelga de hambre” es un foco perturbador que no es fácil combatir, puesto que se trata de gente inerte, “indefensa”. Hay varias tácticas frente a esto; una de ellas es dejarlos morir de mengua, como pasó en su momento con la Plaza Altamira. Esto solo es posible si, como hasta ahora, la acción no se traduce en ninguna otra manifestación callejera y masiva. De todos modos hay que  estar pendientes de cualquier nuevo ingrediente del montaje: ya sacaron a tres “huelguistas” al hospital por “recomendación de los médicos”. Esperemos.

Honduras, se hace claridad

En la situación de Honduras, queda cada vez más claro el juego de los golpistas con el apoyo de Estados Unidos (incluido, por supuesto y de manera ladina, el gobierno de Obama): ganar tiempo hasta las elecciones de noviembre, para dentro de esa nueva circunstancia tratar de torcer la voluntad mayoritaria de la comunidad internacional.

Ayer se produjo una insólita participación en la reunión extraordinaria de la OEA por parte del representante alterno estadounidense, Lewin Anselem, quien afirmó que “El retorno del presidente Zelaya a Honduras es irresponsable y no sirve ni a los intereses de su pueblo ni a aquellos que buscan el reestablecimiento pacífico del orden democrático en Honduras (…)  Los que facilitaron el retorno del presidente Zelaya tienen una especial responsabilidad para prevenir la violencia y el bienestar del pueblo hondureño”.

El contenido profundo de esta canallada es claro: Zelaya sabotea el “Acuerdo de San José” y además es el responsable de la violencia, y no así los golpistas, cuyas acciones represivas criminales no han recibido ni una sola palabra de condena por parte del gobierno de los Estados Unidos, a no ser que, inocentemente, se interprete como una condena las palabras del vocero del departamento de Estado estadounidense, Philip Crowley, oponiéndose a la medida de suspensión de las garantías constitucionales, aduciendo que ello empeora la situación que vive la nación centroamericana porque es necesario tener todas las libertades para tener un proceso electoral viable.

Pero si analizamos con la debida perspicacia la declaración, podemos inferir que al final de lo que se trata es de preservar la futura legitimación del proceso electoral hondureño:

“Nos preocupa el tema de los derechos civiles y derechos humanos en Honduras. Esta es la razón por la cual hemos dicho claramente al régimen de facto que, por la situación que hay en Honduras, no reconoceremos el resultado electoral como libre y justo en estas circunstancias actuales (…) Para tener un proceso electoral viable, tienes que tener libertad de expresión, libertad de circulación, libertad de asamblea, y en la medida en que el régimen de facto le quita éstas al pueblo hondureño, empeora la situación”.

Es decir, el problema de ese proceso electoral no sería qué se hace con el presidente constitucional derrocado y confinado en una embajada, sino las “circunstancias” en las cuales se realizaría. Si los golpistas garantizan “libertad de expresión, libertad de circulación, libertad de asamblea”, pues podría ser bendecido por los Estados Unidos. Es una manera bien taimada de evadir el asunto principal. No es casual, pues, que el presidente del Congreso hondureño haya solicitado a Micheletti la derogación de la medida de suspensión de garantías.

El presidente de facto no tardó en responder, convenientemente:

“Yo respetuosamente voy a consultar con la Corte Suprema de Justicia, con el Tribunal Supremo Electoral incluso si hay la oportunidad de hablar con los candidatos para la presidencia para conseguir un acuerdo para que haya paz y tranquilidad para que el pueblo hondureño pueda participar en las elecciones del 29 de noviembre”.

Se trata de un juego maligno, lleno de doble caras, medias verdades y toda clase de patrañas y trampas, todas hechas con absoluta prescindencia del principal protagonista e interesado: el pueblo de Honduras. En este marco, es motivo de satisfacción la excelente intervención hecha ayer en la OEA por nuestro representante Roy Chaderton, apelando a su proverbial ironía y sentido del humor, donde dijo verdades desnudas que se harán cada vez más necesarias en esta situación de oscuras complicidades y enervante inmovilismo.

* Analista de asuntos políticos.

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