Venezuela, la discusión sobre internet y la libertad de expresión

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Néstor Francia.*

La discusión surgida en torno a la “libertad de expresión” en internet tiene sus bemoles. Todo comenzó, esta vez, con la denuncia que hiciera Chávez en torno a “informaciones” aparecidas en el portal Noticiero Digital, donde se hablaba de los supuestos asesinatos de Diosdado Cabello y de Mario Silva. Inmediatamente han saltado al ruedo los defensores de la “libertad”. El mismo sitio electrónico –noticierodigital– se defendió de la acusación.

Esa página web contrarrevolucionaria afirmó que los mensajes criticados por el mandatario fueron comentarios publicados por participantes de foros de discusión, a quienes no censura previamente:

“Los rumores falsos fueron publicados por dos foristas nuevos que se habían registrado minutos antes de publicarlos. Noticiero Digital está tomando medidas para que este tipo de acciones no vuelva a ocurrir”. Señaló además que los mensajes “fueron eliminados en un lapso de horas” y “sus autores suspendidos de manera permanente…En ningún caso noticierodigital.com es responsable”.

Claro que no es responsable, más bien es muy irresponsable. El concepto es que yo abro “libremente” mi portal a cualquiera para que diga lo que le venga en gana, y después no me hago responsable de ello ¡Que idea tan puñetera de la libertad! La libertad de mentir públicamente, la libertad de manipular, la libertad de promover el odio y la violencia. La libertad sin límites, pues, o sea la libertad sin responsabilidad. La libertad del capitalismo, la Ley de la selva, la libertad individual por encima de los derechos colectivos ¡Que se vaya al diablo tal libertad!

Por ahí salió también el descaminado Antonio Ledezma, aliado de la derecha internacional que vilipendia a Venezuela, quien catalogó de “grotesca” la posibilidad de que se regule internet en el país. Grotesca es la manipulación de la verdad que hace este pre-Frijolito de abolengo adeco tirando a partido de la U, quien declaró ayer que las tecnologías se han convertido en esenciales durante los últimos años y no son el privilegio de unos pocos:

 “La computadora no es un lujo, la mensajería de texto no es un lujo… Vamos a los barrios de Caracas y verán a los niños que sueñan con una computadora. Como alcaldes tenemos esos servicios para servirles a los ciudadanos. Me parece grotesco y esto tiene que saberlo el mundo entero”.

Ledezma no ignora que este es el gobierno que más importancia ha dado a la democratización del uso de las tecnologías, regando el país de infocentros por todas partes, dotando a escuelas de computadoras, fabricando los primeros celulares venezolanos, promoviendo precios asequibles en estos productos. Qué manera de mentir y de engañar la de este agalludo y mediocre engendro político.

Por su parte, el presidente del Bloque de Prensa Digital de Venezuela, Vladimir Gessen, afirmó que el presidente Hugo Chávez, no tiene razón cuando dice que internet no puede ser una cosa libre dónde se haga y se diga lo que sea y que cada país tiene que poner sus reglas, porque ya esas reglas existen en Venezuela. Gessen aseveró que la Constitución venezolana indica que todo ciudadano tiene derecho a expresar libremente sus pensamientos, sus ideas u opiniones de viva voz, por cualquier forma de expresión, y de hacer uso para ello de cualquier medio de comunicación y difusión, sin que pueda establecerse censura.

Ahora bien, continúa Gessen,
“quien haga uso de este derecho asume plena responsabilidad por todo lo expresado. La Carta Magna también advierte que no se permite el anonimato, ni la propaganda de guerra, ni los mensajes discriminatorios, ni los que promuevan la intolerancia religiosa. El gobierno tiene los mecanismos para determinar quién o quiénes son las personas que cometen los delitos. En los medios abiertos como las redes sociales o los sitios de Internet que tienen acceso el público, muchos internautas escriben y dicen lo que quieren. Los organismos de inteligencia pueden determinar la procedencia específica y sancionar a los culpables de algún delito. Pero, el gobierno no puede culpar al medio”.

Es decir, que según este caballero, los medios están por encima del bien y del mal, es el conocido supremacismo mediático, según el cual los medios juzgan, condenan, manchan reputaciones, envenenan a los ciudadanos, promueven el delito y la violencia. Abren foros sin control ninguno o invitan a personajes para que envíen mensajes subversivos, pero después se hacen los paisas. Esta “libertad” usada contra los intereses del país y del pueblo no puede ser permitida en Venezuela. Libertad para el debate sí, para el disenso sí, para la crítica sí, pero no para el fraude ni para el fomento del caos.

Otro asunto que atañe a esta discusión es el papel de los revolucionarios en este tipo de discusiones, y aquí también debemos expresar de nuevo críticas a cómo estamos planteando estos debates y cómo nos estamos comunicando con el pueblo. Digamos, por enésima vez, que nuestra voz no puede estar encerrada en la pura batalla mediática, porque en ese terreno la ventaja la llevan, a la larga, nuestros enemigos.

Esa batalla también hay que darla, sin duda, pero acompañada de otras en los territorios que más nos favorecen, aquellos que vibran en la calle, junto al pueblo. Ojalá que cuando finalmente terminen las largas y bastante clandestinas deliberaciones del Congreso Extraordinario del PSUV, no nos volvamos pura campaña electoral, o mejor dicho, que la campaña electoral no se reduzca al voceo de consignas, sino que el partido deje de verse el ombligo y se vaya activamente a los barrios, a las fábricas, a los campos, a los liceos, a las universidades, a dar la batalla de ideas.

Combinemos el trabajo electoral con el debate público y generalizado sobre los grandes temas políticos e ideológicos: la democracia, la libertad, los derechos humanos, la propiedad, los valores capitalistas y socialistas. Aprovechemos la campaña electoral para no ser electoreros sino revolucionarios, es decir, que no sea solo ganar los votos, sino sobre todo ganar las conciencias. Una campaña para crecer en conciencia y no solo en diputados.
     Esta vez el presidente Chávez tiene importante compañía en su lucha contra las acusaciones del gobierno de Estados Unidos en el tema de los Derechos Humanos. El presidente acusó al Imperio de ser “el primer violador de los Derechos Humanos en el planeta”, lo cual a todas luces es cierto, y desestimó el reciente informe emitido por el Departamento de Estado. Esta vez otras voces, algunas inesperadas, le han salido al paso al nuevo mamotreto imperial.

El presidente ecuatoriano, Rafael Correa, por ejemplo, se planteó hacer un informe sobre la situación de los derechos humanos en Estados Unidos, en respuesta al estudio de este país imperial. Correa también criticó, en su habitual comparecencia sabatina, el despliegue mediático que se ha dado en Ecuador al fulano informe gringo, ya que varios medios han interpretado que el documento del Departamento de Estado condena la presunta falta de libertad de prensa en Ecuador:
“Bueno, ya voy a hacer un informe sobre cómo en Estados Unidos no se respeta los derechos humanos…se legalizó la tortura. ¿O ya se olvidaron de eso? Hay cinco presos cubanos sin el derecho a recibir a sus familias…Le voy a pedir a nuestro canciller que haga un informe sobre derechos humanos en Estados Unidos”.
También Brasil, y esto es muy importante, criticó este viernes a Estados Unidos por atribuirse competencias propias de instituciones internacionales que lo hacen parecer titular de una “misión civilizadora en el mundo”, en respuesta al informe del Departamento de Estado. “Ningún país puede atribuirse lo que es propio de organismos multilaterales, a no ser que se crea con una misión civilizadora en el mundo. Si cree eso, debe dar pruebas”, dijo Marco Aurelio García, asesor presidencial para Asuntos Internacionales. García también criticó el hecho de que “un país comience a distribuir certificados de buen comportamiento”, algo que Brasil, destacó, jamás ha hecho porque considera que no contribuye a mejorar la situación de los derechos humanos en el mundo.
Y… ¡Oh sorpresa! El vicepresidente colombiano Francisco Santos aseguró que el informe del Departamento de Estado de Estados Unidos sobre la situación de derechos humanos en Colombia es “hipócrita” y no corresponde a la realidad de su país.
“El informe del Departamento de Estado tiene unos elementos de hipocresía de unas dimensiones que uno se queda preocupado del nivel de desinformación y manipulación”, declaró Santos durante un consejo comunal de gobierno en el que el presidente Álvaro Uribe analizó con sus ministros la hoja de ruta que seguirá en los 150 días que le quedan de gobierno.

Santos agregó que “Frente al tema del AIS (N.R.: programa colombiano de Agro Ingreso Seguro, en torno al cual hay acusaciones de corrupción) como a otros de Derechos Humanos hay un doble estándar y una hipocresía de unas dimensiones…”, expresó. El vicepresidente de Colombia también anunció que junto al canciller Jaime Bermúdez prepararán una respuesta al informe, que señaló que en 2009 Colombia fue uno de los países en los que se presentaron “restricciones a la libertad de expresión, asamblea y asociación”.
Hasta sus aliados le están enseñando los dientes al imperio en los temas de derechos humanos, tan desprestigiado en tal materia (Guantánamo, Abu Grahib, restricciones a los derechos civiles, persecuciones, agresiones militares, masacres de civiles, y un largo etcétera)

Por cierto, el partido de la U, de Alvaro Uribe, ganó las elecciones legislativas en Colombia al obtener 24,4% de los votos, pero además lo siguieron el derechista Partido Conservador con 22,3%, según un boletín oficial de la Registraduría Nacional que hasta esos momentos había escrutado 64,6% de las mesas de votación. En el tercer puesto quedó el Partido Liberal, de la llamada “centro-derecha” con el 16,5%, seguido del partido Cambio Radical, liderado por el disidente liberal y candidato a la presidencia, Germán Vargas Lleras, que obtuvo el 7,9%de los votos y superó al Partido de Integración Nacional (PIN), que logró el 7,8%.

El PIN es un partido creado a partir de que la autoridad electoral impidiera participar en estos comicios a otras formaciones tras el escándalo de la “parapolítica”, por el que un tercio de los miembros del Legislativo elegidos en el 2006 fueron investigados, encarcelados o condenados por sus nexos con los paramilitares. Es decir, que la derecha capitalizó, en su conjunto, el 62% de las preferencias electorales. Malas noticias.
Por otro lado, mejores noticias en Francia. La abstención, superior al 50 por ciento, ganó hoy la primera vuelta de las elecciones regionales francesas, en la que el partido del presidente Nicolás Sarkozy, perdió terreno frente a los socialistas, según todas las estimaciones, aún no oficiales.

Los últimos sondeos indican que el Partido Socialista (PS), liderado por Martine Aubry, conseguiría el 29,1 por ciento de los votos, mientras que la conservadora Unión por un Movimiento Popular (UMP) de Sarkozy, se quedaría con el 27,3 por ciento. La tercera posición sería para los Verdes, con el 13 por ciento de los sufragios, y la cuarta para el ultraderechista Frente Nacional (FN) de Jean-Marie Le Pen, con alrededor del 11 por ciento.

Pero el dato más significativo es la alta abstención: “Los electores han expresado su rechazo a una Francia dividida y débil”, afirmó Aubry, la favorita en estos comicios, que se completarán el próximo domingo con una segunda y definitiva vuelta, y que son los últimos antes de la cita clave de las presidenciales de 2012. El pueblo francés, que tantas y tan importantes luchas revolucionarias ha librado en su historia, ha demostrado cansancio de toda la clase política burguesa.

* Analista de asuntos políticos.

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