Venezuela: leciones del debate en torno de la FAN
Néstor Francia.*
La actual discusión que se ha disparado como consecuencia de las declaraciones emitidas por el general Henry Rangel Silva, Jefe del Comando Estratégico Operacional de la FANB a Ultimas Noticias es de importancia capital, pues tiene que ver con el carácter de la revolución y con la evolución histórica futura de la confrontación que está planteada. Rangel Silva expresó que “La Fuerza Armada Nacional no tiene lealtades a medias sino completas hacia un pueblo, un proyecto de vida y un comandante en jefe. Nos casamos con este proyecto de país”.
Aseveró también que de llegar al poder la oposición “Sería vender el país, eso no lo va a aceptar la gente, la FAN ni el pueblo”. Esto se corresponde con lo dicho por Chávez en “Aló, Presidente”: “Ellos tratarían de echar de la Fuerza Armada a todos los que apoyan a Chávez, y se les alzarían los militares”.
A esto han respondido voceros de la oposición dando plena razón a Rangel Silva y a Chávez, al explayarse en amenazas contra los militares patriotas. El diputado electo de la derecha Enrique Mendoza afirmó:
“Pronto llegará la oportunidad del rescate de nuestra institución armada y quienes han incurrido en faltas graves serán sancionados, sean activos o en situación de retiro…La Fuerza Armada es una institución y no un brazo político, y justamente esos hombres que llevan uniforme y han permitido el uso de slogans y la partidización de nuestros componentes, serán quienes deberán responderle al pueblo por sus acciones y omisiones”.
Por su parte, el latifundista Diego Arria fue aun más explícito en sus amenazas, vertidas en una carta pública dirigida a Rangel Silva. Arria señaló que
“Recientemente en una conferencia en VenEconomía destaqué que el régimen al cual usted declara ‘estar casado’ tenía un altísimo costo de salida democrática dados los delitos cometidos que los hacen candidatos naturales a ser juzgados nacional e internacionalmente y que haría lo imposible por no dejar el poder…
"General Silva Rangel: en esa oportunidad destaqué su propio caso-el de estar usted indiciado por el Gobierno de los Estados Unidos por delitos de lavado de dinero- de cooperación en el trafico de drogas y de suministro de armas a los narco terroristas de las FARC…
"Que de igual manera lo estaba el General Hugo Carvajal Director General de Inteligencia Militar (DIM) y el Capitán de Navío y ex Ministro Rodríguez Chacín. Ya en septiembre de 2008 había declarado en una entrevista a Roberto Giusti en El Universal que la vinculación de ustedes tres como los funcionarios más importantes de la inteligencia venezolana con el narcotráfico y el terrorismo configuraba una relación directa con el Jefe del Estado con las implicaciones correspondientes…
"Sí coincido con usted cuando declara que: ‘Para muchos hay algunos líderes militares que no les son convenientes y dicen que hay que sacarlos del camino’. Ese es sin dudas su caso. No creo que ningún integrante de la Fuerza Armada Nacional pueda sentirse cómodo con un jefe militar de su jerarquía indiciado por delitos de la mayor gravedad internacional, que para intentar salvarse acuda a intentar vincular a toda la FAN…
"Me permito recordarle que el juicio contra otro general, Manuel Noriega de Panamá, por tráfico de drogas, empezó en 1987 y dos años después tuvo el destino que conocemos. Ese juicio permitió no solo desnudar a un régimen de comportamiento delincuencial sino también fortalecer la opción por la democracia como es la aspiración nacional-incluyendo por supuesto la de la propia FAN”.
La referencia al caso de Noriega es especialmente perturbadora, pues confirma a plenitud las palabras de Rangel Silva en el sentido de que un gobierno de la oposición sería manejado por “terceros países” (Estados Unidos a la cabeza).
La conclusión es clara. Obviamente la revolución está lejos de ser un mero asunto electoral. Las elecciones son un campo de batalla, pero no el único y a la larga no el más importante. La principal fuerza de la revolución reside en millones de personas conscientes de que a pesar de errores, omisiones y dificultades, el camino hacia el socialismo es el único aceptable.
Esa fuerza no se va dejar arrebatar sus conquistas ni permitiría, por simples formalismos leguleyos, que sus soldados sean echados al zanjón ni a los leones en el circo del Imperio. El pueblo revolucionario no va aceptar de ningún modo que Venezuela vuelva a depender de los dictados de Estados Unidos ni que se reprivatice lo nacionalizado, ni que vuelva la burguesía a imponer sus intereses.
Se trata, ese es el tema, de una batalla estratégica a muerte, donde una de dos corrientes, la socialista o la capitalista, a nivel mundial, deberá ser liquidada. No hay ninguna duda de que si en Venezuela se llega a imponer la oposición, muy pronto habría una insurrección popular de grandes dimensiones y con consecuencias a largo plazo, una insurrección que trataría de ser reprimida, lo que no aceptarían los oficiales ni los soldados patriotas, como tampoco los milicianos: se abriría el camino a la confrontación armada y a una probable intervención extranjera, a lo que Chávez ha llamado “la guerra de los cien años”.
De manera que la batalla histórica en Venezuela, que se vincula por supuesto a la batalla mundial, no se va a resolver tan solo en unas elecciones, pues no se trata de un cambio formal ni de fachada. Por eso quienes hablan de paz deben entender que el único camino a la paz es el que preserva el liderazgo de Chávez y la continuidad de la Revolución Bolivariana, a pesar de los pesares. Tanto Rangel Silva como Chávez hablan con la verdad, y palabras como las de Mendoza y Arria no hacen sino confirmarlo.
Los resultados de las elecciones en EEUU
Las causas y efectos de las elecciones parlamentarias en Estados Unidos no son de importancia menor. Aquí no vale quedarnos con el argumento simplista de que demócratas y republicanos son lo mismo, como si ese fuera el único asunto que determinan las más recientes elecciones en el país del Norte. Eso es verdad de cara al carácter del imperio y a su ambición de dominio a través de la dictadura militar mundial, con algunas variaciones de estilo que no son esenciales.
Pero también es cierto que en la pelea en estas dos toldas se refleja contradicciones reales en el país imperial, que tienen que ver con los intereses de determinados grupos de la gran burguesía monopolista que respaldan a los distintos factores. Pero al final estas contradicciones siempre se han resuelto apelando al circo electoral burgués, lo cual siempre termina prolongando el calvario de los pueblos del mundo, incluyendo al norteamericano.
Sion embargo, por otra parte, el resultado electoral refleja algo mucho más profundo y definitorio de la situación interna en Estados Unidos. Hace apenas dos años los norteamericanos sacudieron al mundo eligiendo a un afro-descendiente como su presidente. Esta ruptura de los esquemas tuvo que ver con el desencanto que sufre ese pueblo con relación a los que genéricamente se llama la “política”.
Obama representó para muchos una esperanza real de cambio y una gran cantidad de electores compró entonces la mercancía Obama, cuya imagen fue construida, antes y después de su elección, por inmensas operaciones de mercadeo político y mediático. Esa esperanza se ha ido volviendo sal y agua. De manera que, como suele suceder en este tipo de elecciones, los electores estadounidenses no se pronunciaron por el programa de los republicanos, sino que castigaron al hombre que los engañó y les vendió un sueño que cada vez más aparece como un gran fiasco, en medio de una crisis económica de grandes dimensiones.
Por supuesto, el pueblo de Estados Unidos es tal vez el más manipulado y engañado del mundo, y está lejos de anidar alguna conciencia revolucionaria o afán de cambio verdadero. Pero su decepción es un primer paso para que sigan avanzando allí, con su paso lento y persistente, que es llevado desde hace mucho tiempo, las reales fuerzas del progreso, que pululan por doquier en universidades, círculos artísticos e intelectuales, barrios pobres, sectores sindicales, grupos ecológicos y de derechos humanos.
Algún día esas fuerzas, que tienen el poder de la verdad, voltearán la tortilla, y el pueblo estadounidense se unirá a la corriente revolucionaria que recorre al mundo desde que Marx y Engels proclamaron “¡Proletarios del mundo, uníos!”.
* Analista de asuntos políticos.