Venezuela, óptica oficialista: jóvenes «guarimberos», la energía y los casos de Pérez Becerra y Julián Conrado

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Néstor  Francia.*

La soledad de los grupos fascistas y dudas en torno a las causas de las fallas del sistema eléctrico ocupan el escenario local.  Lo trascienden, en cambio, los casos del periodista Pérez Becerra y del cantautor Julián Conrado: he aquí la voz del gobierno. Acaso frente as las relaciones con Colombia y el acuerdo en Honduras —dentro del marco de la lucha antiimperialista y la unidad latinoamericana— haya cierto grado de confusión y dogmatismo en sectores de la izquierda.

Las acciones del grupo JAVU son una demostración de las dificultades que tiene la oposición en Venezuela para movilizar a su base social. Aislados en una acera de Chacao, frente a la Dirección de la Magistratura, vegeta un grupete minoritario de estos jóvenes fascistas tratando de dar respiración artificial al “Plan 2012” adelantado por la derecha con la intención de generar desestabilización y enturbiar el proceso electoral del próximo año.

Sus dificultades son básicamente de dos tipos, por supuesto conectados entre sí. En primer lugar está la ausencia de sintonía con los intereses populares, incluso los de sus propios electores. El tema de los “presos políticos” (políticos presos) en Venezuela es un asunto de las élites a la cual pertenecen estos presos. Está el caso, por ejemplo, de Alejandro Peña Esclusa, un reconocido agente del fascismo internacional, procesado por sus vinculaciones con el terrorista Francisco Chávez Abarca y por tenencia ilegal de materiales explosivos, vinculado a la gentuza que rodea a Posada Carriles. Peña Esclusa estuvo muy activo y presente en el golpe de Estado de 2009 en Honduras, y es figura destacada en las pancartas y declaraciones de JAVU.

 Ahora bien ¿Es Peña Esclusa un líder popular por el cual la gente, sea quien sea, se va a movilizar, más que estas sectas de ultraderecha financiadas por la CIA? Pero además está otra causa, más decisiva aun, que es el proceso de democratización por el cual transitan los opositores de a pie, y al cual nos hemos referido en otras oportunidades.

Cansados de marchas y guarimbas que les reportan muy pocos éxitos, los opositores de base se han decantado paulatinamente por la vía electoral para manifestarse, la cual sí les ha deparado victorias palpables: alcaldías, gobernaciones y hasta el triunfo en el referéndum sobre la reforma constitucional en 2007. Además, pueden expresarse libremente en la calle, poseen importantes medios de comunicación que los interpretan y hasta algún fascista frustrado se da el lujo de gritarnos al desgaire por la calle, nos ha pasado, “comunista de mierda”, sin que nada le ocurra, salvo alguna respuesta generalmente intempestiva y a veces hasta irracional de nuestra parte.

Pues bien, el jueves pasado los carajitos fascistas realizaron una de estas acciones desesperadas, al trancar la avenida Francisco de Miranda, por medio de un ínfimo grupo que ocupaba menos espacio que la bandera nacional grande que portaban consigo. La ridícula acción minoritaria contó, por supuesto, con su parte de show mediático para que se regodearan las cámaras de Globovisión, al encerrarse un par de estos disociados, cual bebés gorilas, en una jaula como de circo.

Las  asomadas de estos grupetes continuarán, en la esperanza de que algún día aunque sea una parte del pueblo les acompañe. Por supuesto, tal como nosotros hicimos en los años sesenta cuando pedíamos la libertad de nuestros presos, estas apariciones son todas parte de la subversión ¡Al menos nosotros reconocíamos sin vergüenza que éramos subversivos y queríamos derrocar al régimen!

Hay cosas que no tenemos a veces claras. Ayer el Ministerio Público citó para el martes 7 de junio, en calidad de imputados, a dos despachadores nacionales de la Corporación Eléctrica Nacional (Corpoelec), adscritos al despacho de carga La Mariposa, por su presunta responsabilidad en los apagones ocurridos en cinco estados del centro occidente del país y en Los Andes venezolanos el 9 de mayo pasado. Ambos empleados de Corpoelec son los encargados de supervisar, a través de computadoras y paneles de control, el correcto balanceo de tensión en las líneas eléctricas, para que las mismas no colapsen y, por consiguiente, se suspenda el servicio de electricidad.

Presuntamente, estos empelados dejaron de realizar, el 9 de mayo, las maniobras necesarias para evitar las caídas de las líneas que alimentan al estado Yaracuy, Mérida, al complejo petroquímico de El Tablazo (Zulia), Planta Centro (Falcón), Cabruta y a la población El Sombrero (Guárico), así como a la planta turboeléctrica Josefa Camejo, ubicada en la Península de Paraguaná, en el estado Falcón. Ahora bien, nos preguntamos ¿por qué actuaron así estas personas? ¿Fue negligencia? ¿Por error? ¿O un acto deliberado de sabotaje? Si fuese este último caso ¿quiénes estuvieron por detrás de la acción y por qué lo hicieron? Son justas preguntas que esperamos sean respondidas en las investigaciones.

La entrega de Conrado

Tal como avizorábamos, se ha intensificado la acción de cierta izquierda para criticar a nuestro Gobierno por la entrega del cantautor Julián Conrado, hasta el punto de que se ha hecho necesaria una declaración del presidente Chávez, quien se refirió a esas protestas con argumentos parecidos a los que asomábamos. En primer lugar, el mandatario no rehúye el debate, y ha dicho: “cada quien tendrá sus razones, que las expresen”.

Pero también fue claro al expresar: “Estamos cumpliendo con nuestra obligación. Hemos capturado una lista larga de narcotraficantes y casi 300 paramilitares uniformados, aquí mismo en Caracas, querían asaltar este palacio”, y agregó que durante los años de su gobierno se ha capturado a personas buscadas por la ley incluso en “combate con fuerzas guerrilleras o paramilitares en la frontera” que dejaron bajas a Venezuela:

“Nosotros lo hemos dicho a las fuerzas guerrilleras colombianas, a las fuerzas paramilitares colombianas, al narcotráfico de donde sea…que a Venezuela tienen que respetarla”. Esto es también una actitud soberana, tanto como enfrentar las agresiones gringas.

Vamos a repetirlo: nosotros mantenemos relaciones formales, en estos momentos en positivo, con el gobierno legal y único reconocido de Colombia. Estas relaciones tienen para nosotros importancia estratégica, y también para todos los pueblos del mundo, pues se vinculan con el ideal bolivariano de la integración latinoamericana y con la lucha por la multipolaridad. La integración latinoamericana se está dando, a pesar de las diferencias políticas e ideológicas entre los pueblos (en este contexto hay que ubicar igualmente el acuerdo en Honduras), en un escenario mundial donde la contradicción política principal es la que existe entre los pueblos y el imperialismo.

Por eso los antiimperialistas tendrían todos que celebrar tanto las buenas relaciones de Venezuela con Colombia como el acuerdo de Cartagena sobre Honduras, y no torpedearlos. Pero hay mucha confusión y dogmatismo, atavismos que deberíamos ya haber superado, señales de la realidad que difícilmente puedan comprender quienes se aferran a posiciones puramente académicas, tradicionales o estáticas.

Tenemos que decirlo una vez más: no somos aliados de las FARC, no compartimos sus políticas, no tenemos por qué sacrificar los intereses de la lucha antiimperialista solo porque esta gente no quiere comprender que nuestro territorio no puede ser su refugio o desaguadero. Si no terminan de hacer la revolución, entonces no pretendan crear dificultades a quienes la están haciendo.

* Periodista.

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