Venezuela: ¡Qué difícil es imaginar un escenario sin Chávez!

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Aram Aharonian

Pese a que muchos opositores albergaron la esperanza de que el presidente Hugo Chávez no volviera a ejercer el poder, las aguas parecen hoy ir tomando un cauce más sereno en  una Venezuela bicentenaria, en la que la gran interrogante que signa el futuro es si el mandatario estará en condiciones de presentarse a la reelección el año próximo.

¿Qué hacemos sin Chávez, si en los últimos 12 años él ha llevado el peso de todas las elecciones?, se pregunta bolivarianos y opositores, unos más calmados y los otros desilusionados, porque un eventual panorama preelectoral con Chávez ausente abre espacios de esperanza para la oposición y reafirma la necesidad de demostrar que su única carta unitaria no es el odio a lo que el presidente representa.

Las apariciones “moderadas” del líder bolivariano en los primeros días tras su retorno, han aplacado las versiones tremendistas y a veces hasta disparatadas de la oposición. De todas formas, para el director del diario Últimas Noticias, Eleazar Díaz Rangel, es “impronosticable” evaluar un escenario político sin la presencia del presidente Chávez, producto de la vía electoral y un problema extremadamente difícil, grave y complejo para el nuevo gobierno.

El veterano periodista habla de dos escenarios para un eventual gobierno no bolivariano: tendrá más de la mitad de las gobernaciones en contra y a Chávez y su capacidad de convocatoria de la gente, en la oposición.

José Vicente Rangel, abogado, periodista, y quien fuera canciller, ministro de Defensa y vicepresidente, afirma que “no cabe dudas que Chávez está enfermo, pero no grave, aun cuando sectores de la oposición lo pongan en duda. El tumor que le sacaron estaba encapsulado. Sé que el cáncer que tiene no es de colon y que por el momento no va a necesitar quimioterapia”.

Pero lo que no cabe duda es que la enfermedad de Chávez se trasladó al cuerpo social. No se puede obviar lo que significa como líder del proceso bolivariano y la referencia obligada para la oposición a ese proceso. Es  el líder –el único referente- de todo el país. En las últimas semanas, la enfermedad le colocó un halo y subrayó el miedo de sus seguidores a perderlo. De ser nuevamente candidato, su campaña obviamente explotará esos elementos y será beneficioso para los resultados.

La socióloga Mariclén Stelling explica que “Es omnipresente, ha ocupado todos los espacios de la vida nacional: no sólo el político, sino también el económico, el religioso, el amoroso y permea hacia el ámbito latinoamericano y mundial. Chávez es el objeto amado y el objeto odiado. Su repentina fragilidad descolocó a todo el espectro político. Es una etapa de orfandad política para todos”.

“Yo diría que el liderazgo de Chávez va más allá: es un liderazgo telúrico. Muchos lo comparan con el peronismo o con el gaitanismo. Yo digo que el chavismo tiene un rasgo muy importante: su definición política, haber metido el socialismo en Venezuela y convertirlo hoy en una corriente con peso específico”, resalta José Vicente Rangel.

“El Presidente es un gran comunicador, de una altísima credibilidad. La riqueza más importante del gobierno, en el área comunicacional, son los mensajes presidenciales”, insiste  Díaz Rangel. Pero en los últimos años, el Presidente había perdido la capacidad o tal vez la necesidad de comunicarse con sus seguidores, se había distanciado afectivamente por desgaste, por burocratización del proceso.

“Había unas grandes mediaciones entre el Presidente y el pueblo, una suerte de anillos que lo rodeaban y lo habían distanciado. Ahora ha rescatado ese contacto, se comunica desde la luz y la esperanza, no desde el oscurantismo, como él mismo lo dijo. Eso es importante porque hay como otra especie de “por ahora”. Hay una renovación de las esperanzas y de recuperación del compromiso inicial”, afirma Stelling.

Sin duda, la presencia mediática de Chávez, quizá necesaria para la conducción del proceso, a veces saturaba y desgastaba a su gobierno. Hoy no se sabe cómo se va a sustituir esa presencia. Surgirán nuevos vacíos comunicacionales y, por qué no, también  gerenciales.

Obviamente, no podrá seguir ofreciendo sus maratones de ocho horas hablando en cualquier acto. En este nuevo formato deberá aprender a delegar. “Ya no estará hasta en la sopa (…) lo cual significa compartir el poder un aprendizaje de su equipo y del pueblo, una adaptación difícil porque la revolución ha sido de un solo hombre y no de un equipo. Esto ha servido hasta el momento en que ese solo hombre se enfermó y nos agarró desprevenidos. Eso hay que subsanarlo rápidamente”, dice Stelling.

¿Y si Chávez no está en condiciones físicas de otra por un  nuevo mandato? La coincidencia es en torno a dos opciones: la dedocracia (que Chávez elija a dedo al candidato, como lo ha hecho en muchas otras ocasiones) o que se realice un proceso selecivo a través del PSUV, que deberá demostrar que es má que una maquinaria electoral

“Claro, cualquier sucesor de Chávez, en el supuesto de que él no se presente, carecerá, igual que el candidato de la oposición, de las características carismáticas del Presidente, porque un liderazgo así no se compra en la botica, no es endosable”, señala Díaz Rangel.

José Vicente Rangel, por su parte, insiste en que no es cierto que “sin Chávez no haya chavismo, ya que a lo largo de estos años se han formado cuadros muy importantes como Elías Jaua, Rafael Ramírez, Nicolás Maduro. Las mujeres, por ejemplo…”. El veterano político, tres veces candidato presidencial, señala que “Nada en la vida es irreversible. Todo depende de cómo marche el proceso. A lo mejor se comete un cúmulo de errores que podría plantear la reversibilidad del proceso. Pero por ahora, no se ve que eso vaya a pasar”.
 

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