Venezuela y las mareas del golpismo

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Néstor Francia.*

Al atentar contra un símbolo mítico muy apreciado por el pueblo larense y también por los de otras regiones del país, se pretende abonar a la matriz artificial de ingobernabilidad, violencia incontrolable y caos social que promueven los conspiradores, además de adjudicar los hechos a factores vinculados al movimiento revolucionario e inclusive al Gobierno ¿Qué interés podría tener nuestro gobierno en realizar actos vandálicos como estos? Eso sería un “auto-suicidio”, como dijo alguna vez el difunto Carlos Andrés Pérez.

Todos los indicios señalan que las acciones terroristas contra imágenes religiosas son obra de la ultraderecha. En ese sentido, valen las palabras del diputado socialista Juan Carlos Alemán (imagen de apertura), quien aseguró que tales acciones están dirigidas a desestabilizar el gobierno de Chávez.

Por lo tanto es una hipótesis cien por ciento descartable la que pretetende enlodar al gobierno en semejante salvajada. Ante las palabras de Alemán, sustentadas por lo que se llama en Derecho “indicio de interés” (¿a quién le interesa ese vandalismo?), el diputado adeco Edgar Zambrano escurrió el bulto pidiendo a los demás que no hagan lo que ellos mismos, los opositores, y su canalla mediática hacen a menudo: señalar móviles y culpables sin ningún indicio, mucho menos investigación o prueba.

Zambrano afirmó que “No podemos cometer ningún desliz que pueda acrecentar estos síntomas de violencia… Nadie puede en este momento endosarle la responsabilidad a ningún particular; es riesgoso para la paz de los venezolanos contribuir a generar matrices de opinión que pueden generar confrontación entre hermanos”. Esta declaración “angelical” contrasta con las primeras declaraciones de Henry Falcón, en las cuales insinuó (en estos casos, pocas veces hablan de manera directa o dando la cara) que la autoría de los atentados es obra del Gobierno.

Pero también el arzobispo de Mérida, Baltasar Porras, a quien Chávez una vez, con toda razón, llamó “adeco con sotana”, sembró lo suyo, al afirmar que las agresiones a las imágenes religiosas, son parte de una “escalada” que se viene dando hace algunos años, y de manera ladina agregó que “La Divina Pastora atrae a los larenses, estos símbolos traen paz, cercanía y esperanzas, los quieren destruir para crear otros nuevos que giran alrededor de la violencia y la muerte”.

Modelando la violencia futura

Solo basta ahondar un poco en este lenguaje para notar que este fariseo se refiere al gobierno revolucionario. Por eso sería tan importante que se diera con los verdaderos culpables y se desentramara esta urdimbre derechista. Porque además los ataques contra esas imágenes religiosas son una prefiguración de lo que vendrá. La derecha no se parará ante nada ni tendrá ningún tipo de escrúpulos en su intención de adelantar el “Plan 2012” y dar al traste con el proceso revolucionario.

Precisamente, ayer los estudiantes fascistas, en desesperación ante la poca respuesta de las masas a sus acciones minoritarias, trataron de montar su primera guarimba en el centro de Caracas. Con el presidente sionista de la FCU-UCV, Diego Sharifker (derecha), a la cabeza trancaron la céntrica y muy transitada avenida Baralt, alegando una supuesta demora de funcionarios de la magistratura (realmente fueron atendidos) ante su “protesta”. Esto va a seguir sucediendo e irá en incremento.
    
El presidente Chávez señaló ayer que quienes han tratado de minimizar la agresión de EEUU a PDVSA le hacen el juego a la agresión misma. Con su acostumbrada aguda perspicacia, afirmó: “Quien diga que esto no tiene importancia porque no golpea el corazón de nuestra empresa petrolera, es como que yo le largue un disparo a Rafael Ramírez y no le pegue. No tiene importancia porque no le pegó”.

Por supuesto que la agresión imperial no tiene como objetivo central el aspecto económico, sino el político. Se trata de criminalizar a Venezuela y reforzar la matriz de que somos un país forajido que apoya el terrorismo, con la finalidad de seguir creando las condiciones subjetivas para una agresión cuando la consideren necesaria, tal como lo han hecho en los casos de Irak, Libia y ahora Siria, todos países petroleros como el nuestro.

Entretanto, los escuálidos muestran cada vez más su verdadero rostro y adelantan un ataque feroz contra nuestra empresa petrolera, tratando de contribuir a dañar su imagen, haciendo así un especial favor a los intereses imperiales. Todas sus apariencias de “rechazo” a las sanciones se van diluyendo en su ignominia. Ya hablamos de la caricatura de Zapata del pasado sábado, a lo cual se une el tránsfuga Teodoro Petkoff, un verdadero adalid de la derecha y de la canalla mediática en Venezuela, quien ya lleva dos días seguidos enfilando los cañones de sus editoriales en Tal Cual contra PDVSA, apelando a titulares que no esconden sus intenciones: ayer, “La banda de PDVSA” y hoy, “Pudrevesa”.

Estos canallescos personajes tratan de amortiguar los efectos de la rápida y multitudinaria movilización de los trabajadores de la estatal petrolera, acompañados por amplios sectores del pueblo. Por eso Chávez es justo cuando dice que “Es inconcebible que alguien en nuestro país trate de restar importancia a la agresión que viene del imperio”.

Muy oportuna la intervención de la diputada del PSUV Cilia Flores el día de ayer, en la cual exhortó al Ministerio Público a profundizar la investigación de la muerte de tres detenidos en los calabozos del CICPC, a la vez que pidió autorización al Parlamento para que la Comisión de Política Interior continúe en la investigación del caso en paralelo: “Pido en el pleno de esta plenaria que continuemos nosotros (la Comisión de Política Interior) con la investigación, y exhortar al Ministerio Público para que vaya a fondo y se establezcan las responsabilidades del caso”.

La situación de estos cuerpos policiales heredados de la Cuarta República, con todos sus vicios e iniquidades, sigue siendo una rémora del Estado venezolano. Buena parte de los funcionarios de cuerpos como el CICPC y la DISIP fue formada en los parámetros de los gobiernos puntofijistas y son duchos en distintas violaciones de derechos humanos y a veces conforman mafias de diverso pelaje. Por supuesto es una situación para nada fácil de resolver, pues en el caso de las dos fuerzas policiales mencionadas, muchos de sus efectivos tienen pericias técnicas que no pueden ser sustituidas de la noche a la mañana, pero de todas formas habrá que seguir adelantando, y profundizar, la separación del grano de la paja, para contar con cuerpos policiales dignos de un Gobierno socialista.

No se trata, simplemente, de unos funcionarios puntuales que presuntamente han torturado a unos detenidos, e inclusive ocasionado su muerte, sino de algo más profundo y delicado, que atañe a la moral y a la formación de los funcionarios policiales, y ante lo cual no podemos mirar para otro lado. La creación de la Policía Nacional Bolivariana y de la Universidad de la seguridad son pasos importantes en ese sentido, pero el problema planteado está lejos de ser resuelto a cabalidad.

Honduras, un debate honorable

En Honduras surgen contradicciones en el movimiento popular en torno al reingreso de ese país a la OEA. Una voz muy respetable y autorizada del Frente de Resistencia, Juan Barahona, se ha expresado en ese sentido y ha dicho que “No creemos en los golpistas, son unos mentirosos, dicen una cosa y hacen otra. Mientras no veamos el cumplimiento del acuerdo no podemos confiar en ellos”, y añadió que el inminente ingreso de Honduras a la organización continental representa “olvidar esos acuerdos de la mediación y dejar el golpe de Estado en la impunidad. Los golpistas deben sentir la presión internacional”. Barahona explicó que Zelaya “no conoce el sentir de los movimientos de base”.

La lucidez y el coraje demostrados por Barahona en el proceso hondureño hacen que sea imposible poner de lado sus palabras, las cuales se inscriben en un interesante debate. Por nuestra parte, debemos recordar que el Frente, y personalmente Barahona, celebraron el acuerdo y brindaron un gran recibimiento a Zelaya. Ellos mismos han catalogado al acuerdo como una victoria popular. Pero es claro que ese acuerdo fue producto de una negociación, en la cual se sabía desde el principio que el tema del reingreso de Honduras a la OEA estaba presente.

En una negociación política exitosa, al final todas las partes hacen concesiones, por lo que las bondades de la misma deben ser vistas en el contexto general y en el tipo de beneficio que genera a cada una de las partes. Seguimos pensando que esta negociación fue favorable sobre todo para el movimiento popular de hondureño. Por otro lado, si en una negociación sale totalmente beneficiada solo una de las partes, entonces no estamos hablando de negociación sino de capitulación, y en la actual situación de la correlación de fuerzas en Honduras, ni el golpismo ni la resistencia están en condiciones de exigir la capitulación de alguien.

De todas formas, estamos ante un debate de posiciones entre personajes y sectores honorables, por lo que habrá que seguir su desarrollo.

* Periodista.

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