Violencia Contra la Infancia (V). – AUNQUE DISMINUYE ESTÁ EN TODAS PARTES

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Aparecida en la revista Piel de Leopardo, integrada a este portal.

El carácter único de los niños su potencial y vulnerabilidad, su dependencia de los mayores, hacen imperativo que tengan protección contra la violencia. El primer estudio exhaustivo y de conjunto llevado a cabo este año (2006) por las Naciones Unidas sobre todas las formas de violencia contra los niños, realizado por el profesor Paulo Sergio Pinheiro, experto independiente designado por el secretario general, presenta un cuadro general de la crueldad contra los niños al tiempo que proporciona recomendaciones para prevenir y dar repuesta a este problema.

foto Suministra, además, información sobre la incidencia de los diversos tipos de barbarie ejercida contra los chiquillos en la familia, las escuelas, las instituciones alternativas de acogida y los centros de detención, los lugares donde trabajan.

La investigación se elaboró de manera participativa, con consultas a nivel regional, subregional y nacional, reuniones temáticas con expertos y visitas sobre el terreno. Es asimismo el primer análisis de conjunto realizado de manera directa y constante con los niños. Éstos han participado en todas las juntas regionales que se llevaron a cabo en relación con la indagación, y describieron de modo elocuente la violencia que sufren y sus propuestas para ponerle fin.

La barbarie contra los niños es multidimensional y exige una respuesta multifacética. Este estudio combina la perspectiva de los derechos humanos, la salud pública y la protección del niño y contó con la colaboración de expertos de diversos campos. Ha aprovechado también el creciente volumen de documentos científicos que examinan las causas, consecuencias y posibilidades de prevenirla.

Proteger a los niños es un asunto urgente. Han sufrido durante siglos la violencia de los adultos sin ser vistos ni oídos. Ahora que las consecuencias están comenzando a ser más conocidas, es necesario prevenirla y salvaguardarlos de manera eficaz, como lo exige su derecho incuestionable.

El Estudio de las Naciones Unidas hace suya la definición de “niño” recogida en el artículo primero de la Convención de los Derechos del Niño: “Todo ser humano menor de 18 años de edad, salvo que, en virtud de la ley que le sea aplicable, haya alcanzado antes la mayoría de edad”.

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La definición de violencia es la del artículo 19 de la Convención: “toda forma de perjuicio o abuso físico o mental; descuido o trato negligente, malos tratos o explotación, incluido el abuso sexual”. Igualmente, utiliza la definición señalada en el Informe mundial sobre la violencia y la salud (2002): “el uso deliberado de la fuerza física o el poder, ya sea en grado de amenaza o efectivo, contra un niño, por parte de una persona, o un grupo, que cause o tenga muchas probabilidades de producir perjuicio efectivo o potencial a la salud del niño, a su supervivencia, desarrollo o dignidad”.

Investigación a fondo

Para preparar este estudio, el profesor Pinheiro estableció un proceso participativo que incluyo consultas regionales en el Caribe, Asia meridional, África occidental y África central, América Latina, América del Norte, Asia oriental y el Pacifico, el Oriente Medio y África del Norte, Europa y Asia central, África oriental y África meridional; ministros y funcionarios de los gobiernos, parlamentarios, representantes de organizaciones regionales y otras organizaciones intergubernamentales y de entidades dependientes de las Naciones Unidas, Organizaciones No Gubernamentales, instituciones nacionales de derechos humanos, otros sectores de la sociedad civil, entre ellos instituciones religiosas, y niños.

Los chiquillos participaron en todas las deliberaciones regionales y realizaron aportes y recomendaciones para el análisis de las reuniones que se celebraron antes de cada consulta regional.

La Organización Internacional del Trabajo (OIT), la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito y la división para el Adelanto de la Mujer del Departamento de Asuntos Económicos y Sociales. La alianza Internacional Save The Children, realizó una contribución especial, junto con el UNICEF y otros participantes, como asesora y facilitadora de la participación de los niños en la investigación, especialmente en las juntas regionales.

La preparación de la investigación fue un estimulo para la acción y dio lugar a actividades de seguimiento. En el Oriente Medio y África septentrional, el Comité Directivo originariamente para la consulta se transformó en un mecanismo regional de seguimiento y ha pasado a incluir entre sus miembros a representantes de los gobiernos locales, además de reforzar la función de la Liga Árabe. Se estableció a nivel ministerial el Foro del Asia meridional para poner fin a la violencia contra los niños, un organismo intergubernamental con representación de todos los países, cuya secretaria ostenta el Pakistán durante los dos primeros años.

De acuerdo con los compromisos expresados en la consulta de Liubliana, el Consejo de Europa puso en marcha el programa Construyendo Europa para y con los niños, en abril de 2006, con el objetivo de proporcionar a los Estados asistencia normativa y técnica para poner fin a la violencia contra los niños y servir como instrumento de seguimiento del estudio.

En mayo de 2006, los infantes que habían tomado parte en las consultas regionales se reunieron en Nueva York par afianzar las recomendaciones para futuras acciones que se habían formulado en esas juntas y otras reuniones.

foto“El estudio ha creado grandes expectativas, especialmente entre los niños, que esperan que se convierta en catalizador para el cambio real y duradero”, señala Paulo Sérgio Pinheiro.

El problema y su dimensión

Hace mucho tiempo que se tiene noticias de la existencia de castigos crueles y humillantes, de la mutilación genital de las muchachas, de la desatención, del abuso sexual, del homicidio y de otras formas de violencia contra los niños, pero hasta hace poco no se había puesto de manifiesto la gravedad y la urgencia de este problema mundial.

La violencia contra los niños se presenta bajo diversas formas y depende de una amplia gama de factores, desde las características personales de la victima y el agresor hasta sus entornos culturales y físicos. Sin embargo gran parte del terror ejercido contra los infantes permanece oculto por muchas razones.

Una de ellas es el miedo. Muchos niños tienen pánico de denunciar los episodios de maltrato que sufren. En numerosos casos los padres, que deberían protegerlos, permanecen en silencio si el atropello lo efectúa su cónyuge u otro miembro de la familia, un integrante de la sociedad más poderoso que ellos –por ejemplo un jefe, un policía o un dirigente de la comunidad–.

El temor esta estrechamente relacionado al estigma que a menudo va unido a las denuncias de barbarie sobre todo en los lugares en que el “honor” de la familia se sitúa por encima de la seguridad y el bienestar de los niños. En particular, la violación y otras formas de violencia sexual pueden acarrear el ostracismo, o la muerte.

La aceptación social de la violencia es también un factor importante: tanto los niños como los agresores pueden aceptar la violencia física, sexual y psicológica como algo inevitable y normal. La disciplina ejercida mediante castigos físicos y humillantes, intimidación y acoso sexual con frecuencia se percibe como algo normal, especialmente cuando no produce daños físicos “visibles” o duraderos.

La falta de una prohibición legal explícita del castigo corporal es muestra de ello. Según la Iniciativa Global para acabar con todo castigo corporal hacia niños y niñas, al menos 106 países no impiden el uso del castigo corporal en la escuela. 147 naciones no lo prohíben en los establecimientos alternativos de acogida y hasta ahora sólo 16 países lo han vedado en el hogar.

La violencia pasa inadvertida también porque no existen vías seguras o fiables para que los niños o los adultos la denuncien. En algunos lugares del mundo la gente no confía en la policía, los servicios sociales u otras autoridades; en otros, sobre todo en las zonas rurales, no hay funcionarios accesibles a los que se pueda acudir.

En los casos en que se recopilan antecedentes, no se recogen siempre en forma completa, coherente o transparente. Concretamente, se dispone de pocos datos sobre la violencia en instituciones de acogida y dependencias de detención, ya que aunque los incidentes estén documentados, la mayoría de las instituciones no está obligada a registrar y dar a conocer tal información, ni siquiera a los padres de los niños afectados.

Panorama global

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Los datos recopilados indican que si bien en algunos casos los episodios de violencia son inesperados y aislados, la mayoría de los acto inhumanos que sufren los niños los realizan personas adultas que forman parte de sus vidas: padres, compañeros de clase, profesores, empleadores, novios o novias, los propios conyuges o la segunda pareja de éstos.

La Organización Mundial de la Salud ha calculado, basándose en un número limitado de datos a nivel nacional, que alrededor de 53.000 niños murieron en todo el mundo como consecuencia de homicidios en el año 2002.

En documentos elaborados por numerosos países de todas las regiones del orbe se señala que entre un 80% y un 98% de los niños sufren castigos corporales en el hogar y que un tercio o más de ellos reciben penas físicas muy graves aplicadas con utensilios.
Basándose en datos de un amplio abanico de países en vías de desarrollo, la encuesta mundial de salud realizada en las escuelas señaló recientemente que entre el 20% y el 65% de niños en edad escolar dijo haber sufrido acoso físico o verbal durante los 30 días anteriores a la encuesta. El asedio entre compañeros es frecuente también en los países industrializados.

La Organización Mundial de la Salud calcula que 150 millones de chicas y 73 millones de chicos menores de 18 años tuvieron relaciones sexuales forzosas o sufrieron otras formas de violencia sexual con contacto físico en 2002.

De acuerdo con los cálculos de la OMS entre 100 y 140 millones de niñas han sufrido algún tipo de mutilación/corte genital. Los cómputos aproximados publicados por el UNICEF en 2005 indican que el África subsahariana, Egipto y el Sudán cada año tres millones de muchachas y mujeres son sometidas a mutilaciones/cortes genitales.

Estadísticas del año 2004, de la Organización Internacional del Trabajo, señalan que 218 millones de niños realizaban ocupaciones peligrosas. Los registros en el año 2000 indican que 5.7 millones efectuaban trabajos forzosos o en condiciones de servidumbre. 1.8 millones laboraban en la prostitución y la pornografía y 1.2 millones eran víctimas de la trata de niños. Sin embargo, comparando estos números con los publicados en 2002, la incidencia de trabajo infantil ha disminuido en un 11% y la cifra de niños ocupados en trabajos inseguros se ha reducido en un 25%.

El grado de desarrollo económico, el nivel social, la edad, el sexo y el género son algunos de los muchos factores relacionados con el riesgo de la violencia. Los cálculos de la OMS indican que en el año 2002 la tasa de homicidios de chicos fue el doble en los países de bajos ingresos que en los de altos ingresos (2.58 frente a l.21 por cada 100.000 habitantes).

Las tasas mas altas de muerte infantil se dan en los adolescentes, especialmente en los varones de 15 a 17 años (3.28 en el caso de las niñas, 9.06 en el de los niños) y en los más pequeños entre 0 y 4 años (l.99 en el caso de las niñas y 2.09 en el de los niños).

Algunos informes indican que los niños pequeños corren el mayor riesgo de sufrir violencia física, mientras que la sexual afecta principalmente a los que han alcanzado la pubertad o la adolescencia. Los chicos corren mayor riesgo de sufrir violencia física que las chicas, mientras que las niñas están más expuestas a sufrir violencia sexual, abandono y prostitución forzosa. Los modelos socioculturales de conducta y los estereotipos de comportamiento, así como los factores socioeconómicos tales como el nivel de ingresos y el nivel educativo tienen gran importancia.

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Análisis a pequeña escala ponen de manifiesto que ciertos grupos de niños son especialmente vulnerables a la violencia. Entre ellos se cuentan los discapacitados, los que pertenecen a minorías y otros grupos marginados, los “niños de la calle” y los que se encuentran en conflicto con la ley, así como los refugiados y desplazados.

Las crecientes desigualdades en el nivel ingresos, la globalización, la migración, la urbanización, las amenazas a la salud, en especial la pandemia VIH/SIDA, los avances tecnológicos y los conflictos armados influyen en el modo en el que se trata a los niños. Hacer frente a estos retos y lograr metas convenidas a nivel internacional, como por ejemplo, los objetivos del Desarrollo del milenio, ayudarían a eliminar la violencia contra los niños.

Hay factores que pueden prevenir o reducir las posibilidades de que se produzca la violencia. Esta claro que las unidades familiares estables pueden ser importantes fuentes de protección para los niños en todos los entornos.

El buen desempeño de la paternidad y maternidad, el desarrollo de vínculos afectivos entre padres e hijos y una disciplina afirmativa y no impetuosa son algunos de los factores que suelen favorecer la protección de los niños, tanto en el hogar como en otros entornos. Algunos de los factores proclives a resguardar a los niños de violencia en la escuela son las normas generales y planes de enseñanza eficaces, que fomenten actitudes y comportamientos no violentos y no discriminatorios.

Se ha demostrado que los altos niveles de cohesión social tienen un efecto protector contra la violencia en la comunidad, aun cuando otros factores de riesgo están presentes.

Investigaciones recopiladas por la OMS identifican varios elementos que parecen facilitar la recuperación de los niños que han sufrido violencia. Entre estos factores se encuentra el firme apego del chiquillo hacia algún miembro adulto de la familia, altos niveles de atención por parte de los padres durante la infancia, una relación calida y de apoyo con un progenitor no maltratador, así como las relaciones de apoyo con compañeros que no estén envueltos en abuso de sustancias adictivas o comportamiento delictivo.

Aunque la violencia puede tener diversas consecuencias para los niños según sus características y su nivel de gravedad, sus repercusiones a corto y largo plazo son con frecuencia serias y perjudiciales, Puede provocar una mayor susceptibilidad a sufrir problemas sociales, emocionales y cognitivos durante toda la vida y a presentar comportamientos perjudiciales para la salud, como por ejemplo el abuso de sustancias adictivas o la iniciación precoz en la actividad sexual.

foto Entre las dificultades de salud mental y los inconvenientes sociales relacionados con la violencia se encuentran la ansiedad y los trastornos depresivos, las alucinaciones, el desempeño deficiente de las tareas profesionales, las alteraciones de la memoria y el comportamiento agresivo.

La exposición temprana a la intimidación esta relacionada con el desarrollo posterior de enfermedades pulmonares, cardiacas y hepáticas, de transmisión sexual y con el aborto espontáneo, así como con el comportamiento violento en el seno de la pareja y los intentos de suicidio en etapas posteriores de la vida.

El informe señala que se dispone de poca información sobre los costos mundiales de la violencia contra los niños, sobre todo en los países en desarrollo. Sin embargo las diversas consecuencias a corto y largo plazo hacen pensar que tiene unos costos económicos considerables para la sociedad. Se calcula que en 1996 sólo en los Estados Unidos los costos financieros ligados al maltrato y abandono a los niños fueron de US$ 12.400 millones.

Bibliografía consultada

– Informe del experto independiente de las Naciones Unidas.
– Material de laOrganización Mundial de la Salud.
– Material de la Organización Internacional del Trabajo.

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* Periodista. El artículo anterior de esta investigación puede leerse aquí, donde se encontrarán los enlaces para los capítulos anteriores de esta exhaustiva investigación.

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