Violencia doméstica (III) – ENTRE LA SALUD Y LA FE, LA MUERTE

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Aparecida en la revista Piel de Leopardo, integrada a este portal.

Un estudio pionero sobre la violencia doméstica, realizado por la Organización Mundial de la Salud en noviembre de 2005, revela que es generalizada en el ámbito mundial, con peligrosas consecuencias sanitarias, por lo que se debe manejar como un grave problema de salud pública.

El primer análisis de la OMS pone demanifiesto que violencia la ejercida por la pareja es la forma de intimidación más común en la vida de las mujeres, mucho más que las agresiones o violaciones perpretadas por extraños o simples conocidos. En la investigación se describen las gravísimas consecuencias para la salud y el bienestar de las mujeres que tiene –en todo el mundo– la crueldad física y sexual ejercida por su marido o pareja, y se exponen los niveles de ocultamiento que rodea este tipo de barbarie en nuestros días.

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“Este estudio demuestra que las mujeres están más expuestas a la crueldad en el hogar que en la calle, lo que tiene graves repercusiones”, afirmó el doctor Lee Jong-wook, director general de la OMS, en el acto de presentación del estudio celebrado en Ginebra en 2005. “También pone de relieve la importancia de sacar a la luz en todo el mundo la violencia doméstica y tratarla como un grave problema de salud pública”.

El informe titulado Salud femeninay violencia doméstica contra las mujeres se basa en entrevistas con más de 24.000 mujeres en zonas rurales y urbanas de 10 países –Bangladesh, Brasil, Etiopía, Japón, Namibia, Perú, Samoa, Montenegro, Tailandia y la República Unida de Tanzania–. En él se formulan una serie de recomendaciones para que las instancias políticas y el sector de salud adopten medidas para reducir el costo humano en diversos programas sociales.

La estadística revela que entre una cuarta parte y la mitad de las mujeres físicamente agredidas por su pareja afirmaron haber sufrido lesiones corporales como consecuencia directa de ello. Además, la probabilidad de que una mujer padeciera mala salud, problemas orgánicos o mentales era dos veces superior en las maltratadas, incluso cuando los episodios de violencia se remontaran a varios años atrás. Entre los problemas de salubridad figuran las ideas o tentativas de suicidio, trastornos mentales y síntomas físicos, como dolores, mareos o leucorrea. La muestra se llevó a cabo encolaboración con la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres, la organización no gubernamental PATH y establecimientos de investigación y asociaciones de mujeres de los países participantes.

“Es sorprendente cuan uniformes resultan, según la encuesta de la OMS, las consecuencias sanitarias de violencia de pareja, no sólo en un mismo país sino también en naciones distintas”, observó la doctora Charlotte Watts, de laEscuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres y miembro del equipo principal de científicos que realizo el estudio. “Todo indica que la violencia de la pareja tiene efectos sobre la salud y el bienestar de las mujeres con independencia del lugar donde vivan, del carácter más o menos violento de su entorno y de su horizonte cultural y económico”.

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Embarazo y golpizas

Se conoce que la violencia doméstica influye en la salud sexual y reproductiva de las mujeres y puede entrañar un mayor riesgo de infecciones de transmisión sexual, entre otras el VIH. Los testimonios de las mujeres física y sexualmente atropelladas, aludieron a la promiscuidad de su pareja y a su negativa autilizar preservativos. Asimismo las probabilidades de haber tenido al menos un aborto, espontáneo o provocado, eran más elevados entre las mujeres que reconocieron padecer violencia física o sexual por parte de su pareja.

Aunque suele pensarse que el embarazo es un periodo en que la mujer debe ser protegida, en la mayoría de las localidades del estudio entre un 4% y un 12% de las que habían estado encintas declararon haber sido golpeadas durante ese tiempo –en más del 90% de las veces por el padre del niño por nacer– y entre un cuarto y la mitad de ellas recibieron puntapiés o puñetazos en el abdomen.

Para los responsables políticos el mayor problema es que el agravio siga envuelto en un manto de silencio. Al menos un 20% de las mujeres que referían malos tratos físicos no se lo habían dicho a nadie antes de ser entrevistadas. Y a pesar de las consecuencias sanitarias que ello puede acarrear, muy pocas dijeron haber solicitado ayuda a servicios públicos, como los de policía y salud, o a personas investidas de autoridad, en lugar de lo cual prefirieron recurrir a amigas, vecinas o parientes. Las que buscaban ayuda oficial tendían a ser vejadas con más violencia.

“Este es el primer ensayo sobre el asunto realizado en Tailandia y nos ha ayudado a entender mejor el grado de violencia que sufren las mujeres ennuestro país”, declaro la doctora Churnrurtai Kanch, de la Universidad Mahidol, que integró el equipo de la investigación en ese país. “Las conclusiones nos ayudaron a elaborar un plan nacional para eliminar la violencia contra mujeresy niños.

En el informe se recomienda un conjunto de medidas indispensables para modificar los comportamientos y acabar con las desigualdades y normas sociales que perpetúan los malos tratos. También se aconseja integrar planes de prevención de la violencia en las iniciativas que ya están en marcha dedicadas a la infancia y la juventud, el VIH/SIDA y la salud sexual y reproductiva.

Es necesario formar a los prestadores de servicios de salud para que reconozcan a las victimas de la violencia doméstica y obren en consecuencia. Las ayudas de atención prenatal, planificación familiar y asistencia post-aborto son posibles cauces para atender y apoyar a esas mujeres y derivarlas a otros servicios. Hay que hacer de la escuela un lugar seguro, reforzar los sistemas de apoyo a las víctimas y poner en marcha programas deprevención. El conocimiento de la opinión pública en torno a este flagelo es un elemento de crucial importancia.

“Es posible prevenir la violencia doméstica. Gobiernos y comunidades deben movilizarse para combatir este extendido problema de salud pública», afirmó la doctora Claudia García Moreno, de la OMS y coordinadora del estudio, quien indicó: “La OMS proseguirá su labor de sensibilización respecto a la violencia y a la importante función que puede cumplir la salud pública para abordar sus causas y consecuencias. A escala mundial, debemos ante todo impedir que se produzcan actos brutales y prestar ayuda y apoyo a las mujeres ultrajadas por su pareja”.

La campaña mundial de prevención de la violencia de la Organización Mundial de la Salud ayuda a los gobiernos a definir programas integrales de prevención para atajar las diversas formas de violencia, incluida la doméstica.

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Cómo se determina la violencia

Respecto de la violencia física, la OMS, preguntó a las mujeres si alguna vez su pareja, ya fuera la actual o la anterior, había hecho alguna cosa de las siguientes:

– abofetearla o lanzarle algún objeto hiriente o empujarla
– golpearla con el puño o un objeto que pudiera provocarle lesiones
– -arrastrarla, pegarle puntapiés o una paliza
– asfixiarla o quemarla a propósito
– amenazarla con una navaja, pistola u otra arma, o utilizar efectivamente un arma contra ella

Respecto a la violencia sexual, se definió ésta como la que se produce cuando una persona:

– se ve forzada físicamente a mantener relaciones sexuales contra su voluntad
– mantener relaciones sexuales por temor a lo que le pueda hacer su pareja
– es obligada a realizar alguna actividad sexual que encuentre degradante o humillante.

Detalles de algunas entrevistas del estudio de la OMS

“Durante mucho tiempo he sufrido y he tenido que tragarme todo el dolor. Por eso estoy siempre yendo al médico y tomando medicamentos. Nadie debería hacer estas cosas”. Mujer entrevistada en Serbia y Montenegro.

«Consiguió una pistola, no se cómo. Y decía a las chicas: ‘Voy a matar a tu madre… Cuando amanezca tú madre estará muerta aquí mismo’. Yo cerraba con llave la habitación y dormía con un perro, mi perro, para que no me matara». Mujer entrevistada en Brasil.

“Me golpeo en el vientre y me hizo perder dos niños, gemelos o mellizos, no lo sé. Sangraba mucho cuando fui al hospital de Loayza, y allí me limpiaron». Mujer entrevistada en Perú.

Primera causa de muerte

La violencia del marido, compañero, novio o padre, es la primera causa en el mundo de muerte e invalidez permanente entre las mujeres de 16 a 44 años, de acuerdo al informe del Consejo Europeo difundido por el Observatorio Italiano criminal y multidisciplinario de la violencia de género. Este tipo de actos causa más muertes entre las mujeres de ese grupo de edad que el cáncer, los accidentes de tránsito o la guerra.

“La violencia familiar por parte del compañero es, en Europa y en el mundo, la primera causa de muerte de las mujeres” denunció Gabriella Paparazzo, de la asociación Diffenza Donna, informó el Servicio de Noticias de la Mujer, que señaló:

«Por ejemplo, en Rusia han muerto, en un año, 13.000 mujeres; de ellas, un 75% fue asesinato cometido por el marido”.

El fenómeno de la violencia contra las mujeres no se circunscribe a los países en desarrollo; sino que está presente a lo largo de la cultura judeo-cristiana, donde prevalece una cultura de raíces patriarcales. En Estados Unidos, cada cuatro minutos una mujer es víctima de algún tipo de violencia, mientras que en Suecia una mujer muere cada diez días, explico Paparazzo, para quien se trata de “un fenómeno con profundas raíces culturales”.

Sin embargo, las mujeres tienen dificultades para denunciar los malos tratos, pues “no tienen conciencia de ser víctimas”, según la criminóloga Susana Loriga. En este sentido señaló que no denuncian para “protegerse y defenderse ellas mismas de una realidad que, de otra manera, las destruiría.

EEUU: latinoamericanas maltratadas

El número de mujeres de origen latinoamericano víctimas de maltrato doméstico tras contraer matrimonio con residentes o ciudadanos estadounidenses que además las amenazan con delatarlas a inmigración, ha aumentado notablemente, de acuerdo con Sheryl Cates, directora ejecutiva de la Línea Nacional Directa de violencia doméstica, que manifestó:

“Las (mujeres) indocumentadas soportan con mayor frecuencia el abuso familiar porque sus parejas las atemorizan con entregarlas a las autoridades de inmigración”.

En el plano nacional, en 2005, el volumen de llamadas para denunciar casos de violencia doméstica subió un 15% en comparación con 2004. Para mayo de 2005 se habían recibido 17.767 llamadas en todo el país por este tipo de abuso. Cates sostiene que las mujeres de origen latinoamericano son constantemente víctimas de chantaje por parte de sus esposos, que con tal de obtener lo que quieren de ellas las intimidan con una posible deportación.

“La situación –dice– se agrava porque en ocasiones los hijos de estas mujeres son ciudadanos estadounidenses y por tanto existe el temor adicional de ser separada de sus familias …

“Debido a la creciente magnitud de este problema se han diseñado diversos programas que apoyan a las familias en situaciones de violencia, incluso asociaciones para inmigrantes maltratadas”. Cates precisa que estos centros «ofrecen orientación para que la mujer denuncie el atropello y solicite una visa para permanecer en el país”.

Números. Estadísticas de la National Domestic Violence Hotline (NDVH) indican que en este país cuatro millones de mujeres sufren una agresión grave por parte de su pareja durante un periodo promedio de 12 meses, y más de tres mujeres son asesinadas cada día por sus cónyuges, parejas o novios. Un 92% de las mujeres dice que reducir la violencia doméstica y la agresión sexual debería ser una prioridad en los esfuerzos oficiales hacia las mujeres.

Según la NDVH, una de cada tres mujeres alrededor del mundo ha sido golpeada, forzada atener relaciones sexuales o sometidas a algún tipo de abuso durante su vida. Y esta línea también informa que una de cada cinco estudiantes de preparatoria (instancia educativa entre el secundario y la universidad) reconoce haber sido agredida física o sexualmente por su pareja.

Las jóvenes víctimas de abuso son más propensas a involucrarse en otros comportamientos riesgosos. Tienen una tendencia entre cuatro y seis veces mayor a quedar embarazadas y una propensión entre ocho y nueve veces mayor de intentar suicidarse.

Las mujeres de todas las culturas son igualmente vulnerables a la violencia ejercida por una pareja íntima. El 37% de las que buscaron atención médica, fueron lesionadas por su esposo, pareja o novio, informa NDVH.

Cates hizo énfasis en que las leyes migratorias defienden a estas mujeres, pero mucha de ellas no lo sabe y soportan toda una vida de abusos sin necesidad.

Brasil – São Paulo

“La violencia doméstica es una realidad que está presente en todas las clases sociales e independientemente de la religión que profesen victimarios y víctimas,” afirmó la investigadora social Sonia Regina Maurelli, presidenta de la ONG Casa de Isabel, en el barrio Itaim Paulista, de São Paulo, precisando que de las tres mil mujeres que mensualmente buscan ayuda en esa capital, el 90% son evangélicas:

“Las mujeres evangélicas son más tolerantes y pacientes, y creen en la posibilidad de un cambio profundo de sus maridos (…) Ellas sólo consideran el divorcio en última instancia en caso de adulterio y se las orienta a convivir con sus parejas para no vivir en pecado”.

La investigadora atribuye el alto porcentaje de violencia a la falta de perspectivas, al desempleo, a la utilización abusiva de bebidas alcohólicas y sustancias psicotrópicas que desencadenan un “desajuste en el comportamiento del hombre”. La especialista afirmó que muchos pastores encaminan casos de agresión para tratamiento psicoterapéutico en Casa de Isabel, aunque aún prevalece la frase popular de que “nadie debe meterse en peleas de marido y mujer”.

Las confesiones religiosas deben promover espacios seguros para que las mujeres puedan hablar de sus problemas de orden privado, sostuvo la pastora luterana Elaine Neuenfeldt, profesora de Teología Feminista, al conocer la estadística divulgada por Casa de Isabel.

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Según Neuenfeldt la posición de las iglesias en relación al asunto de la violencia doméstica es muy tímida ante la realidad y el número de las mujeres que la sufren. “¿Cuándo en las iglesias la oración incluye a las mujeres que sufren la violencia?” preguntó, tras destacar que el silencio es una forma peligrosa de lidiar con este asunto. “Si en el ámbito jurídico la violencia doméstica es considerada un delito, en el lenguaje de las iglesias debería ser denominada pecado”, aseveró.

De acuerdo con datos presentados en la Conferencia Nacional de Salud On Line, los costos de la violencia doméstica en Brasil representan una pérdida de 10.5% por ciento de su Producto Interno Bruto. Una investigación de la Sociedad Mundial de Victimología, de Holanda, realizada en 54 países y consultando a 138 mil mujeres, indicó que el 23% de las mujeres brasileñas sufre violencia doméstica.

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* Periodista venezolana.
La entrega anterior de este estudio puede leerse aquí.

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