Pocas horas después de que su hija recogiese el premio Nobel de la Paz en su nombre, la dirigente opositora María Corina Machado aterrizó en Oslo tras abandonar Venezuela de forma “clandestina” y “con el apoyo de Estados Unidos”. Desde la capital noruega, la dirigente opositora prometiò «liberar» Venezuela y alabó las “acciones decisivas” del presidente Trump sobre el país.
“Desconozco si algún gobierno, en este caso de Estados Unidos, tiene un deadline (fecha límite), nosotros vamos hasta el final”, aseguró Machado durante una extensa rueda de prensa. “Las acciones del presidente Trump han sido decisivas para alcanzar el punto en el que nos encontramos, en el que el régimen es más débil que nunca”, dijo con tono firme ante un enjambre de periodistas.
Aunque ni Trump ni Machado mencionan abiertamente una intervención militar, tampoco la descartan cuando se les pregunta de forma explícita. “No estamos involucrados en absoluto en las decisiones u operaciones relacionadas con la seguridad nacional de otros países. Es decir, cada país tiene su propio derecho a la legítima defensa y cuando sienten que su seguridad nacional está en juego, actúan en consecuencia”, aseveró Machado, evitando responder si un ataque estadounidense contra Venezuela era una posibilidad real.
La dirigente opositora defendió que “es necesario aumentar el coste de permanecer en el poder y reducir el coste de abandonarlo”. A su juicio, “solo cuando se haga eso, se derrumbará este régimen, y hacia eso nos dirigimos ahora mismo”.
Machado confirmó que regresará a Venezuela, aunque sin precisar cuándo. Esto pese a que autoridades del Gobierno venezolano la consideran una “fugitiva” y advierten que será juzgada si vuelve al país. “Mi regreso será cuando existan condiciones de seguridad, y no depende de la continuidad del régimen”, afirmó.
Fuentes del chavismo consultadas por Público aseguran que “Estados Unidos intenta construir un relato” para justificar una posible intervención en Venezuela. “Hablan de drogas que no existen y le dan el Nobel de la Paz a la sayona [en referencia a María Corina Machado]”, señalan. “Estamos preparados; toda la estructura está activa para defender la patria”, añaden.
EEUU intensifica su presión por mar y aire
La llegada de Machado a Noruega y sus declaraciones coinciden con una nueva escalada en el Caribe. En las últimas 48 horas, el Ejército de Estados Unidos ha incursionado en el espacio aéreo venezolano yla Marina ha interceptado un supertanquero que transportaba crudo venezolano.
La tarde del 9 de diciembre, dos cazas F-18 de Estados Unidos ingresaron en el espacio aéreo venezolano y sobrevolaron durante 40 minutos el golfo de Venezuela, a unos 150 kilómetros de Maracaibo, capital del estado Zulia.“Continuaremos volando de forma segura, profesional y conforme al derecho internacional para monitorear actividades ilícitas y apoyar la estabilidad en el continente americano”, declaró a la Agencia Anadolu un funcionario estadounidense bajo condición de anonimato. El Ejército venezolano no respondió militarmente.
A todo ello hay que sumar el bloqueo aéreo de facto tras el anuncio realizado por Trump a finales de noviembre, cuando instó a aerolíneas y pilotos a considerar cerrado “en su totalidad” el espacio aéreo venezolano, citando riesgos derivados de la intensificación de la actividad militar y de seguridad en la región y advirtiendo de un escenario peligroso para la aviación civil. Esta declaración, difundida a través de sus redes sociales, ha reducido sustancialmente el tráfico aéreo venezolano.
Pocas horas después del sobrevuelo de los F-18, Donald Trump anunció la incautación de un supertanquero que transportaba crudo venezolano. “Como probablemente saben, acabamos de confiscar un buque petrolero en las costas de Venezuela”, dijo. Afirmó que se trataba de un barco “muy grande, el mayor jamás incautado”. Con este movimiento, la Casa Blanca apunta al núcleo de la economía venezolana: el petróleo.
Estados Unidos argumentó su decisión en el esquema de sanciones que pesa sobre los buques dedicados al comercio de crudo venezolano. Desde hace años, el Gobierno de Maduro se apoya en la llamada “flota fantasma”: petroleros como el incautado, que operan con identidades cambiantes, coordenadas manipuladas y rutas falsas para mover el petróleo sancionado hacia el distante mercado asiático. En ese circuito opaco, China adquiere el crudo venezolano a precios preferenciales, aprovechando los descuentos derivados del riesgo y la clandestinidad del transporte.
La intercepción podría tener un efecto disuasorio adicional sobre la ya complicada principal vía de exportación venezolana. Tras anunciar la captura del buque, Trump dejó entrever que Washington prepara más movimientos en este frente. “Están ocurriendo otras cosas, que verán después, y hablaremos de eso más tarde con otra gente”, afirmó el presidente sin dar más detalles.
Estas acciones se enmarcan en el que ya es el mayor despliegue naval estadounidense desde la Segunda Guerra del Golfo (1990-91).Una concentración de tropas y equipos militares que alimentan las teorías de que la Casa Blanca podría invadir o atacar el territorio venezolano.
En este contexto se ha conocido que durante la noche del jueves el presidente ruso, Vladimir Putin, ha telefoneado a su homólogo
venezolano, Nicolás Maduro, para expresar “su solidaridad con el pueblo venezolano frente a la creciente presión externa”. Rusia, uno de los principales aliados de Caracas en la escena internacional, ha entregado en las últimas semanas varios sistemas de defensa antiaérea Pantsir-S1 y Buk-M2E al Ejército venezolano.
Varios analistas militares coinciden en que, pese al imponente despliegue de medios estadounidenses en la región, una intervención terrestre en Venezuela resultaría extremadamente compleja. Señalan que el país ha dispersado sus sistemas de defensa aérea a lo largo del territorio, lo que dificulta neutralizarlos de forma rápida y simultánea. A ello se suman factores estructurales: la geografía accidentada, con extensas áreas montañosas, selvas densas y llanuras de difícil control; la existencia de un sistema de milicias populares chavistas que amplía el número de actores armados sobre el terreno; y la existencia de una fuerza armada numerosa y ya movilizada ante una “amenaza inminente”.
Todo ello configura un escenario incierto en el que cualquier operación convencional tendría un coste elevado, prolongado y políticamente incierto, lo que explica la preferencia de Washington por presiones económicas, diplomáticas y operaciones puntuales de carácter disuasorio. No obstante, las declaraciones de Trump y Machado alimentan la vía armada y parecen acercarla todavía más.
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