Vivir bajo el fuego

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Néstor Francia.*

Apareció, “casualmente” un informe de Unicef donde se afirma que más de 80.000 niños de edades entre 10 y 15 años trabajan en Venezuela, lo que supone el 2,2 por ciento de la población de esa edad. Estos datos fueron dados a conocer durante la presentación del informe "No más trabajo infantil, una meta posible de alcanzar", realizado por Unicef en colaboración, señaladamente, con un ente privado vinculado a intereses transnacionales, la Fundación Telefónica, en su sede de Caracas.

Son nuevos elementos sumados a la campaña internacional contra Venezuela, la más intensa de los últimos años, en un año donde se realizan unas de las elecciones más decisivas del período revolucionario.

Al mismo tiempo se revela en Paraguay una supuesta irregularidad en el uso de un millón de dólares donados por Venezuela para la Secretaría de Emergencia Nacional en el 2008, según denuncia de la oposición paraguaya a la Fiscalía de ese país. Lo que llama la atención es que tal denuncia, interpuesta por el diputado Carlos María Soler del opositor partido Patria Querida, no se basa propiamente en un hecho de corrupción, sino en una supuesta irregularidad en el documento que acredita a una organización intermunicipal local la administración del dinero venezolano.

En medio de todo, la buena noticia es que el canciller español, Miguel Ángel Moratinos, afirmó este martes que el presidente Hugo Chávez, tiene “voluntad de cooperar” para esclarecer la acusación hecha por la Audiencia Española de que el Gobierno Nacional ayudó a que la ETA y las FARC entablaran una alianza. Moratinos informó que mantuvo una conversación telefónica con Chávez a última hora del pasado lunes, en la que el mandatario venezolano le trasmitió su rechazo al contenido del auto judicial y su compromiso de despejar plenamente las dudas sobre su supuesta cooperación con ETA.

Por supuesto, la ultraderecha española, socia permanente de la oposición venezolana, no se ha quedado callada. El Partido Popular, heredero del franquismo y principal partido de la oposición en España, cree que si se confirma que el Gobierno de Chávez apoyó a ETA, el Ejecutivo español debería convocar “inmediatamente” a su embajador y “plantearse seriamente romper relaciones” con Venezuela.

A todas estas, nuestro presidente no está cruzado de brazos frente a las intensas calumnias y agresiones. Chávez se refirió a las acusaciones que han hecho los gobiernos de España y EEUU e indicó que estos países orquestan un sabotaje: “No tengo duda de que eso se debe al gran éxito de Venezuela”.

Recordó el presidente que en Cancún se fundó una organización sin la participación de Estados Unidos: “Eso no les gusta a ellos, y menos que la cumbre será en Caracas; al imperio se le prenden todas los bombillos y las alarmas. Tratarán de sabotear la creación de ese nuevo cuerpo, así como la reunión  que se realizará en la capital venezolana”.

Confirmando lo que hemos venido diciendo, Chávez señaló que “es una ofensiva y esos ataques contra nosotros serán una agresión permanente, sobre todo cuando se dan cuenta de que el proyecto revolucionario avanza”.

En Venezuela, la canalla mediática sirve de caja de resonancia a esa ofensiva, en un perverso proceso de retroalimentación, en el cual se produce una relación interactiva entre los medios de la derecha internacional y los del patio. Por otro lado, los políticos opositores y los “sesudos analistas” se suman a la agresión por distintas vías.

Hoy, por ejemplo, será publicado un documento elaborado por un grupo de economistas escuálidos (del cual forman parte gente como Pedro Palma, Héctor Silva Michelena, Alcides Villalba y la decana de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la Universidad Central de Venezuela, Sary Levy). Allí se afirma que la economía venezolana se encamina a un colapso  y que “La crisis actual de Venezuela tiene su origen en el rumbo trazado por el presidente, el intento de imponer sin base constitucional un sistema socialista similar al socialismo real o marxista-leninista del siglo pasado, basado en un esquema rentista exacerbado, aumentando la dependencia del petróleo, al tiempo que se ha ejecutado una política sistemática de reducción, expropiación o destrucción del aparato productivo privado”.

Como se ve, aquí no solo se trata de los sempiternos ataques contra Chávez, sino además de un velado ataque al socialismo y una mal disimulada defensa de la propiedad privada burguesa. El documento la emprende igualmente contra los cambios en el ámbito político:

“El otro componente central de la crisis está representado por la pretensión de imponer un modelo político-institucional que eleva la intervención del gobierno en todas las esferas de la sociedad, una versión que a pesar de la presunta novedad, promete aproximarse al socialismo marxista-leninista que imperó en la extinta Unión Soviética y que aún perdura en fase crítica en Cuba… (en lo político) han desaparecido rasgos centrales que caracterizan la moderna democracia participativa como la separación de poderes y han surgido crecientes obstáculos contra la garantía constitucional de pluralidad”.

En otro orden de ideas, y siguiendo con la política de la nueva diplomacia gringa y del uribismo, Juan Manuel Santos, candidato presidencial del Partido de la U (el de Uribe), aplica la táctica de tirar la piedra y esconder la mano, y se presenta como una blanca paloma a la campaña electoral. El ex ministro colombiano de Defensa y enemigo jurado de Venezuela dijo que en un eventual gobierno suyo buscará un equilibrio con el jefe de Estado venezolano Hugo Chávez:

“Queremos las mejores relaciones con todos nuestros vecinos…Soy el más interesado en que esas relaciones sean las mejores posibles…De mi parte no saldrá ninguna provocación… Con el presidente Chávez buscaré un equilibrio, por un lado desde la diplomacia y la prudencia, y por otro, con toda la firmeza y mucha dignidad”.

Diplomacia, prudencia, firmeza, dignidad…bla, bla, bla.

* Analista de asuntos políticos.

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