Ya se transgredieron siete de los nueve umbrales que permiten la sostenibilidad del planeta

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Por primera vez, se presentan integrados los indicadores de varios sistemas biofísicos que no deben superarse si no se quiere exponer a las poblaciones a daños que pueden ser irreversibles.

Por primera vez una colaboración internacional en la que participaron más de 40 investigadores integró en un solo documento los límites naturales que deberían respetarse para no poner en riesgo la vida sobre la Tierra. Partiendo de un estudio de 2009 sobre límites o fronteras del planeta, que cuantificó estos indicadores para nueve sistemas terráqueos, este trabajo hace foco en cinco de ellos y los desarrolla tratando de identificar los “seguros” y los “justos” para nosotros y nuestros descendientes. “En análisis posteriores nos concentraremos en algunos de los otros”, informaron desde la oficina de prensa de la Comisión de la Tierra, una de las organizaciones que coordinó la iniciativa.

Un umbral “seguro” es aquel que le permite al planeta mantenerse estable y resiliente. El considerado “justo” es el que ofrece las condiciones necesarias para proteger a las poblaciones de los daños al planeta. Minimiza la exposición humana a impactos negativos generalizados, graves, existenciales o irreversibles en países, comunidades e individuos, que causen pérdida de vidas, medios de subsistencia o ingresos, desplazamientos, inseguridad alimentaria, hídrica o nutricional, enfermedades crónicas, lesiones o malnutrición.

“Este trabajo es el primero que cuantifica la ‘seguridad’ y la ‘justicia’ utilizando el mismo conjunto de variables”, aclararon desde la Comisión de la Tierra.

Los resultados se publican en la revista Nature y se presentan en escala global y local para distintos sistemas biofísicos que regulan el estado de la Tierra. Los analizados en detalle son el clima, la biodiversidad (subdividida en ecosistemas naturales y áreas de trabajo), la contaminación del aire, los fertilizantes (fósforo y nitrógeno), y el agua (subterránea y superficial). De ellos, siete ya fueron sobrepasados.

«Por primera vez, presentamos cuantificaciones y una base científica sólida para evaluar el estado de nuestra salud planetaria no sólo en términos de estabilidad y resiliencia del sistema Tierra, sino también en términos de bienestar humano y equidad / justicia», señala el profesor Johan Rockström, copresidente de la Comisión de la Tierra, autor principal del trabajo y director del Instituto Potsdam para la Investigación sobre el Impacto del Cambio Climático.

“Hace muchos años que Johan Rockström propone este abordaje integrado de indicadores de límites en el sistema Tierra y lo actualiza periódicamente –comenta la meteoróloga argentina Carolina Vera, ex vicepresidenta del Grupo 1 del Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC)–. Es una forma sintética y positiva de comunicar los umbrales que algunos indicadores naturales no debieran sobrepasar. Digo positiva porque el mensaje principal es que debemos quedarnos del lado seguro de estos límites, pero advierte a la vez cuales se están sobrepasando. Es decir, lo que aportan es la integración de los indicadores que ya la comunidad científica identificó en cada caso. Solo a través de una acción climática extensiva, rápida y ambiciosa, y un uso sostenible de bienes como el agua y los ecosistemas naturales evitaremos sobrepasarlos. Alcanzar las metas del desarrollo sostenible es el camino que los países, participando colectivamente en la ONU, definieron como el que hay que seguir. Pero artículos como éste muestran que la humanidad todavía está lejos de alcanzarlas”.

Entre otros, el estudio destaca que se superó el límite justo de aumento de la temperatura global (es 1° C y estamos en 1,2° C). El umbral considerado seguro en cantidad de áreas naturales intactas es de al menos entre un 50 y un 60% de la superficie terrestre, y ya hay dos tercios dominados por la actividad humana. En cuanto al agua superficial, el límite considerado seguro y justo es un 20% de alteración mensual del caudal y ya llega al 34%; también se estima que la disminución anual de las aguas subterráneas no debería ser mayor al 20% y llega al 47%. Y además son excesivos para la estabilidad del suelo los niveles de nitrógeno y fósforo que ingresan con los fertilizantes, y los aerosoles contaminantes.

«No podemos tener un planeta ‘seguro’ en términos biofísicos si no hay justicia», subraya en un comunicado de Nature la profesora Joyeeta Gupta, coautora, copresidenta de la Comisión de la Tierra y catedrática de Medio Ambiente y Desarrollo en el Sur Global de la Universidad de Ámsterdam.

«Dentro de los cinco ámbitos analizados, ya se transgredieron varios límites. A menos que se produzca una transformación a tiempo, es muy probable que se haga inevitable cruzar puntos críticos irreversibles que causarán un impacto generalizado en el bienestar humano. Evitar ese escenario es crucial si queremos garantizar un futuro seguro y justo para las generaciones actuales y venideras», agrega Rockström.

Los científicos enfatizan que se necesitan objetivos globales más allá del clima, y que es necesario manejar todos los demás sistemas y procesos biofísicos que hacen habitable el planeta. Y agregan que estos límites deberían fundamentar las metas de empresas, ciudades y gobiernos nacionales.

 

*Periodista científica, editora y columnista argentina, pionera del periodismo científico en su país.​ Integra la Red Argentina de Periodismo Científico

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