Zerené Eltit: “Pensé, como la mayoría de los chilenos, que el cambio venía, y como se decía y cantaba”

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Mario Casasús*

El politólogo Eduardo Zerené Eltit que publicó su primer libro de poesía: Mi mano es mi mano –ilustrado por Mario Toral–, dice: “El interés por poetizar, es algo permanentemente presente, sea a través de las lecturas y poemas publicados en anónimos periódicos de provincia”.
Entre anécdotas y análisis, aborda el tiempo de la UP, la dictadura: "Pensé, como la mayoría de los chilenos, que el cambio venía y como se decía y cantaba: “Chile la alegría ya viene”, el cambio iba a ser notable. Pero no fue así, estamos viviendo largos años de transición y mucho de lo construido por la dictadura sigue en pie". Y se refiere a su antiguo vecino y actual presidente de la Fundación Neruda.

Mario Toral escribió en el prólogo: “Precisos, necesarios, generosos de reflejos, los poemas de Eduardo Zerené hablan de nostalgia, soledad en medio de la multitud, del tedio y la impotencia de vivir, y entran en el feudo de la muerte y la sobrevuelan en alas de su lirismo (…) Mis imágenes son otros dardos dirigidos hacia lo alto del firmamento, acompañándolo en su ascensión y caída en esta aventura frustrada y gloriosa de la vida. Estos poemas son un punto de partida y un lugar de llegada”.

–En los convulsionados tiempos de la Unidad Popular, ¿cómo era una jornada de intervención en la fábrica?

–Una jornada de trabajo no era muy diferente a la de cualquier centro de producción. Lo que la diferenciaba era la mística con la cual se trabajaba; desgraciadamente no podría decir que todo el mundo lo hacía con el mismo entusiasmo. Estábamos viviendo una época de cambio y los problemas eran muchos y entre los mayores se produjo un boicot que se tradujo en un desabastecimiento un tanto artificial, que abarcó todos los terrenos.

"Aunque la fábrica estaba inserta en lo que se llamó el área social, como cabeza de la empresa gran parte del tiempo lo gastaba en conseguir la materia prima necesaria para mantener la fábrica en producción.

"Otra tarea muy importante era educar a los trabajadores en ser responsables y disciplinados en el trabajo. Algunos pensaban que el cambio de gobierno era una oportunidad de relajo en las obligaciones, por eso era necesario recalcar que, por el contrario, se debían duplicar los esfuerzos ya que no se estaba buscando, como objetivo central producir utilidades, sino que la eficiencia y la mayor productividad iban al servicio no sólo de los trabajadores de la empresa sino a que todo el resto del país.

"A mayor productividad mas utilidades que servirían para acabar con las brechas entre los mas desposeídos y los de mayores ingresos. Al asumir la dirección de la fábrica la escala entre el mayor y el menor salario se disminuyó drásticamente".

–¿De qué forma contrastaba la teoría de ciencias políticas aprendida en la Universidad de Chile con la realidad?

–Indudablemente los estudios de ciencias políticas fueron una herramienta más, tanto para analizar el momento que se estaba viviendo como en la administración de la empresa que estaba a mi cargo, ya que el nombre completo de la Carrera era Ciencias Políticas y Administrativas. Pero debo hacer notar que en el manejo de la empresa tuvo mayor peso mi experiencia anterior en una pequeña empresa de carácter familiar que me aportó herramientas que sólo las da la práctica.

–¿Cómo sobrevivió la cotidianidad de la dictadura?

–Resulta obvio que es totalmente distinto vivir en una dictadura que en un régimen democrático. Sobrevivir es la palabra adecuada ya que muchos compañeros tanto de la universidad, como de trabajo, literalmente no sobrevivieron.

"La vida diaria estaba llena de sobresaltos y malas noticias, de amigos muertos y detenidos, nunca tenías claro si tú ibas a ser el próximo. Pero en la superficie los días transcurrían con el fluir habitual y aparte del trabajo diario siempre había alguna tarea solidaria que cumplir: compañeros que no tenían ingresos para alimentarse, procurar defensa para amigos detenidos, etcétera.

"Estas tareas muchas veces terminaban mal, con detenciones y atrocidades peores. Tuve la suerte, en ese aspecto, de no haber recibido el todo rigor de la dictadura".

–¿Desde entonces escribe poesía? Háblenos del libro que ilustró Mario Toral…

–Poesía escribí de muy niño, puedo decir que desde siempre. El interés por poetizar, es algo que permanentemente estuvo presente, sea a través de las lecturas y poemas publicados en anónimos periódicos de provincia. Todos ellos afortunadamente perdidos, ya que de seguro muchos de ellos no deben haber guardado la calidad suficiente.

"He publicado un solo y breve libro: Mi mano es mi mano, poemario con ilustraciones de Mario Toral. El resto ha sido, como lo dije, poemas sueltos en diarios de provincia de circulación confidencial. Con la llegada de la dictadura el carácter de los poemas cambia, y esto se refleja en algunos de Mi mano es mi mano donde, en forma epigramática, hay reflejos del día a día que se vivía".

–¿Qué pensó con la vuelta de la democracia?, mejor dicho: ¿qué escribió?

–Pensé, como la mayoría de los chilenos, que el cambio venía y como se decía y cantaba: “Chile la alegría ya viene”, el cambio iba a ser notable. Pero no fue así, estamos viviendo largos años de transición y mucho de lo construido por la dictadura sigue en pie.

"En general los gobiernos de la Concertación han sido continuadores del modelo económico de la dictadura, pero no se puede desconocer logros valiosos como es la disminución de la pobreza. Y en el plano de los derechos humanos hay un mayor respeto, no todo el que se quisiera, pero indudablemente a años luz de lo que se vivió en dictadura. Tenemos muchas deudas que servir, por ejemplo con el pueblo mapuche.

"Hay cambios que todos esperábamos, pero desde 1990 en todo ha imperado un criterio meramente economicista. En el caso de la prensa se favorece a quienes tienen mejor llegada al público y la ley establece que “el pluralismo en el sistema informativo favorecerá la expresión de la diversidad social, cultural, política y regional del país”, y esto de modo alguno se ha cumplido.

"El Mercurio, extrañamente sigue siendo uno de los medios que recibe una gran torta publicitaria, saltándose todos los criterios que la ley enuncia. Acerca de lo que escribí no es mucho, pero hay un par de poemas en que algo de esto se recoge".

–¿Cuántos escritores lo acompañaron en la creación de la Editorial Fértil Provincia? ¿Cómo fue su experiencia de editor independiente?

–De la experiencia se puede concluir que para las editoriales pequeñas es imposible subsistir aunque en el catálogo se cuente con autores que pueden lograr ventas. La gran piedra de tope es la distribución: resulta prácticamente imposible conseguir una buena distribución para libros de autores que no están plenamente consagrados o que no cuenten con una gran campaña publicitaria de apoyo, y eso nos llevó a cerrar las puertas. Aunque haciendo un mea culpa por haber sido tan iluso…

"Pero las batallas hay que darlas. Pienso que editar es un terreno donde para lograr objetivos o bien se cuenta con apoyo estatal o con recursos suficientes para sostener el proyecto durante un tiempo prolongado. Hay que recordar que la venta de libros es lenta a no ser los llamados ‘best sellers’".

–En Internet rodó una Carta abierta que usted escribió a Radio Bío-Bío sobre la cobertura periodística a la muerte del pinochetista Ricardo Claro ¿qué repuesta o comentarios ha tenido su misiva?

–El poder de Ricardo Claro aún después de muerto sigue en boga. Acerca de la carta que envié Radio Bío-Bío sí recibí algunos comentarios pero en forma privada, que aprobaban lo escrito. Sin embargo en el ámbito público las lisonjas y su canonización siguen vigentes, excepto para algunos informados. Pero qué podemos esperar, sabemos en manos de quién está la prensa masiva en Chile.

"De la Radio Bío-Bío, después de insistir, recibí respuesta de Tomas Mosciati, quien es comentarista y conductor de uno de los noticiarios, y además uno de sus propietarios. La respuesta no me dejo satisfecho, ya que decía: ‘En La Radio hablamos de Ricardo Claro cuando murió’.

"Le repliqué que mantenía lo dicho ‘en cuanto que no escuché nada acerca del lado oscuro de Ricardo Claro, sí, efectivamente hablaron de él, pero sólo eso’. Su lado oscuro no lo tocaron. Incluso El Mercurio, por desavenencias que desconozco, publicó que Ricardo Claro ‘era el hombre más temido de Chile’, y ¿a quiénes se les teme? A pesar de estos traspiés con la información acerca de Ricardo Claro la Radio Bío-Bío, sigue siendo una radio que se atreve a decir cosas".

–Finalmente, usted conoce al doliente de Ricardo Claro (Juan Agustín Figueroa); háblenos de esa patética amistad entre Cucho & Claro, simbolizada con la inversión del copyright de Neruda en Cristalerías Chile…

–Juan Agustín Figueroa es alguien que me desconcierta. Fue mi vecino en tiempos de la dictadura y me consta su rol como opositor, pero existen actuaciones suyas que me resultan inexplicables. Al respecto puedo contar dos hechos, uno que pienso que hasta él lo desconoce.

"Cuando éramos vecinos, una noche al volver a mi casa noté una perforación que penetró dos puertas, que estaban colocadas en forma paralelas en la cocina. Al mirar con más cuidado no me quedó dudas que era un orificio de bala. Claramente era un atentado en su contra, nadie en nuestra casa era tan público y de tal peso como para ser victima de un atentado. Esta claro que hubo una confusión de su casa con la mía.

"Al comienzo del régimen de Pinochet sobraban los dedos de las manos para contar a los abogados que se atreviera a defender algún acusado en los Consejos de Guerra instaurados por la dictadura. Un amigo y compañero de universidad iba a ser juzgado en un Consejo de Guerra, y su abogado ni siquiera conseguía entrevistarse con el acusado. Como los juicios eran sumarios y sin apelación, el peligro que corría el acusado era grave.

"Buscando conseguir una mejor defensa llegamos al estudio de Juan Agustín Figueroa y aceptó tomar la defensa, obvio que no en forma gratuita. Quien llevo la defensa, fue otro miembro del estudio Alberto Coddou, pero bajo la supervigilancia de Figueroa. Esto para mí fue algo muy importante y que tiene a mi amigo con muy buena salud.

"Otro aspecto que debo destacar fue una Carta de protesta por los abusos del régimen dirigida a la Junta Militar en los primeros años de la dictadura. Sin embargo existen otros actos que borran estas actuaciones, actos que para mí son inexcusables como el hecho de invertir dinero de la Fundación Neruda en las empresas de Ricardo Claro que fue un activo colaborador de la dictadura desde los primeros días. Sin dejar de mencionar el pleito desigual en contra de los mapuches acusados de incendiar uno de sus fundos en el sur.

"Entiendo que Figueroa defienda sus intereses, pero el poder que maneja hace que el juicio no sea del todo justo".

* Periodista.
Publicado originalmente en www.elclarin.cl –se reprduce aquí por gentileza del autor.

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