Zimbabue: el cólera y lo que se ve del iceberg

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Magalí Silveyra

Tres agencias internacionales: UNICEF, la cristiana Cruz Roja y la musulmana Media Luna Roja dieron la voz de alarma: la epidemia de cólera en Zimbabue podría recrudecer; los cálculos de la OMS indican un universo de afectados que ya supera las 29.000 personas.Hasta el 28 de diciembre habían muerto, según registros de la Organización Mundial de la Salud 1.564 padecientes, muchos de ellos niños.

 

Si no fueran seres humanos sería perfectamente correcto decir que en África vive una especie en peligro de extinción; como Europa –y más tardíamente la Unión Americana del norte– "otorgaron" alma a la expoliada población negra del continente, y como ningún Estado "occidental y cristiano" quiere hacerse cargo de su responsabilidad histórica, se habla de pueblos primitivos incivilizados, de luchas tribales, de dictadorzuelos. Hoy también del cólera.

La principal causa de las guerras interétnicas –como se las suele describir– son producto de las invasiones y "colonización" europea, que a lo largo de las generaciones dividieron partiéndolo el territorio de diferentes naciones para acomodarlo a la voracidad de su rapiña; en esto los belgas bien podrían aspirar a un premio.

A mediados del siglo XX pareció llegar la era de la descolonización, por el recrudecimiento de la lucha de esos pueblos por su autodeterminación y el agotamiento de la capacidad represiva europea tras la II Guerra Mundial. Pero si no hay represión a ultranza –como la que pusieron en juego, por ejemplo, el Estado francés en Argelia y los descendientes de los boers en Suráfrica, en los extremos norte y sur africanos– se barajan sin mayo problema las cartas diplomáticas, los tratados comerciales, la voluntad de corromper, los asesinos con licencia para matar.

Todo ello en países en mucho artificiales, aherrojados en cuyas fronteras quedaron naciones diferentes, culturas distintas, historias no siempre compatibles. Que entraron en conflicto armaados adivinen por quiénes.

Y luego las materias primas, que no son parientes entre sí, son primarias, esto es: fundamentales para quienes las necesitan. Alimentos, desde luego, piedras preciosas, minerales y aquí y allá una poca de petróleo y en los últimos años, ¡amén tecnología!, la necesidad más urgente del Primer Mundo de contar con esas "commodities" como se llaman ahora las materias primas.

Punto y aparte merece la sospechosa velocidad con la que se desparrama el virus de la inmunodeficiencia humana.

Europa se fue de África, es un decir, sin dejar demasiado que valga la pena; ni en materia de obras públicas, salud o educación, ni en materia jurídica.

Hoy la epidemia de cólera que afecta a Zimbabue podría empeorar con la llegada de la estación de lluvias. Éstas facilitarán la propagación más rápida de la enfermedad, que se transmite a través de las aguas sucias. Zimbabue carece de una red siquiera nominal de alcantarillado y tratamiento de aguas servidas. Que la crisis se haya agudizado por la derrota de los mugabeístas en marzo no es lo más significativo. Es una consecuencia criminal de la acción primermundista en África.

Los organismos plurinacionales relacionados con la salud y el puñado de ONG que también a la salud se dedican –que muchas sirven a propósitos políticos foráneos– temen en pocosdías tener que enfrentar un cuadro dantesco, que según algunos expertos y demógrafos podría significar atender (¿cómo?) a 60.000 personas.

Los últimos datos publicados por la Organización Mundial de la Salud (OMS) elevan a 1.546 los muertos por cólera desde el pasado mes de agosto, cuando comenzó la epidemia, y a 29.131 los casos diagnosticados como sospechosos. La zona más afectada, con 330 muertos y más de 9.900 casos diagnosticados, es la capital, Harare.

Y sobre el cólera, el hambre, la desnutrición –porque es un hambre de generaciones–, la falta de vialidad, de hospìtales, de medicamentos. Y la guerra.

La República de Zimbabue –fundada recién a fin de de la década de 1961/70 por colonos europeos, se convierte en independiente hacia 1980, luego de 10 años de guerra– carece de salida al mar; limita al oeste con Botsuana, al norte con Zambia, al sur con Suráfrica y con Mozambique al este. Su territorio se configura sobre aquelocupado por la antigua y británica Rodesia del Sur. El idioma oficial es el inglés y su moneda el dólar de Zimbabue. Produce maíz, soja, tabaco. Y cromo y otros minerales. La inflación llegó a alcamzar en la primera mitad de este año más del 100.000%

Sus primeros "amigos" europeos fueron los portugueses, a comienzos del siglo XVII; en el XIX aparece Mr. Cecil Rhodes. Desde entonces todo es pudrición.
 

Addenda

No será supérfluo leer  Controlar la riqueza de África.

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