Venezuela, los candidatos en las huinchas: Capriles y la primera marcha

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Hemos opinado más de una vez que las marchas y concentraciones electorales influyen poco en los resultados de los comicios. Los electores no votan porque una marcha sea más grande que la otra, sus decisiones más bien se vinculan afectivamente al candidato o a las bondades de sus propuestas.| NÉSTOR FRANCIA.*

 

Otros factores influyen, por supuesto: la calidad del gobierno si este presenta una opción, la calidad del candidato y la oportunidad de las propuestas opositoras, y otros. Pero hay un tipo de influencia de esas manifestaciones que no pueden ser pasadas por alto: refuerzan el ánimo de las militancias, animan a las bases sociales de las candidaturas y tienen cierta impronta publicitaria, sin lugar a dudas. Desde ese punto de vista, la marcha que acompañó la inscripción de Capriles fue un buen punto para la derecha.

 

La vimos desde lo alto, en su momento culminante poco antes de llegar a la Plaza Caracas, y en realidad llevaba más gente que la que imaginamos en un principio que asistiría. No un millón de personas, como dijo el candidato, pero sí tal vez veinte o treinta mil, dentro de lo razonable para un sector que trajo muchos autobuses del interior del país y que posee un caudal de votos de varios millones de personas. El efecto mediático lo logró, tomando en cuenta que su intención era mostrar capacidad organizativa y de movilización —y morigerar las sensaciones de desunión y de derrota que han acompañado a la candidatura de la derecha.

 

En ese sentido es muy ilustrativa una declaración de Leopoldo López el día sábado, en la que afirmó:
“Estos eventos mostrarán una comparación real, una encuesta nacional, donde el domingo Henrique Capriles estará acompañado de miles de personas que van de manera espontánea, con el pueblo que lo apoya y quiere un mejor país; mientras que el lunes el partido de gobierno obligará a los funcionarios públicos a bajar de los ministerios para llenar las calles… por eso les decimos ¡vamos a contarnos en las calles!” .

 

López está reconociendo, sin más ni más, que a Capriles no le va bien en las encuestas, y que una marcha con asistencia aceptable ayudaría a moderar la percepción de derrota de la derecha. Esa marcha no hará que el candidato majunche suba perceptiblemente en las encuestas, pero refuerza la disposición de las maquinarias de la contrarrevolución y podría cambiar en algo la idea de su base social, moviéndola de “estamos perdidos” a “quién sabe, puede ser”, lo cual no es poca cosa. Por otro lado, el discurso de Capriles fue, una vez más, una sarta de lugares comunes y frases hechas, nada nuevo bajo el sol.

 

Otra cosa que hemos dicho varias veces en estos análisis quedó demostrada ayer: la base social escuálida se ha “democratizado”. No responde cuando se le convoca a apoyar huelgas de hambre, guarimbas, tomas de instituciones o trancas de calle, pero se moviliza electoralmente. No dudemos que el antichavismo va a votar en masa el 7 de octubre, de allí que no podemos dormirnos en nuestros laureles. Por supuesto, es un sector que tiene un techo electoral más o menos previsible, y que no está lejos de lo que obtuvieron en las pasadas elecciones parlamentarias. Creemos que ese techo puede alcanzar los 6 millones de electores el 7 de octubre, tomando en cuenta que ha crecido el registro electoral y que la abstención cederá un tanto.

 

Eso significa aproximadamente el 40% de los probables votantes efectivos de esos comicios. En ese caso, el chavismo, con el 60%, obtendría 9 millones de votos, bastante bueno y probable, pero hay que trabajarlos duro, ya que si ganamos por menos estaremos facilitando el plan de cantar fraude que tienen sectores de la derecha.

 

Hoy (lunes) es la inscripción del candidato de la Patria y el socialismo, Hugo Chávez Frías, pero eso lo comentaremos mañana.

 

José Vicente Rangel volvió ayer sobre la denuncia del “Plan B” opositor. El periodista resaltó que la no precisión por parte de la derecha en cuanto al reconocimiento de los resultados del 7-O “constituye en sí misma una actitud antidemocrática, con lo que se estaría enmascarando un plan B destinado a desconocer el resultado”.

 

Rangel hizo referencia a un medio de comunicación privado “que hace 10 años participó abiertamente en el golpe de Estado contra la Constitución y alentó el sabotaje contra la industria petrolera y hoy insinúa vedada o abiertamente la posibilidad de un fraude”. En tal sentido, invitamos a leer el puñetero editorial de El Nacional de ayer, donde entre otras cosas se asienta lo siguiente:

 

“…los venezolanos decentes y humildes, los emprendedores, los dueños de pequeños negocios y de grandes fábricas que dan trabajo a tanta gente, de católicos y protestantes, de gente de izquierda y de derecha, en fin, de un universo de tendencias que representan a la Venezuela verdadera, acuden a pedir elecciones libres, sin fraude y sin ser amañadas por los militares rojitos y sus funcionarias disfrazadas de independientes que están ocupando algunos puestos de relevancia en el Consejo Nacional Electoral…
«Capriles llega hoy al CNE a asumir una tarea ciclópea, una tarea inmensa y en extremo cuesta arriba. Ninguna de esas señoras (del CNE) merece la confianza ciudadana y eso les debería dar vergüenza, ganar un dineral para hacer la pantomima de que las elecciones son claras, transparentes y legales…
«Nadie les cree pero sí las van a obligar a ser transparentes cuando el torrente de votos de los venezolanos democráticos supere las cifras amañadas del chavismo, porque va a ser tan grande la diferencia que estas señoras, mala mañosas y mal intencionadas, tendrán que aceptar el triunfo de los sectores democráticos”.

 

A buen entendedor pocas palabras bastan.

 

Pero además el mencionado editorial desnuda las verdaderas intenciones fascistas y vengativas de la derecha, lo cual desenmascara el discurso de “reconciliación” del candidato majunche: “Y van a tener que demostrar por qué, sin ser un ministerio, no le dan publicidad a El Nacional por órdenes del Presidente de la República. Dirán, como los asesinos de los campos de concentración alemanes: ‘Cumplíamos órdenes’”.

 

Asumió la presidencia de Unasur Alí Rodríguez Araque. Una movida maestra de nuestra diplomacia, habida cuenta de que esa posesión ocurre en pleno año electoral.
——
* Periodista.

No es posible la objetividad neutral en materia política ni el autor del análisis reclama ser neutral, y reconoce como mayor de lo que esperaba el contingente ciudadano que acompañó a Capriles Radonsky a la inscripción de su candidatura a la Presidencia de Venezuela, algo no demasiado frecuente en un paisaje donde imperan pasiones desatadas e intereses disfrazados. Esta es una crónica y reflexiones sobre ese hecho, la inscripción de la candidatura. Hace pocas horas lo hizo Hugo Chávez —con la consiguiente marcha—; mañana tendremos el análisis correspondiente. Los candidatos están en el punto de largada.

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