¡Ave Chile!

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OcaBajó la histeria en Chile por la clasificación para el Mundial de Fútbol, desanudando de paso las oraciones de Eduardo Galeano, repentino creyente de negro paladar que ora, dicen fervorosamente, para que no quede al margen de la justa deportivo-comercial en Brasil la selección de su país. Poco después se supo que mamá Oca estaba en el paìs, y se preparaba para hablar. El minero atrapado fue subido a la superficie. Cosas. Lo circunvalante se diría, el marco de la anunciada candidatura. | LAGOS NILSSON.*

 

La histeria cedió, los dados no han terminando de rodar y otros dados iniciaron su carrera saltarina por el tapete político. Sumada la carrera a un silencio. Hace 50 años un escritor —fallecido en el exilio, Rodrigo Quijada, tituló su primera novela Bajo un silencio. Ella, la esperada dijo
«He tomado la decisión de ser candidata». Como fuera esa decisión un hecho reciente.
Los ciudadanos como invencibles en el concurso de tragar cualquier sapo.

 

Lejos de Chile y por estas mismas fechas un señor Zuckerberg resolvió que a partir de su Facebook bien puede invitar a una misa y medita fundar un partido político en EEUU. Pero no fue para celebrar sus ganas que cruzó al parecer el cielo del país un objeto brillante, meteorito que tampoco cruzó la atmósfera para iluminar a la señora. La señora no necesita meteoritos, ella es una estrella de tomo y lomo.

 

Una estrella sentimental además. Su candidatura a ser candidata presidencial de la oposición concertacionista + PC (si el diablo no mete la cola) la lanzó en la popular comuna de El Bosque, en Santiago. En un centro cívico cultural, dicen. Como todos saben, durante su gobierno la cultura era el pan de cada día en El Bosque (eso sí: sin Caperucita Roja).

 

Recordamos El Bosque y a Caperucita porque, en primer lugar, en un gesto de modestia que los honra los lobos grandes de la Concerta no se aparecieron en el acto; quizá no quisieron asustar a nadie; en segundo término destacamos la veta sentimental de Mamá Oca: El Bosque se asoció por muchos años, puede que todavía, a la base aérea allí existente. Hija de aviador no quiso emprender este vuelo sin acudir a sus raíces.
¿Caerá alguien en tan torpe trampa?

Puede. Es decir: para que repita el plato del viejo banquete es menester que se le crea. Se le cree a ojos cerrados —las mamá Oca tienen buena prensa— que esté feliz por haber regresado a casa, pero se hace más duro creer que ella solitica, solitica convoque una nueva mayoría política y social, polluelos fieles que formen fila detrás suyo el 17 de noviembre y meses siguientes.

mamaocLo que más llamó la atención, sin embargo, fue una frase común entre los candidatos, pero que en su voz adquirió un relumbre esotérico:
«Vamos —dijo— a construir un pacto de gobierno con un compromiso mutuo». Tal vez con la caterva de lobos, lobeznos y unos pocos esperanzados en que los crean parte de alguna elite o lo premien al menos con una jefatura de algo, ¿pero con el pueblo?

Vamos, Mamá Oca llegó, hablo —como lo prometió— en marzo; pero su llegada no fue una parusía, fue ponerse en las huinchas a la espera de la largada de la carrera oficial.

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