Aysén, el otro incendio de la Patagonia

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Los pescadores artesanales caminan hacia el centro de Puerto Aysén: a sus demandas (legítimas demandas) suman un resto de solidaridad con los habitantes de la región, que pìden algo simple: que los escuchen en virtud de sus derechos ciudadanos y que el gobierno central —a más de 1.500 kilómetros hacia el norte— reconozca los otros derechos, los primarios: sus derechos humanos. Reciben la respuesta-tipo de La Moneda: largos bastones en las calles.| LAGOS NILSSON.

 

A ese extenso país repartido entre la Argentina y Chile llamado Patagonia, lo caracteriza la dureza climática, la soledad más honda que se pueda sentir (la soledad se siente, no se experimenta) y —en su vertiente occidental— el aislamiento. Es una tierra de largos soles de veranos apenas tibios y de largas noches cuando atraviesa sus pampas el invierno —y siempre reino del viento.

 

Alguna vez lugar de bandidos, pero siempre de gente buena, hecha al trabajo, de anarquistas que lucharon y murieron, de mujeres recias que supieron parir sus hijos con dulzura; territorio de distancias, árboles, hielos, cerros… presidido por el abandono de los gobiernos —más notable quizá en el caso de Chile. Nadie que haya nacido allí —lo sé— deja de soñar con volver.

 

Más allá de su paisaje de comienzo del mundo, lo que define a su gente es un callado, humilde, feroz orgullo por «ser de allí». Toda su literatura, que no es escasa, es sobre la identidad asumida, sobre leyendas que (a veces) no han sido recopiladas, sobre actos de valor que no buscaron se los reconozca.

 

Y cada tanto la Patagonia se incendia de ira; en ocasiones dice basta. Cuando su voz es oída por las duras orejas de norte la perplejidad que sigue suele devolver el eco en forma de metralla, hoy con lacrimógenas. Nunca se ha intentado comprender la razón de sus reclamos: no la conocen. En su frontera norte se fascinan con bosques, volcanes y lagos; hoy en su centro se apuran en medrar con el pez (a costa de la vida de las ensenadas), con sus hielos, con paisajes y ríos como no los hay otros; en el sur ni saben qué miran: un banquete de cordero y centolla. Tal vez.

 

Ayer nomás explotó Magallanes, y porque los gobiernos mienten o no saben mantener promesas ni acuerdos, quizá vuelva a alzarse en una barricada callejera la bandera con las Nubes de Magallanes. Hoy arde Aysén, un fuego que lleva tiempo y tiene razones (pero los trabajos de «prospección» para los asentamientos necesarios para matar los ríos y sus cuencas no se detienen; allá dicen La Patagonia sin represas, acá sacan la cuenta de las utilidades que devengarán esas represas que serán como una columna vertebral maligna sobre la mitad de Chile.

 

Los pueblos tienen paciencia y cometen errores; los gobiernos, es la lección, no tienen paciencia y cometen horrores. En especial los gobiernos cuyos personeros se formaron políticamente (hay quienes se forjan, otros solo se forman) al alero de una dictadura, la misma que permitió a otros comenzar a juntar sus hoy incontables fortunas.

 

Cuando la Patagonia (o cualquier otra región, cualquier sector social) reclama, el gobierno de turno recuerda las viejas películas del «far west» y carga el fusil.

 

Un llamado urgente

 

Los Observadores de derechos humanos de la red de sitios de memoria y otras organizaciones de derechos humanos, informamos y declaramos ante la opinión pública  lo siguiente:

 

Las formas de la acción policial sobre la protesta social de Aysen han sobrepasado los límites admisibles, ya que hemos presenciados y recibido testimonio del uso desmedido de la fuerza policial que se constata en lo siguiente:
 

 

– Carro lanza aguas se interna dentro de pasajes de población, disparando agua dentro de las casas.
– Lanzamiento de bombas lacrimógenas dentro de casas y a tiro tendido, directo al cuerpo.
– Disparos de balines de acero a quemarropa.

 

Hemos constatado un registro en el hospital de Aysén de al menos 22 personas atendidas por contusiones de bastones de carabineros, asfixia por efecto de los gases antidisturbios, impactos de bombas lacrimógenas y balines en el cuerpo y cara.

 

Se destaca el caso de un bebé de apenas nueve meses que tuvo principios de asfixia debido a que las bombas lacrimógenas fueron disparadas al interior de su vivienda, el niño fue llevado al hospital de Aysén.

 

Hemos recibido el  testimonio de personal médico del hospital de Aysén que se han presentado en los lugares de las manifestaciones y han atendido al menos 60 personas por los mismos motivos ya descritos.

 

El caso más impactante es de Teófilo Haros, de 49 años de edad, quién recibió a quemarropa disparos de balines de acero en su rostro y tórax. Fue trasladado al hospital Salvador de la capital, ha perdido su ojo derecho, tiene balines de acero alojado detrás del ojo izquierdo e impactos de balines en el pecho.

 

En el hospital, personal de carabineros lo obliga a firmar un documento, colocando su  huella digital.
 

 

Es elocuente su testimonio, ya que el carabinero que le dispara le dice, estando él en el suelo, «aquí te rematé”, y le dispara en el pecho, y enseguida, estando él en el suelo, lo golpean con pies y culata del arma.

 

Su diagnóstico antes de entrar a pabellón fue el siguiente: paciente se encuentra estable con pronóstico reservado, y presenta un cuerpo extraño intraocular izquierdo, con daño del nervio óptico en estudio. También posee una fractura de pared superior de la órbita del ojo derecho, un traumatismo encéfalo craneano frontal derecho, abierto, con hematoma asociado en evolución, y heridas torácicas superficiales.

 

Sus familiares han viajado a Santiago para el cuidado de Teofilo y tener información de primera mano.

 

Entendemos como un deber de la ciudadanía organizada, el ejercicio de cautelar el pleno respeto a los derechos humanos, la vigencia de la libertad de expresión, del derecho a reunión y a participar en manifestaciones públicas, todos ellos elementos esenciales de una sociedad democrática. Por lo tanto, demandamos:

 

– El cese inmediato de la represión y de la criminalización de la protesta social que se ha realizado en Aysen.
– La concurrencia de la Comisión de Derechos Humanos del Senado y de la Cámara de diputados a la región de Aysén, que investigue y sancione a los responsables de los hechos antes mencionados, y que busque una salida política el conflicto, ante la sola respuesta represiva de pate del poder ejecutivo.
– Al Instituto Nacional de Derechos Humanos a que se presente y ejerza su mandato.
– Al ministerio de salud que investigue e informe públicamente los efectos de la represión sobre la población de Aysén.
– El respeto de parte del gobierno de los compromisos internacionales contraídos por nuestro país en materia de Derechos Humanos.
 

 

Firman además:

Casa Memoria José Domingo Cañas
Comisión Ética Contra la Tortura
Londres 38, espacio de memorias
Corporación Parque por la Paz Villa Grimaldi
Colectivo 119, familiares y compañeros.

 

www.observadoresddhh.org
Santiago de Chile, 19 de febrero de 2012.

 

Un partido político declara

 

Marco Enríquez-Ominami junto a Camilo Lagos, presidente y vicepresidente respectivamente del Partido Progresista (PRO), entregaron su pleno respaldo a las reivindicaciones que han movilizado a los habitantes de Aysén, y junto con criticar la respuesta que el gobierno ha dado frente a  esta crisis,  insistieron en que el origen del problema es la enorme inequidad económica y política existente en Chile, en particular en sus regiones.
 

 

Enríquez-Ominami respaldó fuertemente la demanda por un Salario Mínimo Regional, y recordó que esta idea fue planteada por el movimiento progresista durante el 2010, cuando se discutió el tema del Salario mínimo ético. “La demanda de los habitantes de Aysén es absolutamente legítima. Transantiago es una política de subsidio a la región metropolitana, y a la que ya se le ha otorgado cerca de USD 3.000 millones. Aysén vale tanto como Santiago, y los progresistas defenderemos eso”.
 

 

Sobre la respuesta del gobierno a las demandas del movimiento social en Aysén, Enríquez-Ominami señaló que “las demandas de inequidad no pueden ser respondidas con lagrimógenas”. A su juicio, Chile vive una crisis de inequidad que se perpetúa por años, donde tanto la Concertación como la Derecha son responsables, y habría llegado la hora del coraje político para enfrentar esta inequidad.
 

 

Camilo Lagos, por su parte, criticó los proyectos de ley que ha presentado el gobierno frente a la crisis, los que a juicio de la tienda progresista, tienen un marcado énfasis pro-empresa, y que no aseguran mayor equidad. Indicó por ejemplo, que el proyecto que extiende hasta el 2025 el subsidio de un 17% que se entrega a las empresas por contratación de mano de obra, sobre remuneraciones que no excedan $181.000, lo que hace es estimular precisamente bajos salarios.

 

“Con un 4,2% de desempleo, Aysén está prácticamente en pleno empleo. Por tanto, no estamos frente a un problema de empleo, sino de distribución de las riquezas de la región. Las empresas salmoneras han quintuplicado sus utilidades en los últimos años, pero los salarios no reflejan lo anterior. Urge impulsar una reforma tributaria, y obligar a las empresas a pagar un salario mínimo mayor”.

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1 comentario
  1. jorge dice

    Cuando ganó Piñera le comente a un amigo, con un gobierno de derecha nada bueno puede venir para la gente, yo no lo voté, espero que un dia enmendemos el error cometido.

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