Cine: «No» y la forma sentimental de la mercancía

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Si el resultado de una buena película se basa en el cuidado y equilibrio de sus aspectos artísticos, técnicos y comerciales cobijados por el beneplácito del individuo, dispuesto para el publico y—muchas veces— premeditado para el consumidor, la asociación de la película No —y su estreno en el Festival de Cannes— no pudo ser mejor ecuación para pavimentar un ascendente protagonismo en el circuito internacional y, sin lugar a duda, un plausible y destacado lugar en la historia de la cinematografía local. | GIORGIO VARAS.*

 

La ciudad algo más que balneario situada al sur de Francia, famosa por el festival que lleva su nombre, es un espectáculo que —como pocos— triunfa al concebir, programar y proyectar una extraordinaria maquinaria de representación simbólica, un aparato cinematográfico “di per sé ” dirigido indistintamente tanto a las elites artísticas e industriales como a distinguidos directores, productores, actores, distribuidores, y publico general y especializado.

 

Indisoluble el todo, al igual que No «la película”, conforman un meticuloso y triunfante producto de consumo, ecosistema de sí mismo, modelo de negocio “360´” —como dirían los chicos de Chicago.

 

Recordemos que el prestigioso festival francés nace como respuesta política a la «mostra» internacional del Cine de Venecia,con el objetivo de contrarrestar la injerencias del gobierno fascista Italiano que, junto con los nazis alemanes , afirmaba su propaganda ideología en la selección , programación y promoción de sus películas en ese encuentro.

 

Y la transición a la democracia en Chile nace —de igual modo— como respuesta política al modelo fascista impuesto, con una diferencia: mientras la primera versión de Cannes (presidida por el mismísimo Lumière ) duraría solo un par de días —pues Alemania invade Polonia y encuentra la respuesta franco-británica que le declara guerra al III Reich en la antesala de la segunda matanza mundial—, en Chile “la función debe continuar» y ni la tortura ni la sangre derramada y desaparecida detiene la conformación de una clase transpolítica que afirma su propaganda ideológica, refuta cuestionar su ética y procura coludirse para suministrar, vender y proveer “bebidas free” con la misma “libertad» alcanzada por el modelo donde ya no presiden Estados sino empresas y directorios.

 

El plebiscito es el titulo y sujeto artístico de una original obra teatral de Antonio Skármeta y en el cual se inspira Pedro Peirano para crear un calibrado guión, ambos escritores de reconocido talento, para dimensionar obras sostenidas en “la forma sentimental de la mercancía”, como diría Baudelaire.

 

Y es desde allí que los hermanos Larraín logran articular un discurso audiovisual que recoge, contiene y traduce la realidad contemporánea de Chile ( y el actual descontento social de temperatura mundial) en una apropiación de la realidad en que conviven presente y pasado —muy notable el uso de material de archivo— con un correlato que instala al espectador frente a una dictadura de imágenes, esa dictadura irónica de la realidad televisual y la libertad del mercado en que se mueve talentosamente está gran pieza publicitaria que fue la franja del «No«, que es hoy No, la película.

 

Inteligentemente incuestionable, engendro productor de ilusión, el filme devuelve a una industria obesa de “filmadores de películas” y promotores de banalidad y fetichismo , esa esperanza del mensaje como representación del mamífero humano , ese deseo de ilusión, que felizmente sobrevive en el séptimo arte .

 

Niveladas actuaciones, música pertinente, distribución mundial que le hace bien a Chile, virtuosa estética Umatic que transporta a una experiencia estética cautivante, logran catapultar si no como la mejor, sí como una de las producciones de mayor jerarquía de la presente cinematografía chilena.

 

Solo que, mientras aplaudimos , Nos seguiremos preguntando ¿dónde están?
——
* Músico.

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2 Comentarios
  1. Marcela Arellano Fuentes Profesora de Chile dice

    Y nos la venden con un actor que engancha a los «pro», alternativos y nostálgicos, Gael García Bernal; sin su presencia, con un chileno haciendo profesionalmente de publicista extranjero, la película no estaría en los medios.
    Y en plena campaña de alcaldes y consejales,donde aparecen 80 «aparecidos» candidatos, buscando un sueldo suculento por comuna, aún veo aquellos luchadores que como dice Antonio Casalduero, arriesgaron la vida, luchando por salvar la propia y la de sus familias y amigos, para que este sistema no termine por engullírselos en su abanico de oportunidades para surgir como estafar, endeudarse, ser los sapos leales de un jefecillo explotador, en fin, aquellos que aún luchan por NO sacarse el estigma del luchador consecuente, aunque los neodemócratas los miren con desprecio. No olvidemos: Viva el pueblo, vivan los trabajadores…

  2. Antonio Casalduero Recuero dice

    Como una forma de desempolvar episodios del pasado «No» está bien como película, aunque en estricto rigor no hay que olvidar que el plebiscito lo armó, lo coordinó, lo protagonizó, y quien se llevó las palmas fue la pequeña burguesía chilena, los sectores populares quedaron marginados, aquellos que verdaderamente dieron la pelea fueron dejados a un lado, y para obtener la mejor prueba de ello basta con mirar la composición social de los primeros diputados y senadores, perpetuándose hasta el día de hoy, todos ellos habían aparecido en la franja del NO. ¿Dónde quedaron los luchadores sociales sobrevivientes del genocidio pinochetista? ¿Existe algún frentista que ofrezca su testimonio en la película?; no olvidemos que éstos fueron los únicos que en verdad indujeron y provocaron el plebiscito por indicaciones del Papa y del Pentágono. ¿Por que los comunistas fueron discriminados en ese entonces?, pese a haber sido el partido con mayor cantidad de víctimas en todo Chile, los más apaleados, torturados y perseguidos. ¿Por qué no aparecen pobladores populares de La Legua, La Victoria, La Pincoya, la Dávila, etc?, porque éstos dieron la cara en todas las movilizaciones, ellos se enfrentaron al aparato represor de la dictadura, sufrieron tortura y desaparecimiento… pero no aparecen ni en la franja ni menos en la película, ellos son los discriminados de siempre. Por ejemplo, Lautaro Carmona fue uno de los dirigentes más buscados por la DINA y la CNI, usaba la chapa de Camilo o Comandante Camilo, él planificó y coordinó acciones de masas, arriesgó valientemente su propia vida. ¿En qué barricada habrá estado Ricardo Lagos, o Bachelet, o Escalona, o el diputado vitalicio Carlos Montes, y otros afines? Pero ahí están hoy, ocupando escaños parlamentarios gracias a la sangre derramada por otros para ellos, sentándose gracias a los torturados, a los desaparecidos; y más aún, han hecho su discurso sobre esa base… ¿eso no es ser un caradura? ¿Acaso Lagos, por haber mostrado su dedito, habrá sido suficiente acto como su máximo gesto de rebeldía, y eso le daba derecho a erigirse en Presidente? A Lagos no dejan de aplaudirlo los empresarios, jamás ha ido como orador a un acto de masas de la CUT, tampoco ha sido invitado. Todo esto no lo muestra la película del NO. Ellos son los rostros decentes y armoniosos para la pantalla, son los educados, los adinerados, ellos pertenecen a la pequeña burguesía pero no a los sectores populares, los verdaderos protagonistas de la gesta del pueblo de Chile contra la dictadura. Estos pequeñoburgueses sólo buscan reproducir este sistema injusto y discriminador, y de ahí no hay más.

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