Colombia: la ficción del progreso y el desastre de las aguas, un crimen en aras del interés empresarial

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En otra dimensión de la historia (o de la economía) podría decirse que llueve sobre mojado a España e Italia en Colombia. la verdad es diferente: empresas de esas nacionalidades hacen llover miseria y sangre, y destruyen nueve mil hectáreas en el país suramericano. Un hecho para pensar —de un modo distinto a cómo presenta la «gran prensa»— los procesos de recuperación reciente emprendidos por los gobiernos de la Argentina y Bolivia. Un documental prohibido.| ALEJANDRO TESA.

 

Trata sobre —dice su realizador, el periodista Bladimir Sánchez Espitie— el asedio de las multinacionales energéticas EMGESA, ENDESA, españolas, y ENEL, italiana, vinculado en el desalojo de campesinos y destrucción de 9.000 hectáreas de tierras y bosques —especie endémicas— en el departamento del Huila. El asunto lo conforma la necesidad de energía eléctrica para desarrollos económicos en el sur de Colombia —procesos también cuestionados.

 

El Departamento de Huila está situado en la parte sur de la región andina, equivale a menos del dos por ciento del territorio del país, poco más de 19.800 hectáreas y, hasta la puesta en marcha de los proyectos petroleros e hidroeléctricos constituía una región esencialmente agraria, cultivos industrializados de arroz, cacao, algodón, sorgo, soya, café; y yuca, maíz, arveja y plátano como agricultura tradicional.

 

La minería, sin embargo, adquirió importancia en los últimos años con la explotaión de yacimientos de petróleo y gas natural. Este último se está utilizando con gran éxito en el luso doméstico y la producción de energía. Ña electricidad requerida se obtiene a través de la represa de Betania, que aprovecha las aguas del río Magdalena. Pero no alcanza.

 

Para la ciudadanía conciente, sectores políticos y ambientalistas —colombianos y extranjeros— el auspicio gubernamental, doblemente impulsado por el actual gobierno en connivencia con empresas foráneas produce una estigmatización irresponsable de la legítima resistencia civil de miles de campesinos catalogados como subversivos con intereses oscuros.

 

En verdad lo que pasa en la región es un acto de barbarie que persigue con la construcción de una central hidroeléctrica destruir, por anegación y desalojo forzado de miles de campesinos simplemente ganancias para los bolsillos de los accionistas europeos; el departamento del Huila perdería por año  $62.000 millones de pesos  dejando sin empleo a 8.000 campesinos, desplazando más de 400 familias.

 

La represa llamada el Quimbo la están construyendo sobre 9 fallas geológicas, el peso de agua aceleraría los movimientos de tierras según el geólogo de la Contraloría y el embalse crearía un lago artificial con un diámetro de cuatro kilómetros convirtiéndose en un espejo reflejando la radiación solar hacia las montañas, lo que afectará los pisos térmicos y la optimización de la productividad de muchos cultivos como lo es el café uno de los principales generadores de empleo entre otros en la región.

 

Para algunas autoridades estas obras son «Un sueño hecho realidad, fruto de un arduo trabajo y el cumplimiento de uno de los grandes sueños que por varias décadas tuvimos los huilenses. Un megaproyecto que cambiará el panorama socio-económico y cultural de la región, consolidando al departamento como uno de los primeros productores de energía del país”, según dijo el gobernador al poner en marcha los trabajos (ante la presencia del mandamás de EMGESA, ver aquí).

 

No piensa lo mismo el ex presidente del Congreso, Hernán Andrade; señaló el senador que cuando se debatió la iniciativa, pese a exponerse los males que el proyecto significa para la zona, no pasó nada. Dijo a la prensa:

 

«Nos dormimos los dirigentes, no fuimos diligentes antes de que les dieran una licencia ambiental y parece que solo nos hemos dado cuenta de la situación tras el violento desalojo de los campesinos, sin contemplación, en incidentes en que un campesino perdió un ojo y varios terminaron heridos».

 

Una pequeña reseña de lo que espera a los moradores de la comarca la presenta un mini vídeo de alrededor de dos minutos sobre lo que pasará a la antigua Iglesia de El Quimbo, en la zona que se anegará, realizado por un equipo dirigido por Carlos Ernesto Gómez y Luisa Fernanda Aguas.

 

El documental producido por Bladimir Sánchez Espitie —realizador audiovisual, periodista comunitario, presidente Consejo Municipal de Cultura e integrante de la Mesa de derechos Humanos de ASOQUIMBO (xbladimir@gmail.com)—, con una duración de casi una hora, permite conocer la opinión de los habitantes que están siendo desplazados (se espera que la represa esté completa para 2014), hostigados y perseguidos por el contubernio empresarial-gubernamental puede verse aquí.

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