Cuba, polémica: el gato asiático en la mayoría cívica

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Cualquier semejanza en los apellidos no es pura casualidad, es un claro ejemplo de cómo los supuestos marxistas proyectan su diversionismo ideológico para mantenerse actualizados en el nuevo status. El artículo de Darío Machado Rodríguez titulado El trasfondo ideológico de los cambios en Cuba[1] es un  claro ejemplo de cómo un supuesto marxista proyecta su diversionismo ideológico para mantenerse actualizado en el nuevo status, ese que se desprende de la nueva perspectiva de un socialismo tipo asiático. | El Francotirador del Cauto.*

 

Al parecer, los más listos, quieren en ese socialismo de mercado quedar situados en la parte de los millonarios y no en la de la gran masa de pueblo explotada “socializadamente”.
Lo que más me llama la atención en este nuevo análisis de los tanques pensantes del Partido Comunista de Cuba es ese gran aporte hecho por Darío Machado de obviar el papel relevante y revolucionario de la clase obrera, algo intrínseco en la filosofía marxista, para tratar de embutirnos el término de “mayorías cívicas”.

 

La superficialidad de su aproximación a la realidad cubana es absurda y acientífica, sobre todo cuando en uno de sus párrafos afirma que “cualquier intento, el más completo y preciso, no podría reflejar con toda fidelidad el complejo proceso de transformaciones de la mentalidad del cubano a lo largo de más de medio siglo y hasta hoy, mentalidad que de entrada es ella misma una abstracción, que dejará al margen obligadamente infinitas particularidades y singularidades”. Para luego, sobre esta nebulosa incomprensible, atreverse a afirmar que se  puede establecer, a pesar de ello, una plataforma cuyo sujeto son las “mayorías ciudadanas”.

 

Tales “mayorías ciudadanas” sigue siendo por tanto una “abstracción” de este marxista extraviado. Que yo sepa, en la secundaria básica nos explicaban que las sociedades estaban divididas en clases, y en la capitalista habían dos clases antagónicas, el dueño de los medios de producción y de la plusvalía, y el obrero que solo era dueño de sus cadenas y de su mano de obra que podía vender en ocasiones y en otras no.

 

En el socialismo el obrero era dueño de los medios de producción, pero por el camino algunos iluminados pensaron que mejor era estatizarlo, y seguir manteniendo, como en el capitalismo, al obrero asalariado, cosa algo antimarxista, ya que el Moro decía que mientras existiera el salario, existiría plusvalía y por lo tanto explotación.

 

Ahora, con los nuevos adelantos del socialismo asiático, con esa neo idea marxista  importantísima de que no importa el color del gato, sino que cace ratones, pues ahora quieren que el gato se desideologice y entre de lleno en las “mayorías de gatos cívicos”, sin referencia alguna a la clase a la que pertenece.

 

Darío  Machado utiliza en sus análisis términos incorrectos y ya anticuados en la jerga marxista cuando afirma que en Cuba existió el predominio casi total de la propiedad social sobre los medios de producción y servicios y demás  propiedades socializadas. A estas alturas seguir con esas deformaciones de la realidad le quitan seriedad a cualquier análisis, la propiedad es estatal y hay un intento estatal de distribuir las riquezas con justicia social, lo que se ha visto afectado por las ansias de nuestra burocracia de vivir mucho mejor que su pueblo. ¿No suena así mejor, Darío?

 

Menciona, así de pasada, que en 1968 el estado decidió  extirpar la raíz económica del sistema mercantil eliminando la pequeña propiedad privada que sustentaba un extendido cuentapropismo, en muchos casos con tradición familiar y local, y con ello dar un golpe definitivo a la raíz económica del sistema mercantil y a la ideología burguesa. De lo que supongo que más de 40 años después estamos introduciendo nuevamente la raíz económica de tal sistema. Y me surge la duda ¿estábamos equivocados en 1968 o ahora en el 2012?

 

Tal respuesta para Darío es como observar a un gato negro que le pasa por delante. ¿Coincide entonces con nosotros en que los Lineamientos introducen la raíz económica del sistema mercantil y la idolología burguesa en nuestro país?

 

Otra aseveración fuera de lugar de este articulista es que en Cuba se recuperó el sindicalismo. ¿Cuándo fue eso, que no me he dado cuenta aún? Lo que sí recuerdo es al máximo dirigente de la Central de Trabajadores de Cuba apoyando la disponibilidad de más de un millón de obreros. Por eso en los países capitalistas surgieron los indignados, debe ser porque allí si hay sindicalismo y lucha obrera por sus intereses de clases.

 

En otra parte de su diatriba afirma que en Cuba se  absolutizó el papel de los mecanismos al punto de deformar sus objetivos primarios, se abusó del estímulo material, se entronizaron vicios administrativos, entre ellos el sectorialismo y se incrementó el desvío de recursos. ¿Y la responsabilidad de la burocracia en ello donde la ubicamos? ¿Y la corrupción burocrática es culpa de los obreros?

 

Argumenta que  los largos años de escasez y de penurias sin alivio repuntó el individualismo en la sociedad cubana. Valores solidarios antes compartidos y expresados en las relaciones humanas por las grandes mayorías ciudadanas, se debilitaron refugiándose en el ámbito familiar.

 

Del pacto social entre gobierno y pueblo nada habla este señor. Esas lacras del pasado surgieron en nuestro pueblo al sentirse abandonados por el gobierno, cuando se abrieron las oportunidades para el que tenía divisas, cuando el obrero comenzó a ser crítico de la sociedad que le cayó de una día para otro en la cabeza. Cuando la miseria, como el agua, se escurrió por toda la población, y como usted dice, cuando el dólar, símbolo del dinero imperialista, circulaba ahora libremente en el mercado donde había lo que no había para las grandes mayorías ciudadanas.

 

Luego, Darío Machado se mete de lleno en lo que llama el intercambio de equivalentes y dice que el cubano considera justo intercambiar equivalentes, lo cual rige no solo para el intercambio de objetos, sino también para justipreciar el valor de su capacidad laboral.

 

Yo sé adónde quiere llevarnos este analista de la nomenclatura en su análisis, él mismo se descubre cuando dice que este intercambio de equivalentes viabiliza ahora el papel ordenador y constructivo de las relaciones mercantiles. ¿Del socialismo todavía no ha hablado ni pitoche?

 

Y el cubano, Darío, lo que considera justo es una vida mejor que la que lleva, con mejores oportunidades de empleo y una remuneración que le permita vivir honradamente de su salario, para no verse obligado a desviar recursos para su subsistencia. No vaya usted a un colectivo obrero a hablarle tales sandeces de equivalencia.

 

Otro desfase de Darío es que para él labor ética, ideológica y política, al parecer, no es directamente proporcional a la sociedad en que se vive. Olvida que el hombre piensa de acuerdo a cómo vive. Usted no puede motivar a un obrero con los magros salarios que se les paga. Eso no se logra por decreto. ¿Cree usted que si entregáramos los medios de producción en propiedad a los colectivos obreros se sentirían más estimulados, y se lograría rápidamente  rescatar el orden, la disciplina, el control estricto de los recursos y de su empleo? ¿O eso solo puede lograrlo un Estado burócrata con leyes y decretos?

 

Adolece este analista de la concreción en las medidas a tomar. Se hace eco de ese eslogan de que hay que cambiar todo lo que debe ser cambiado, pero nadie ha concretado ¿qué es lo que debe ser cambiado? Según él, de poco vale repetir que hay que cambiar: hay que esclarecer cómo, y esto último no es posible en los detalles, pero sí en sus líneas maestras.

 

El sistema, Darío, el sistema es lo que debe ser cambiado para más socialismo y democracia.

 

Pero no, para Darío todo es un problema de decretos y leyes, para él hay que crear los espacios económicos y las motivaciones eficientes para que se desarrolle la creatividad de los productores de bienes y servicios y junto con ello el amparo jurídico normativo para su actividad, el amparo para los que producen esos bienes y para quienes los adquieren para cubrir sus necesidades. Por supuesto, esto incluye más, al parecer, a la propiedad privada. De socialización, ni jota.

 

Más aún, en el deslizamiento de este sujeto a posiciones revisionistas, pues para él, el socialismo necesita de una certera intencionalidad social, cultural y política, además de condiciones materiales, para que tal intencionalidad tenga éxito, ojo con hablar de socialización de la propiedad. No, el socialismo se puede construir con las armas melladas del capitalismo. El Che, para Darío, no tenía razón.

 

Es decir, según Darío, es un mediocre, y de mentalidad  dogmatica y mecánica,  quien crea que “si hay mercado, no puede haber socialismo”. Que dogmático y mecánico termina siendo este analista. Dentro de la fase socialista puede coexistir la pequeña y mediana propiedad, incluso, el mercado, pero el predominio de las medidas de la sociedad, liderada por la clase obrera, deben ser socialistas.

 

Puedo decirte más, las medidas de corte capitalistas en una sociedad donde el Estado es el dueño de los medios de producción y las medidas socialista son simples maquillajes, y donde la burocracia se ha corrompido a niveles cómo existe en Cuba, irremediablemente conducirán al capitalismo. Vuelve un poco el rostro hacia atrás y dime lo que sucedió en el ex campo socialista.

 

Aseveras que el mercado es una realidad que le ha sido necesaria a los seres humanos, también ha sido una realidad necesaria los diferentes formaciones socio económicas que nos precedieron y no por eso son apetecibles para nosotros ahora. Y si usted cree que las relaciones mercantiles tienen en las condiciones actuales de la sociedad cubana un lado constructivo, ordenador, regulador de las relaciones entre las personas, contribuyendo a recuperar el valor del trabajo y sobre esta base recuperar el trabajo como valor, es usted, indiscutiblemente,  un firme defensor del capitalismo.

 

Lástima que usted haya olvidado esa parte del marxismo en la que se habla de que una sociedad donde el productor sea dueño de los medios de producción engendra una moral, una ética y una responsabilidad social nunca vista en el pasado.

 

El verdadero valor del trabajo, Darío, solo se consigue con el socialismo. Lástima que usted haya perdido el camino y este buscando ese tipo de gato translucido que cace ratones.
En Cuba se perdió el valor del trabajo, como se perdió en el resto del ex campo socialista, porque ni era capitalismo, ni socialismo lo que se estaba construyendo. Volveré a estudiar profundamente el modo de producción asiático, y quizás pueda decirle qué era lo que se construía entonces.

 

En el capitalismo el valor del trabajo para el obrero tiene descontada la plusvalía que se apropia el dueño.

 

Es increíble que plantee usted lo siguiente: “A la mano invisible de las relaciones mercantiles hay que acompañarla con la mano invisible de la conciencia, de la ética, de la cultura, de la legitimidad de una juridicidad que pone límites al potencial crecimiento del afán de lucro, de la ideología que es la que pone límites e impide que la lógica mercantil crezca como la mala hierba y se adueñe de la sociedad, invadiendo todos los espacios públicos y no públicos y en el caso de la sociedad cubana subordinándola nuevamente a los designios del Norte, con los previsibles resultados funestos para la independencia, la soberanía, la identidad cultural y el bienestar de las mayorías”.

 

Darío la única mano invisible que hay en ese combate es la del socialismo, porque no existe, hay que construirlo. Toma como referencia las últimas dos décadas y tendrás que rehacer ese párrafo. Después de los Lineamientos hay un desenfreno en la calle ya imparable. Lo mismo un cuentapropista te vende mercancía de la India que de Miami y el Estado no puede controlarlo.

 

Lee las dos páginas del viernes de Granma dedicado a los lectores y te darás cuenta del carretilleo con productos a precios astronómico. El Estado ya ni puede controlar la inversión que desde la emigración se viene haciendo hoy por hoy en Cuba de forma ilegal. ¿Quién le va a crear a esos cuentapropistas esa conciencia socialista irreal de la que hablas?

 

Las medidas capitalistas solo engendran moral capitalista, solo engendran moral  y ética de explotación del hombre por el hombre. La historia pasada lo demuestra.

 

Si crees que Marx no tuvo razón, intenta darnos una nueva teoría sobre la construcción del socialismo que no sea tan confusa e inconexa, deja esa cancioncita relativa a que esa teoría nos la dará la vida misma, porque esa vida cada día te dice lo contrario.

 

Sin socialización de la producción y de la sociedad, sin democracia plebiscitaria, no hay teoría del socialismo que valga un bledo. Todo ese floreo intelectual para dar un espaldarazo a los Lineamientos solo engañará a esos gatos que ni siquiera cazan ratones.

 

No es un problema de poner los oídos en la tierra, que valga el consejo, hay que cuidarse de que le vaya a entrar a uno una garrapata en esa faena, sino de abandonar esas frases altisonantes que nada dicen a nuestro pueblo.

1] El texto de Darío Machada, publicado en Cuba debate, se lo encuentra aquí.
——
*Artículo reproducido en diversos medios periodísticos alternativos y páginas-web personales.

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