El empresario que desapareció en Hamburgo y murió en el Desierto de Atacama

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Texto, acaso de ciencia ficción, que narra las temerarias —aunque quizá no menos ciertas— explicaciones que dan los lugareños del Desierto de Atacama frente a la desaparición y reaparición en plena pampa, años después de desaparecidos, de cadáveres de personas que nunca debieron estar allí. | RODOLFO NOVAKOVIC.*

 

Julio Riquelme Ramírez, de 58 años de edad y funcionario (guardia) del Banco del Estado de Chile en la ciudad de Chillán, con fecha 2 de febrero de 1956 adquiere en Santiago un boleto hasta la estación ferroviaria de La Calera para coger el tren Longitudinal Norte que lo llevaría hasta la ciudad de Antofagasta para asistir al bautizo de su nieto y aprovechar de reencontrarse con su familia luego de veinte años.

 

Todo marchaba normal hasta que cruzaron Copiapó con destino hacia Antofagasta. Don Julio comenzó —según lo expresado por algunos pasajeros de aquella época— a sentir una sensación extraña e incómoda en el estómago lo que lo hacía levantarse varias veces desde su asiento, caminar hacia otros vagones y regresar. Luego de diversas idas y venidas —y ante el asombro de los pasajeros— misteriosamente desapareció y no lo vieron nunca más.

 

Aparte de su maleta intacta, Julio Riquelme nunca llegó a destino y aunque por años revisaron la vía ferroviaria para determinar si accidentalmente cayó del tren en movimiento, o bien si se quedó abajo en una de las tantas curvas donde el tren avanzaba a velocidad de caminata humana, su paradero nunca fue habido, como tampoco restos de sus documentos y pertenencias.

 

Curiosamente el mismo día —dos de febrero—, pero del año 1999, un ciudadano inglés que supuestamente realizaba exploraciones mineras al interior de una zona particularmente peligrosa (por estar rodeada de “chusca”, es decir, pozos de polvo donde si una persona cae es como si lo hiciera en “arena movediza”) encuentra que sobre una gran mancha amarilla de grasa humana ya seca está sentado un esqueleto, de cara al sol, de una altura aproximada de 1.83 cms, con su ropa puesta y sus pertenencias intactas.

 

Realizados los estudios y los cálculos pertinentes se determinó que el cuerpo de Julio Riquelme estaba a unos 18 kilómetros en línea recta de la antigua y hoy abandonada estación Los Vientos. Aunque mucho se ha especulado sobre este caso, psicólogos como Giorgio Agostini atribuye el extravío de Riquelme al fenómeno denominado “empampamiento”, en el que tras perderse una persona en pleno desierto, sin agua y sin una clara orientación, la mente sufre una regresión que lo lleva a su niñez y el sentido de la orientación queda severamente afectado. Así, el desierto hace lo suyo al alternarse días con temperaturas por sobre los 40° C y noches con temperaturas bajo cero.

 

El resultado —según este académico— es el fallecimiento por deshidratación e hipotermia.

 

La pampa a veces devuelve

 

Existe, semejante a lo ocurrido con el señor Riquelme, otro caso no menos misterioso, que aún no ha sido totalmente resuelto, y que presento en estas notas: se trata de la historia del ciudadano alemán Freddy Steinwinter.

 

Corría el año 1965 y en la ciudad de Hamburgo un empresario hacía poco que había adquirido un flamante vehículo de cuatro puertas marca Mercedes Benz; como todas las mañanas, salió de su casa y manejó el vehículo rumbo a su oficina, no muy distante y dentro de la misma ciudad.

 

Empero, tal como sucedió con Julio Riquelme, el empresario jamás llegó a su oficina y pese a que la familia solicitó su búsqueda por toda Europa, jamás su cuerpo fue encontrado; tampoco su flamante Mercedes Benz.

 

Dado que Hamburgo es un puerto, se pesquisaron las posibles eventuales salidas del señor Steinwinter, así como la de su vehículo, presumiéndose que este último haya sido robado y su dueño asaltado o secuestrado. La búsqueda resultó infructuosa y a fines de los años sesentas se abandonó todo esfuerzo para dar con el paradero de este empresario y, además, piloto. Se abría el enigma Steinwinter.

 

Años después, luego de mediados de los años setentas, bajo el gobierno dictatorial de la junta militar chilena, se ordenó tanto a Carabineros como al ejército mantener bajo vigilancia las fronteras y los salares del norte del país así como oficinas salitreras abandonados.

 

Y así fue que, en una de estas tantas rondas, la policía uniformada se encontró con un gran objeto metálico que se divisaba a lo lejos cercano a los bordes del Salar de Maricunga, al norte de la ciudad de Copiapó.

 

Tras acercarse cuidadosa y meticulosamente, Carabineros de Chile se percató que se trataba de un Mercedes Benz de patente alemana perfectamente conservado, con bastante polvo por efecto de los vientos y por el paso del tiempo, sin tripulantes ni otras personas dentro. Lo más asombroso fue que las llaves del vehículo aún estaban puestas, el estanque de combustible estaba al máximo, y sin señas que indicasen forzamiento o robo.

 

Al consultar la patente a Alemania, para conocer la procedencia y nombre del dueño, con estupor los alemanes se dieron cuenta que aquel auto correspondía al del señor Steinwinter, extraviado misteriosamente de Hamburgo más de 15 años atrás.

 

La búsqueda del propietario del automóvil se centró en toda la zona y hasta la frontera con Argentina, infructuosamente, hasta que semanas después el cuerpo de Freddy Steinwinter fue hallado a unos 200 metros de Laguna Verde, a casi 50 kilómetros al este del Salar de Maricunga. Laguna Verde está sobre los 4.000 metros sobre el nivel del mar.

 

De alguna manera, este ciudadano alemán había llegado hasta esas latitudes y estacionado su vehículo en el mismo Salar de Maricunga, y tras abandonar el vehículo —dejando las llaves puestas— comenzó a caminar, al parecer totalmente extraviado, hasta sufrir quizá el fenómeno de “empampamiento”, falleciendo pocos días después por la deshidratación y las inclemencias del Desierto de Atacama.

 

Mientras algunos sostienen que Freddy Steinwinter, supuestamente ex piloto militar y miembro de las SS, huyó a mediados de los sesentas en forma clandestina para burlar los juicios y la persecución que aún entonces organizaciones judías realizaban en Europa, otros sostienen que este ciudadano alemán simplemente “se esfumó” en medio de las calles de Hamburgo, desapareciendo y reapareciendo en pleno desierto chileno.

 

Los lugareños piensan que Freddy Steinwinter abandonó su auto, lleno de combustible y con las llaves puestas, porque al no observar camino ni ruta, sino un enorme salar, decidió caminar para saber dónde estaba, extraviándose en el desierto. Imposibilitado de dar con su vehículo y tratando de orientarse en medio de la nada, llegó hasta el sector de Laguna Verde donde falleció. Como le habría ocurrido el señor Riquelme.

 

A más de todos estos comentarios —un poco crípticos— existe una tercera versión: Steinwinter, ex integrante de las SS, habría abrazado el Movimiento Keniano en contra del Imperio Británico, conocido como los Mau Mau, y tras huir a Suramérica se ocultó un tiempo en Paraguay, llegando a ser el jefe de finanzas del grupo Joseph Riccord, con sede en la ciudad de Asunción.

 

Desde esa localidad —según esta versión— Steinwinter decolaba en aviones pequeños para transportar equipamiento y tecnología —también objetos de contrabando— hasta el Desierto de Atacama, donde utilizaban las casi deshabitadas y poco transitadas carreteras usadas como pistas de aterrizaje para cargar o descargar la mercadería.

 

Algunos ex funcionarios de Carabineros van aún más lejos y sostienen que desde inicios de 1963 y hasta el presente existe un extraño y poco conocido interés de ciertos países extranjeros (Alemania, Rusia y EEUU) por escudriñar una amplia zona que se encuentra entre estos salares y la localidad de Potrerillos; y que como resultado de dichas «correrías» de modo periódico se reportan extravíos y posteriormente, el hallazgo de cadáveres de ciudadanos pertenecientes principalmente a estos tres países.

 

¿Qué buscaban con tanto ahínco? Nadie lo sabe exactamente, más sí se sabe que hasta diciembre de 1973 un contingente de 50 militares rusos custodiaban un extraño observatorio astronómico situado más allá de una abandonada senda camino al «campamento americano» de Potrerillos. Para no pocos el observatorio no era más que una fachada para encubrir la confidencialidad de sus verdaderos propósitos.

 

Post scriptum:
Si alguien tiene material o antecedentes que pueda aportar a toda esta verdadera “ensalada rusa” donde las verdades se entremezclan con la ficción, le quedaré muy agradecido.
——
* Físico, ingeniero físico, escritor.
Original publicado en su «blog», donde se encontrarán otros materiales fotográficos y explicaciones.

 

Para mayor abundamiento sobre la desaparición de Julio Riquelme se puede consultar el «blog» del periodista Francisco Mouat, cuyo libro es citado por Novakovic en el artículo original.

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1 comentario
  1. Francisco Martínez Osses dice

    Un caso interesante y un desafio a la inteligencia , yo pienso que si este señor ex SS intento fugarse de su pais lo primero seria vender su automovil y reducirlo a dinero , lo que no se comenta es cuantos kilometros recorridos tenia el auto al ser encontrado en el desierto , eso mostraria si el abria usado el veiculo en sudamerica o si estaba detenido desde la fecha de su desaparición, podría pensarse en portales tridimensionales , ya que una persona que viaja en forma voluntaria por el desierto lleva agua y por ultimo retorna por donde vino y menos mal que no callo en manos de la DINA

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