La tarjeta y el árbol de navidad
Hubo una época, cuando al llegar las fechas de Navidad era muy frecuente enviar y recibir tarjetas para felicitar las fiestas.
Las tarjetas navideñas fueron inventadas por Sir Henry Cole, caballero británico, fundador del Museo Victoria & Albert, pensando llegar al corazón de sus amistades de un modo original, quien en el año 1843 encargó a John Calcott Horsley, un amigo artista, que le dibujara y pintara una escena navideña, que luego mandaría a reproducir en una imprenta, para después escribirle unos breves deseos de felicidad.
Horsley hizo mil tarjetas y, las que no utilizó Cole, las vendió a un chelín cada una. Eran unos grabados coloreados a mano que representaban una familia que brindaba por sus amigos ausentes. La imagen fue criticada por muchos puritanos, que decían fomentaba la bebida.
En 1862 se empezaron a imprimir tarjetas navideñas en serie, que fueron un éxito inmediato. En 1893 la costumbre recibió la confirmación real cuando la Reina Victoria, del Reino Unido encargó mil tarjetas a una imprenta británica.
En 1875 Louis Prang se convirtió en la primera impresora en ofrecer tarjetas en Estados Unidos, y no obstante el renombre de sus tarjetas, las limitaciones baratas lo llevaron fuera del mercado. El advenimiento de la postal fue el inicio del fin de las tarjetas elaboradas al estilo victoriano, pero hacia los años 1920, las tarjetas con sobres habían vuelto.
Las tarjetas continuaron desarrollándose a través del siglo XX con cambio de gusto y técnicas de impresión. Las guerras mundiales trajeron tarjetas con temas patrióticos. Mientras que las de estudio idiosincráticas con dibujos de historieta y a veces humor calaron en los años de 1950. Imágenes nostálgicas, sentimentales y las religiosas son ahora de nuevo populares, y las reproducciones de tarjetas victorianas y edwardianas son fáciles de obtener.
En 1953, el presidente de los Estados Unidos, Dwight D. Eisenhower publicó la primera tarjeta de la Casa Blanca. Las tarjetas representan generalmente escenas de la residencia oficial, pintadas por artistas norteamericanos.
La tarjeta de Navidad puede comprarse individualmente, pero se venden generalmente en paquetes del mismo boceto o diseños variados. Los avances en la tecnología digital y en la calidad de impresión han proporcionado una manera más tecnológica de personalizarla.
Dese el principio, las tarjetas de Navidad han sido coleccionadas ávidamente. La reina María de Inglaterra reunió una gran colección que ahora guarda el Museo Británico. Los ejemplares de la edad de oro de la impresión son especialmente estimados y se venden en grandes sumas en las subastas. En diciembre del 2005 una de las tarjetas originales de Horsley fue vendida por nueve mil libras.
Con las nuevas tecnologías esta traición se ha ido perdiendo y el volumen de envíos de tarjetas postales en Navidad ha descendido estrepitosamente. Hoy en día, es común felicitar a los familiares y amigos a través de mensajes sms, emails, o postales virtuales a través de internet.
El árbol de Navidad
Cuando los primeros cristianos llegaron al norte de Europa, descubrieron que sus habitantes celebraban el nacimiento de Frey, dios del Sol y la fertilidad, adornando un árbol perenne, en la fecha próxima a la Navidad cristiana. Este árbol simbolizaba el árbol del Universo. Posteriormente con la evangelización de esos pueblos, los conversos, tomaron la idea del árbol, para celebrar el nacimiento de Jesús cambiándole totalmente el significado.
Se dice que San Bonifacio -680-754 d.C- evangelizador de Alemania, tomó un hacha y sembró un pino, que por ser perenne, simbolizó el amor a Dios, adornándolo con manzanas y velas. Al ser una especie imperecedera el pino es símbolo de la vida eterna. Además, su forma de triángulo representa a la Santísima Trinidad. Las manzanas 
simbolizaban el pecado original y las tentaciones, mientras que las velas representaban la luz de Jesucristo como luz del mundo.
Es posible que el primer árbol navideño, como se conoce en la actualidad, sugiera en Alemania, donde se implanto por primera vez en 1605, comenzado allí su difusión. A Finlandia llego en 1800, mientras que en Inglaterra lo hizo en 1829, y en el Castillo De Windsor se vio por primera vez en 1841.
La tradición de adornar el árbol de navidad parece que se inició en Alemania y Escandinavia en los siglos XVI y XVII, extendiéndose posteriormente a otros países europeos. Con el paso del tiempo, las manzanas y las velas, se transformaron en esferas, luces, lazos y otros adornos.
Para la decoración del árbol de Navidad se utiliza en la actualidad una gran diversidad de objetos, siendo los más tradicionales, la estrella colocada generalmente en la punta del árbol que representa la fe que debe guiar la vida del cristiano, recordando la estrella de Belén. Esferas o bolas que simbolizan los dones de Dios a los hombres, así como lazos que aluden la unión de las familias y luces, que significan la luz de Cristo.
Posteriormente se agrego la costumbre de colocar regalos para los niños bajo el árbol, enviados por el Niño Jesús, San Nicolás, Papa Noel o los Reyes Magos, dependiendo las costumbres del lugar donde se encuentre.
Según la Iglesia Católica y otras iglesias cristianas, el 25 de diciembre era la fecha observada por los paganos de la antigüedad como el día del nacimiento de Jesús, asociado con Nemrod –monarca de Mesopotamia, mencionado en el capítulo 10 del libro Génesis- y el dios sol. Semiramis y sus seguidores, sostenían que el 25 de diciembre, un árbol siempre verde brotó durante la noche de un tocón seco en Babilonia, y que Nemrod volvería secretamente todos los años a la misma hora para dejar presentes en el árbol.
La Iglesia Católica estableció el 25 de diciembre como fecha del natalicio de Jesús.