País vasco: El futuro es el presente-avanzando de regreso

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Sales Santos Vera e Itziar Madina Elguezabal habitan en plena montaña vasca, en una zona donde la frontera entre España y Francia se borra y la neblina oculta los senderos que antaño sirvieron para el contrabando y la guerrilla. Por allí transitaron maquis y resistentes antifranquistas.

Sales llegó a la región desde Extremadura cuando los primos de su padre formaban parte de una columna de siete mil guerrilleros. Itziar nació vasca y como muchos vascos vio a su padre huir al exilio. Era la época de ETA.

Conocí a Sales e Itziar en octubre de 2014 en la pequeña localidad de Goizueta. El nexo fue un amigo en común: Tad Gail, poeta californiano expatriado hace más de tres décadas. Nuestro encuentro fue eléctrico y nuestras conversaciones sobre anarquismo, poesía y brujería. Una noche caminamos en medio del tumulto bohemio de San Sebastián. Otra vez aparecimos en la villa ocupada de Lakabe.

También subimos montañas y collados, buscando los círculos megalíticos de piedra -o crómlech- que datan de la Edad de Bronce (2500 a.C.–1000 a.C.). Itziar es novelista y escribe para un selecto grupo de lectores que lee en euskera, es decir, en vasco. Decir vasco es decir Euskal Herriak, lo que en castellano conocemos como Vasconia; o sea, esas tres regiones que comprenden la comunidad autónoma de Euskadi o País vasco, la comunidad foral de Navarra y la región de Iparraldea o País vasco francés.

En 2009 Itziar publicó la novela Arritxu eta Mago Zurien Anaidia. Y en 2012 publicó en comandita con Sales el libro Comunidades sin Estado en la Montaña Vasca, editado por Hagin en Navarra y traducido al francés en 2014.  Lo que sigue es una conversación que tuvimos a propósito de este libro.

 Sales Santos Vera y Tad Gail
Sales Santos Vera y Tad Gail

– En vuestro libro, Comunidades sin Estado en la Montaña Vasca, se habla del batzarre y del auzolan: dos prácticas comunitarias tradicionales del mundo vasco. ¿Podrían explicar en qué consisten tales prácticas?

Sales e Itziar: Se le llama batzarre a la asamblea vecinal en la cual se tomaban las decisiones que afectaban al conjunto de los habitantes de un lugar y eran de obligado cumplimiento. En él participaban todas las personas, hombres y mujeres, del pueblo. Con el tiempo y la presión del estado, se fue reduciendo el número de participantes en este órgano soberano. La primera limitación a participar en el batzarre se produce cuando sólo pueden participar en éste l@s hereder@s de las casas.

Este hecho tuvo una gran transcendencia, ya que supuso la ruptura política de la célula base de la comunidad, que quedó dividida en dos clases sociales diferentes: l@s «vecin@s» o hereder@s de la casa familiar y l@s morador@s o habitantes sin derechos, que solían ser el resto de herman@s
sin derechos a herencia de ese mismo solar. Luego, con la excusa de que en los batzarre se producían tumultos y demás, se fue reduciendo aún más el número de participantes, y se impuso como criterio de selección el hecho de saber leer y escribir en castellano.

También se añadieron otras condiciones, de índole social y económico (limpieza de sangre, hidalguía, un mínimo de posesiones… etc). La Junta que sustituyó al batzarre al principio se componía de 100 delegados, más tarde 50, en la actualidad el número varía en función de los habitantes. Hoy en día, el batzarre no tiene ningún poder ejecutivo. El estado, por medio de los ayuntamientos, se apropió definitivamente de él allá por los primeros años de la transición (años 80, tras la dictadura franquista). A pesar de ello, se sigue celebrando batzarre en pequeños pueblos y algunos valles de la montaña vasca.

Incluso su figura está jurídica y legalmente reconocida, pero sus atribuciones no son sino meramente consultivas.

En lo que respecta al auzolan, precisemos que existen dos modalidades. La
primera y más general, es la del artelan, trabajo entre todos los habitantes del pueblo. Su cometido era realizar los trabajos que afectaban a toda la comunidad como llevada y mantenimiento de la red de aguas, caminos, puentes, molinos… etc. Por otra parte está el auzolan, que es la colaboración entre l@s primer@s vecin@s para trabajos puntuales como recogida de la cosecha, ayuda en la construcción y mantenimiento de casas, etc.

Hoy en día, se hacen aún trabajos en artelan. Pero, ¿tiene algún interés? Pues la gente ya paga los impuestos que, se supone, sirven para sufragar los gastos de interés común, aquellos que precisamente, l@s vecin@s reunidas en artelan realizan gratuitamente.

En la recuperación del auzolan y del artelan, constatamos que, curiosamente, se ha obviado el batzarre. Esto se debe sin duda a que el estado y sus veladores, los partidos políticos se niegan a dar vida a una entidad que sustentaba la autonomía y la soberanía popular.

– ¿Piensan que al momento de contracción del sistema capitalista mundial,
debido a su expansión desmesurada, el batzarre y el auzolan -en tanto formas de interrelación social- podrían servir de ejemplo para diseñar un nuevo modelo de sociedad a escala humana?

-S&I: En primer lugar, decirte que bajo distintos nombres, claro está, el batzarre y el auzolan representan la forma natural de organización y de apoyo mutuo que se dieron las personas que vivían en comunidades en todos los lugares del planeta y que se han mantenido hasta que el estado ha acabado con ellas, subplantándolas. No sólo pensamos que sirven, sino que estamos firmemente convencid@s de que son la única forma que nos
queda si queremos vivir en una sociedad libre e igualitaria y como tú bien nos recordarías, si no lo dijéramos, feliz.

Desde la entrada en «crisis», aquí en Europa, la intelectualidad hace paralelismos con los prolegómenos de la Primera Gran Guerra, de la cual por estas fechas hay eventos para recordar su centenario, con el crack de 1929, con la segunda Guerra Mundial y también con el colapso y caída del Imperio Romano Occidental.

En los casos mencionados se dan una serie de coincidencias con la situación
actual: crisis económico-financiera, cambio de valores, siendo el individualismo, el egoísmo, la corrupción, etc…, los más destacados, aumento del autoritarismo, desmembramiento geográfico del estado… y con respecto a los tiempos del Imperio Romano, añadiríamos la presión en las fronteras de l@s migrantes, así como la crisis ecológica. Fue en torno al siglo III cuando se constata un avance glaciar que hizo bajar drásticamente la producción agrícola, con las consecuencias que podemos imaginar.En el momento actual, sin duda los problemas de índole ecológico son de lo más preocupante.

He aquí algunas lecciones que podemos sacar de estos ejemplos: tras la Primera Guerra Mundial, se produce la situación revolucionaria que sabemos en la Rusia zarista termina con la toma del estado por parte del partido bolchevique. Bien pronto, éste hizo ver que su camino no llevaba a la libertad. Los marinos del Kronstadt, l@s obrer@s y campesin@s ucranian@s y l@s anarquist@s en general lo comprobaron en sus propias
carnes. El crack del 29 acarreó la reafirmación de los estados que desembocaron en los fascismos harto conocidos. Tras la Segunda Guerra Mundial, advino la traición de los partidos comunistas; con el PCUS a la cabeza que, con el fin de participar en el estado,  pusieron en marcha sus Frentes Populares interclasistas, renunciando a la revolución y permitieron que la clase explotada tuviera que conformarse con las migajas que el
llamado Estado del Bienestar les ofrecía. Hoy, el «Estado de bienestar» ya ha desaparecido.

Sepulveda y Sales Santos Vera
Sepulveda y Sales Santos Vera

Todos estos ejemplos nos muestran lo que supuso para las clases populares
apropiarse del estado o colaborar con él. Pero no todo fue desechable. No podemos olvidar la resistencia ni las insurrecciones, que también las hubo (makhnovtchina, revolución española, consejos obreros en Alemania, Italia etc…) y tampoco su trágico final, al ser ahogadas en sangre por sus respectivos estados.

Nos queda por conocer lo que ocurrió a la caída del Imperio Romano Occidental. El romano era un estado hiperdespótico, con el ejército mayor y mejor dotado de aquellos tiempos. A éste habría que sumarle los ejércitos privados de los latifundistas. A pesar de esa seria amenaza, se expandieron las rebeliones campesinas, las insurreciones bagaudas, la liberación de esclavos y la presión en las fronteras de los pueblos germánicos. Estos
elementos «desintegradores» pudieron sobre los «integradores», como las ciudades, la ley, la lengua o la religión cristiana.

Justamente, la Iglesia fue con sus obispados, el principal elemento integrador y en muchos lugares, la única forma de estado. Al generalizarse la insurrección, empezó la descentralización, las ciudades fueron abandonadas o se redujeron a su mínima expresión. Muchos territorios fueron liberados, los insurrectos se apropiaron de las tierras pertenecientes a sus antiguos amos y las pusieron en común. Si añadimos a todo esto la existencia de ciertos pueblos que nunca fueron romanizados, parece que al colapsar el Imperio Romano nacieron miles de comunidades de aldea, autónomas y sin estado, que perduraron largo tiempo.

Favorecieron la caída de las ciudades y que muchos terratenientes abandonasen sus villas y sus tierras. Finalmente, junto a las comunidades de aldea, otros territorios quedaron bajo las nuevas formas de dominación, y así se formó algo parecido a una «piel de leopardo» compuesta por zonas libres y otras dominadas. L@s insurrect@s sabían que mientras la dominación no desapareciese, lo logrado por las armas debía seguir siendo
defendido de la misma manera. Por tanto, recuperaron castros defensivos que ya habían sido utilizados en la edad del hierro y/o construyeron otros. Hoy, las pruebas materiales de este pasaje de la historia se van conociendo. Gracias a trabajos arqueológicos recientes, los llamados «tiempos oscuros» se van clarificando y están permitiendo mostrar que con la caída del imperio romano no se pasó inmediatamente ni en todos los lugares al unísono a la sociedad feudal, como aseguran entre otros, los marxistas. La
historia no es lineal.

Esta situación duró en muchos lugares, siglos, pero el no acabar con el estado de una vez y para siempre, permitió la vuelta de la opresión ejercida precisamente por los que se apoderaron de éste. Sin duda, en la Montaña (vasca), el batzarre y el auzolan fueron las herramientas que utilizarían las comunidades a la hora de organizarse y ayudarse mutuamente y que ha llegado hasta nosotrs@s contra viento y marea, gracias a que en pueblos y valles, se ha seguido con estas prácticas.

En las sociedades del trabajo, la mercancía y la democracia, no sólo se trata del grado de alienación a la que nos someten, nos enfrentamos sobre todo a la dificultad que encontramos para imaginar mundos diferentes.

-Algo que encontré muy interesante en vuestro libro es la idea del círculo
como principio rector de las comunidades vascas premodernas. ¿Podrían hablar de este principio? ¿En qué sentido el círculo se opone a la ideología de la pirámide?

S&I: Empezaremos por situar el lugar donde se encuentra la comunidad donde la antropóloga Sandra Ott centró sus trabajos de campo y del que parten nuestras reflexiones. Se trata del pueblo de Santa Grazi, situado en la provincia vasca de Zuberoa, bajo la administración del estado francés. Santa Grazi está rodeado de montañas y sus habitantes aseguran que viven en el «círculo de las montañas».

1euskai liburu argazkiakEn torno a este «círculo de las montañas» nace un símbolo y prende un
pensamiento comunalista, así como una organización social circular que se basa en el igualitarismo y es ante todo antijerárquica. Por medio de diferentes ritos, la circularidad estaba presente en todas las facetas de la vida de los habitantes de Santa Grazi, siendo el más importante de todos, el rito del «pan bendito».

El pan bendecido sustituía a la hostia de la eucaristía cristiana. Una vez troceado en la misa mayor, la etxekandere; es decir, la señora de la casa; lo repartía a tod@s l@s vecin@s, y el cura no podía más que aceptarlo. Al mismo tiempo, se deseaban salud y felicidad.

Después de salir de misa y con el pan sobrante, la etxekandere realizaba una serie de ritos, a la entrada de su casa, algunos más dentro de casa, pero siempre antes de que se pusiese el sol. Ese mismo domingo tenía que dar un pedazo de pan a su primera vecina y regresar a casa antes de que oscureciera. A la semana siguiente, la etxekandere que había recibido el pan de su primera vecina, repetía el ritual con su primera vecina y así
sucesivamente. De tal manera, de casa en casa, el rito del pan daba la vuelta al pueblo, de barrio a barrio, y se contemplaba simbólicamente un círculo, sin fin. Tardaba en cerrarse el círculo dos años. Podemos apreciar otro principio de las religiones naturalistas: el del eterno retorno. La ritualización exigía, por ejemplo, que la rotación se hiciera siempre en el mismo sentido, de una casa hacia la otra, y que se cogiera el pan con la mano izquierda y se diera con la derecha.

En Santa Grazi, se puede apreciar una cohabitación de ritos paganos con los impuestos por la iglesia católica. No se puede hablar de sincretismo, pese a que a menudo así se denominan ese tipo de situaciones. En cuanto pudo, la iglesia prohibió el rito del pan, que para ella atentaba contra el más importante de sus ritos: la misa. Así, una mujer le quitaba el protagonismo al sacerdote, ¡el representante de Dios en la Tierra!

Recordemos que la costumbre del pan bendito no era exclusiva al pueblo de Santa Grazi, sino que estuvo muy extendida por toda Euskalerriak, durante siglos.

Pero el pan bendito representaba aún muchas cosas más. Para las mujeres de Santa Grazi este pan simbolizaba la «azia» o el “esperma” de la mujer. Textualmente, la «semilla», semejante a la de los animales o las plantas. Aunque tenían claro que sólo el hombre poseía el esperma capaz de embarazar a una mujer, la «azia» femenina servía para preñar el pan, pues era «materia de vida». Además, por medio del ofrecimiento del pan bendito, las mujeres creían que daban vida a los habitantes y antepasados de la casa y éstos a ellas. Aquí podemos ver cómo la antigua religión de los vascos, el culto a los difuntos, seguía muy presente en éste y en otros ritos.

Tenía también connotaciones simbólicas: era redondo; mágicas: se utilizaba para curar a los animales y, finalmente, rasgos maternales: era hecho por mujeres, era similar en forma y crecía como un vientre embarazado, lleno de «materia de vida». En el proceso de fabricación se evocaban los cuidados que se otorgaban a las criaturas recién nacidas.

Todo secreto del buen pan está en mantener el calor. Dicen en Santa Grazi que el «niño y el pan necesitan calor». Asimismo, el pan simboliza la existencia de un principio comunitario de consumo.

Pasemos a la segunda parte de la misma pregunta y veamos en qué sentido el círculo se opone a la ideología de la pirámide. Antes que nada una aclaración; por medio de la piramide, se entiende que simbolizamos la jerarquía.

Donde mejor se puede apreciar esta oposición antijerárquica es en la organización del trabajo pastoril en los pastos de montaña. Para situarnos, decir que las tierras de Santa Grazi eran comunales y que sus habitantes eran principalmente pastores de ovejas. Los pastores pasaban el verano en cabañas llamadas «cayolar».

En cada una de ellas convivían diez pastores, con el tiempo se fue reduciendo este número. De los diez, seis dormían en la cabaña y cuatro en sus casas, dentro de un sistema rotativo. Los trabajos diarios estaban divididos en seis categorías y tenían los siguientes nombres y cometidos: «la muchacha», que se encargaba de limpiar los cacharros de la cocina, traer el agua, dar de comer a los cerdos, etc, «el pastor de los corderos», «el pastor de las ovejas sin cordero», «el pastor ayudante», «el pastor mayor» y «la señora de la casa». El pastor mayor, el pastor ayudante y el pastor de las ovejas vacías (no preñadas), se encargaban del rebaño. La «señora de la casa» y «la muchacha» cuidaban de la cabaña. El trabajo más importante de todos era el que hacía la señora de la casa: la elaboración del queso.

Sabemos que una de las razones del nacimiento de las jerarquías reside en la especializacion del trabajo. En Santa Grazi, los puestos de trabajo eran rotativos. Cada día, los pastores cambiaban, de forma que el que ostentaba el de “mayor categoría”, ejerciendo de «señora», se cambiaba al de “menor grado” al día siguiente, volviéndose «muchacha». Con los otros pastores, pasaba otro tanto. Así se evitaba la especialización.

Podemos apreciar una vez más la circularidad en la rotación, pero también en la alternancia. La circularidad significa igualmente solidaridad, y el sentimiento de pertenecer a una comunidad, también acarrea la simetría.
La simetría, en simbiosis con la ideología del círculo, la podemos ver en infinidad de casos. Por ejemplo, el hombre es simétrico de la mujer, las personas de la naturaleza, la cabaña de la casa… etc.. Incluso la casa es simétrica de los humanos.

En Santa Grazi, cuando se instala en una casa la generación siguiente a la de los padres, se dice que «cuajó», empleándose la misma fórmula que sirve para calificar el vientre embarazado de una mujer, o la fermentación del queso o del pan.

Por contra, cuando prevalece la asimetría, las relaciones sociales pasan a ser relaciones de dominio-dependencia.

Si repasamos de forma somera algunos ejemplos, podremos observar qué ocurre cuando no se dan ciertos elementos básicos de la organización simétrica: sin alternancia, la organización circular se vuelve simplemente horizontal y lo horizontal tiende a volverse vertical. Veamos: en la región del Aubrac en el Macizo Central francés, los pastores de vacas practicaban la trashumancia a los pastos comunales de montaña.

Se organizaban de forma circular y denominaban sus diferentes cometidos con nombres que nos recuerdan a los de Zuberoa. Pero (al menos en la época que relataban los documentos que consultamos), no existía la alternancia en los trabajos. Así, «la niña» como le llamaban a la «muchacha» en su vertiente de Santa Grazi o el pastor jefe mayor eran siempre las mismas personas. Estamos, por tanto, ante una comunidad horizontal que no igualitaria y que, con el tiempo, se tornaría piramidal.

Veamos cómo ocurre la piramidalización, con otro ejemplo. La provincia
pirenaica  de Huesca (España) es colindante con Zuberoa. Tanto sus creencias, sus ritos, como su forma de organización circular y los nombres que los pastores dan a sus diferentes trabajos nos recuerdan a la comunidad pastoril vasca de Santa Grazi. Pero a diferencia de Zuberoa, en Huesca los pastos de montaña fueron usurpados por los caciques de la provincia. Ello hizo que los pastores, antaño dueños de pastos y rebaños, pasasen a ser asalariados de los caciques ladrones. Los salarios acentuaron las diferencias
entre los pastores del alto Huesca, se eliminó la alternancia y las relaciones sociales se volvieron completamente asimétricas. Apareció la autoridad, representada y ritualizada en el mayoral, «el pastor mayor». Nadie debía beber si éste no bebía, ni nadie comía mientras él bebía. Infrigir estas prohibiciones acarreaba duras sanciones.

La desaparición de algunos elementos básicos de la «ideología del círculo» no sólo trajo la ruptura del equilibrio que éste proporcionaba en las relaciones sociales.

También trajo desencajes económicos y demográficos. A continuación se impone la ideología de la pirámide, se fortalece el Estado y… hasta hoy…

– Ustedes hablan de la furia inquisitorial contra brujos y curanderas
durante el proceso de colonización de la población vasca. ¿Podrían hablar más en detalle de este proceso colonizador en Vasconia y de sus consecuencias?

-S&I: Aunque en Europa el término “colonización” se utiliza generalmente para nombrar el acaparamiento económico y de asimilación de culturas por el viejo continente en el resto del planeta ocurrido a partir del “descubrimiento” de Abya-Yala, a nuestro entender, en Europa se produjo un movimiento de colonización de unos pueblos sobre otros y de unas clases sociales sobre otras, desde mucho antes.

Nos centraremos en tiempos del Reino de Navarra (siglos X-XVI) y, sobre todo, después de la conquista de éste por el Reino de Castilla, y geográficamente lo situaremos en la Montaña Vasca. La colonización de estos territorios y personas fue llevada en dos frentes. El de las ideas, dirigido por la Iglesia, y el político, representado por la monarquía y el estado. Antes más fueron fuerzas exógenas como las de los romanos, los
visigodos o los mahometanos las que colonizaron la parte llana de Vasconia (llamada también ager). La parte montañosa (saltus), situada al norte, se mantuvo al margen de cualquier colonización, defendiendo por todos los medios su independencia. En la época a la que nos referimos, resultará ser una casta autóctona (social, militar y religiosa) la que se lance a colonizar las comunidades que habitaban en la Montaña Vasca.

Para el siglo III de nuestra era, el sur de Vasconia estuvo cristianizado. En el siglo IV, el emperador hispanorromano Teodosio declaró la religión cristiana como la única religión en el Imperio Romano, y empezó la persecución contra el resto de creencias. Pero a pesar de la represión, el paganismo siguió en la Montaña Vasca. Existen vestigios arqueológicos que demuestran que el crómlech de Sohandia (Donibane-Garazi, Saint-Jean-Pied de Port, Baja Navarra) fue utilizado como necrópolis hasta el siglo XIV. En él se incineraban a los muertos, cuando este rito pagano era perseguido y severamente castigado por la Iglesia. Tal vez esta evidencia es la más llamativa, pero las creencias y prácticas paganas naturalistas y animistas han llegado hasta nuestros días.

Las podemos identificar en las danzas, las fiestas de los solsticios, en las romerías, las creencias relativas a la influencia lunar, de los genios, el culto a l@s muert@s, etc.

Estas creencias íntimamente ligadas a la Madre Tierra formaban una cosmogonía naturalista, animista y matriarcalista que a su vez fomentaba una serie de valores que se revertían en unas comunidades con un fuerte espíritu colectivo, anti-individualista, antijerárquico, etc, y que eran, como hemos visto en preguntas anteriores, simbolizados y ritualizados lo mismo que practicados sin descanso.

La decadencia y posterior pérdida de este espíritu comunalista sólo se pueden entender por la degeneración y el progresivo cambio de valores. Primero fueron atacadas las creencias naturalistas que concedían una interpretación simbólica del mundo basada en la plena confianza de la generosidad de la naturaleza y las fuerzas que la animaban.

Dicha tarea recayó en el clero, que contó con el apoyo de su brazo secular, como veremos más adelante. Pero tuvieron que pasar varios siglos antes de acabar con lo que era una resistencia que sin duda trascendía a las creencias propiamente dichas. Las aberraciones cometidas por la furia inquisidora, cambió definitivamente la correlación de fuerzas.

Si nos atenemos a lo que apunta Gustav Henningsen, investigador y escritor del libro El abogado de las brujas. Brujería vasca e inquisición española, “La caza de brujas” en la Montaña Vasca supuso la represión de 8.474 personas, confesas o denunciadas por brujería. Ello, sobre una población de unas 10.000 personas aproximadamete. Tan sólo en el pequeño pueblo de Zugarramurdi, 18 personas -todas mujeres- fueron codenadas a morir en la hoguera.

Muy cerca de Zugarramurdi, al otro lado de la frontera en territorio vasco-francés, el comisionado por el parlamento de Burdeos de ascendencia vasca, De Lancre, condenó a un total de 200 personas; la gran mayoría eran mujeres, junto a algunos hombres; a morir por el mismo motivo y de la misma forma, entre los años 1609-1610. Sólo la furia ciega podía cometer tales asesinatos. Del terror se pasó al pánico. Aquellas pobres gentes
se acusaban mutuamente y agredían a las que sospechaban de ser brujas o brujos.

Las llamadas brujas eran en realidad y en su gran mayoría herbolarias y parteras. Sabían controlar la natalidad, ya que eran conocedoras de medios de contracepción. Con sus conocimientos suplían a los profesionales de la medicina oficial, inaccesibles a l@s economías de l@s campesinas. Justo es decir que en esta labor contaban también con Recordando a Herbert Marcuse nos atrevemos a afirmar que el principio del placer fue rechazado, incluso criminalizado y severamente castigado por el cristianismo,
no sólo porque el placer militaba contra la civilización, sino porque también lo hacía contra el progreso que perpetúa la dominación y la necesidad del esfuerzo.

euskai liburu argazkiakLa represión y las prácticas sexuales impuestas por los mandamientos de la iglesia y su combinación con el fenómeno económico, produjeron el crecimiento espectacular y descontrolado de la población, provocando la ruptura del equilibrio demográfico. A consecuencia de ello, se produjo un excedente de población que pasaría a ser mano de obra dependiente. De esta manera, los grandes terratenientes -entre los que se encontaba
la organización eclesial que poseía el 25% de las tierras fertiles de Europa- se aseguraban esclavos para sus feudos.

Desde el frente político-militar los esfuerzos se centraban en el reforzamiento del estado. De ahí que el batzarre fuera perdiendo poder. De la autogestión se pasó a la gestión de la vida y bienes por unas Juntas reducidas, con intereses propios. La ruptura política de las comunidades dejó vía libre a la privatización de la tierra y de los bosques.

La colonización económica había acabado con los últimos obstáculos, la ilustración se convertiría en la nueva religion, con su Dios: el progreso; y la ciencia y la tecnología, sus profetas.

– ¿Por qué, a pesar de esta persecusión brutal, tengo la impresión que la
brujería aún es una práctica vigente en la Montaña Vasca?

-S&I: Si le llamas brujería a la acción de utilizar plantas y ungüentos para sanar, yo conozco algunos casos. Pero ¿la bruja-genio existe? Por si las moscas, para que no nos pase como a las hilanderas de Elduayen, no nos posicionamos. Se cuenta que éstas habían puesto en duda la existencia de estos seres y entonces se les aparecieron decenas de brujas diciéndoles: “Ez geala, ba-geela, amalaunmilla emen geala” “Que no somos, que sí somos, catorce mil aquí estamos.”
– Algo similar ocurrió en América Latina y Norteamérica cuando la fe
monoteísta se impuso sobre las cosmologías naturalistas y panteístas
indoamericanas. ¿Cómo ven ustedes que se sitúa la furia inquisitorial y religiosa en el contexto de las prácticas imperiales y civilizatorias de Europa y la Iglesia católica en el continente americano?

-Ya en el siglo V el cristianismo se convirtió en la ideología dominante, y en la Edad Media estaba presente en todos los aspectos de la vida. Cualquier pensamiento, fuese político, filosófico, legal, científico o económico, se consideraba como un aspecto de la teología. Cualquier disidencia en todos los órdenes de la vida era reprimida por el llamado Santo Oficio desde el siglo XII. Las religiones monoteístas necesitan la unaminidad.

De ahí, la furia contra cualquier creencia distinta o que se saliese de la ortodoxia: contra el judaísmo, contra el islam…, religiones con la que el cristianismo comparte tantos principios; contra las herejías nacidas en el seno del propio cristianismo como la de los Albigenses, también llamados despectivamente Cátaros. El pecado de estos últimos fue el de predicar la salvación mediante el ascetismo y el estricto rechazo del mundo material, respetando la naturaleza en todas sus manifestaciones. Para los Albigenses estaban prohibidas las guerras y la muerte de los animales. Tampoco reconocían la autoridad de los Reyes, ni la de los Obispos o del Papa. Estos valores eran antitéticos de los de sus valedores (las monarquías, la nobleza, la aristocracia, etc…). Fueron eliminados sin piedad. ¿Y cómo no?, la represión de las creencias naturalistas también fue brutal.

Cuando llegaron los europeos al continente americano se les abrió un mundo lleno de recursos humanos y materiales. La experiencia acumulada durante siglos de explotación y rapiña en Europa les advertía que únicamente por medio de las armas se consiguen tan preciadas riquezas. Para poder justificar la apropiación de la tierra y la explotación de las personas, debían eliminar las creencias que generaban esas prácticas
comunalistas, todos sus conocimientos, sus lenguas…etc. Cambiar la mentalidad propia de l@s indi@s por la de los colonizadores, pero partiendo de la aceptación de su ser inferior y en caso de ser personas negras, acepr la esclavitud. La limpieza de sangre, el racismo se une a todo lo demás.

La represión en el sur y el centro del continente americano fue al principio contra judíos y luteranos y contra las herejías que se derivaban de la mezcla de la cultura indígena con los europeos y los esclavos llevados de África. La actividad inquisitorial se extendió a los afroamericanos. Una religión como la cristiana tiene en todo momento el miedo como método de adhesión. Ese miedo les hacía poner todos los medios para acabar con la magia y la hechicería. Al no poder con la fuerza de vudú, el Santo Oficio presionó
a gobernantes y encomendadores para que sus practicantes fueran enviados a las minas de Antioquia, donde murieron en forma prematura. Así, este culto se mantuvo mayoritariamente en Brasil, Cuba o Haití.

Nuestro akelarre, enriquecido con elementos indígenas y africanos, también fue celebrado en aquellas maravillosas tierras y, según las crónicas de los inquisidores, quienes participaban se lo pasaban pero que muy bien.

Existe un paralelismo entre la globalización existente y el sistema impuesto por el imperio cristiano-romano, ambos tratan de crear un control supra-estatal, desde la autocensura individual, empezando por la domesticación en los primeros años de nuestra existencia, y mantenida a lo largo de toda ella por medio de la represión policial y militar.

La diferencia radica en que en los tiempos pretéritos se intentó conseguir el sistema global por medio de la religión, y en la actualidad se intenta conseguir por medio de la economía.

– El Estado español vive un proceso de tensión ante los intentos independentistas catalanes. ¿Qué significa esta tensión para la historia reciente vasca? ¿Cómo, por ejemplo, el movimiento etarra o sus herederos podrían interpretar y codificar tal proceso?

Como en Catalunya, el movimiento independentista en tierras vascas es un
movimiento interclasista. Para los que haces referencia; los auto denominados izquierda abertzale (=patriota), la lucha se centra en la consecución de un estado vasco independiente. Para nosotr@s, la independencia es otra cosa, que no tiene nada que ver ni con los estados ni con las fronteras.

La independencia es la ruptura con toda forma de dominación, la no delegación de la propia capacidad de decisión y de actuación. Es por eso que la independencia es esencialmente individual, antes que nacional, y, por descontado, mucho antes que estatal. No tenemos que inventar nada, nos basta con conocer y poner en práctica las formas organizativas de las comunidades sin estado, que han perdurado en algunos casos hasta nuestros días. Éstas se basan en principios de igualdad, apoyo mutuo, solidaridad, rechazo a la jerarquía y a la propiedad privada, etc…; la libre federación de las unidades poblacionales (la casa, el barrio, el pueblo, el
valle, etc…), partiendo del individuo. Así alcanzaremos la independencia total, la que nos lleve hasta el final, al equilibrio entre la comunidad y el individuo, el individuo y la comunidad. Para ser independientes hay que ser autónom@s y para ello necesitamos apropiarnos del territorio, recuperar saberes y formas de autogestión y auto-organización de las que hemos tratado anteriormente; los valores de lo que nosotr@s llamamos “la
filosofía del círculo”. Empezando a vivir en comunidad y para la comunidad, aplicando el “Gaur zuri, bihar neri” “Hoy por ti, mañana por mí”, y contra todo tipo de estado. Pues como decía el anarquista alemán de origen judío, Gustav Landauer : “el estado es la forma histórica que ha sustituido a la vida en común”.

Vivir en un mundo en armonía con la naturaleza, en paz y en libertad, puede dejar de ser una utopía desde el momento en que dejemos de confiar en los salvadores, sean éstos enviados por los seguidores de Cristo, Mahoma, Marx o de cualquier otro. Y confiemos en nosotr@s mism@s.  Opongámonos a cualquier estrategia que posponga la realización de la utopía en unos tiempos que nos dicen serán mejores o más propicios. No
hay tiempo que perder. “El futuro es el presente-avanzando de regreso».

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