“Periodismo es mentir”

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Aparecida en la revista Piel de Leopardo, integrada a este portal.

El periodismo es una grandísima mentira. Tal vez la más grande de todas.

Seguro, la más certera y la más convincente.

El periodismo es la mentira perfecta, fundamentalmente porque se autopromociona como la verdad, aún a sabiendas de que la verdad no existe.

Como la ficción, el objetivo excluyente del periodismo es atrapar la atención del lector / oyente / televidente / espectador. Y para semejante y tan difícil tarea, como sucede con la ficción, el periodismo intenta construir un buen relato. Ese relato se nutre de elementos de la realidad. Y si el relato está bien construído –si se trata de buen periodismo– sucede el milagro y todos terminan creyendo que ese relato es la verdad.

Pero, a diferencia de la ficción (el cine, el teatro la literatura; como decía Oscar Wilde: «Aguante la ficción, carajo»), el periodismo insiste en que ese relato es la verdad.

A pesar de las célebres palabras de Roberto Arlt («el show debe continuar») cualquier espectador o lector sabe que el relato de una película, un libro o una obra de teatro termina en cuanto se encienden las luces de la sala o se termina la última palabra de la última página.

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Es cierto, existen muchas obras basadas en hechos reales; pero justamente, el hecho de que estén «basadas en» pone de manifiesto la existencia de la subjetividad del autor. La situación, en esos casos, queda perfectamente «blanqueada» desde el momento que se las encuadra en el rubro «ficción».

El periodismo, en cambio, pretende hacernos creer que por trabajar con la realidad como materia prima para construir su relato el resultado de esa construcción es siempre «la verdad». Esta superstición está tan difundida que cuando un relato periodístico no es bueno, uno de los argumentos más comunes para denostarlo es afirmar: «Eso no es verdad».

Pero la única verdad, decía Winston Churchill, es la realidad. Y la realidad es que nada es verdad: por más certeza que exista en algunas anécdotas o datos de algunos relatos, el relato periodístico es de por sí tan arbitrario como el haber elegido contar una anécdota determinada y no otra, tan divertida como esa.

Cuando un trabajo periodístico posee muchos elementos de la realidad, no estamos ante la presencia de más verdad, sino de una mayor calidad de relato. Y lograr un buen relato, un relato entretenido, divertido, que atrape la atención de quien lo sigue, es la razón de ser del periodismo.

Como sucede con todo buen relato, el relato periodístico implica tener algo para decir pero también un buen modo para decirlo. Es qué y cómo. En el periodismo suele decirse que existen seis preguntas fundamentales. Pero el asunto es relativo: lo del cuándo, el dónde, el quién y el por qué forman parte de la lógica del periodismo, son sus herramientas con las que se construye la noticia, que es el relato más básico y elemental.

Pero la esencia del periodismo es qué y cómo. Forma y contenido.

Se puede hacer buen periodismo con buenos contenidos y mala forma, y viceversa: se pueden hacer grandes cosas simplemente relacionando de manera inteligente un par de datos que todo el mundo conoce.
Cuanto más efectivo sea un relato periodístico, será más sencillo acaparar la atención de la gente.

De todos modos, existen muchos modos de lograr este objetivo (muchas formas de hacer periodismo) y también existe una amplia variedad de géneros. El público, como suele suceder con todo en esta vida, es de lo más variado y, afortunadamente para todos nosotros, existen gustos para todo el mundo.

Como decía Descartes, «el público siempre tiene la razón»

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* Periodista. Editor responsable de la revista Barcelona, publicada en Buenos Aires.

Artículo en: www.weblog.com.ar

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