Por qué América Latina es un territorio vigilado

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El conflicto geoestratégico con China, el futuro de América Latina y el interés de Wáshington en la región son el meollo del nuevo libro de la analista de asuntos internacionales Telma Luzzani, Territorios Vigilados, además un relato —recientemente presentado en Buenos Aires— que deja en claro cómo opera la red de bases militares estadounidenses en Suramérica.| Página12.*

 

Según la autora, la idea del libro fue madurando de a poco hasta que, en 2008, escribió una nota sobre la reactivación por parte de Estados Unidos de la IV Flota del Comando Sur para patrullar el Océano Pacífico y el Atlántico.

 

“Lo que me preguntaba en esa nota —señala Telma Luzaani— es por qué razón Estados Unidos podía tener interés en reactivar una flota de semejante poder de fuego en un territorio donde visiblemente no había nada que llamara a una guerra.
«Hablé con varios analistas y un poco el resultado de esa nota era que justamente nuestras riquezas, con los recursos naturales más los cambios que se estaban produciendo en el mundo a nivel económico y político, hacían necesario para Estados Unidos, para seguir manteniendo su poder y su dominio, ir militarizando la zona”.

 

Después se conoció que el ex presidente de Colombia Alvaro Uribe, en ese momento al frente del gobierno, había arreglado la presencia de siete bases militares en su país. Ese fue el inicio de una investigación de varios años y de un libro que tardó casi dos años en ver la luz.

 

Con la colaboración de los periodistas Emiliano Guido y Federico Luzzani, la autora comenzó a desenmarañar el motivo que llevó a que se sostengan las bases militares —que pasaron de ser 14 en 1938 a 30.000 en 1945, de las cuales, al finalizar la Segunda Guerra Mundial, sólo quedaron abiertas 2.000— sin conflicto bélico a la vista. Explica:

 

“Todos los imperios han tenido bases militares. Los países que tienen una flota marítima importante necesitan lugares donde abastecerse, donde entrenar, donde acumular recursos. Entonces las bases militares, en realidad, son parte de la estructura militar de una potencia.
«Ahora, Estados Unidos, cuando se convirtió en la mayor potencia junto con la Unión Soviética después de la Segunda Guerra Mundial, decide expandir sus bases en función de justamente un proyecto de dominación global”.

 

Según la periodista, en cada período político y, de acuerdo con las circunstancias, las bases van cambiando de características:
“Una base tradicional, grande, con mucho personal es muy cara y es odiosa para el país que la tiene que alojar. En general, crea conflictos, trae problemas medioambientales.
«Después de la caída de la Unión Soviética, Estados Unidos rediseñó su poder militar y decidió en algunos lugares dejar las bases tradicionales y en otros, abrir bases nuevas o modificar las que tenían por otras mucho más pequeñas, disimuladas, con poco personal, que a su vez es rotativo. Para el gobierno que las aloja es fácil convencer a sus ciudadanos de que no es una base militar, de que es otra cosa”.

 

En relación con el criterio empleado para ubicar las bases, la autora resaltó que el mismo es geoestratégico. “Está vinculado a la guerra y al comercio”, precisó. Y ahondó en una de las hipótesis de su libro, el potencial conflicto entre Estados Unidos y China hacia el año 2016:
“Es una proyección. El 2016 es un año que señala el Banco Mundial, como el momento en el que probablemente China superaría a Estados Unidos como primera potencia económica del mundo. Estados Unidos no va a esperar hasta el 2016 a que sea un hecho consumado, estas cosas se buscan resolver antes. No sabemos si China va a seguir el mismo esquema expansionista de Estados Unidos. Vamos hacia un sistema que todavía no conocemos”.

 

En este contexto, Luzzani analizó el rol de América Latina y subrayó dos cuestiones importantes.
“Una que es que por primera vez Estados Unidos tiene que desplegar una presencia militar evidente, que hasta que aparece la base de Manta no hacía falta porque había una cantidad importante de gobiernos militares, cuya línea de mando terminaba directamente en el Pentágono. Y, en segundo lugar, una escasez de recursos naturales que, en nuestro territorio, hay en gran cantidad”.

 

Luzzani también busca desenmascarar con su texto a la denominada irrelevancia latinoamericana.

“Otra de las hipótesis que trabajo en el libro es el fundamento que dice que América latina no tiene ninguna importancia para Estados Unidos. Trato de demostrar que es exactamente al revés.
«Es tan importante América latina para Estados Unidos que, en general, siempre está presente en sus primeros objetivos qué es lo que va a pasar con la región. Sin América del Sur y América Central, Estados Unidos no podría ser la potencia que es”.

 

La periodista argumentó que de ahí proviene la necesidad de dominar la región y de separar a Brasil y Argentina, unión a la que consideró como “una de las peores pesadillas de Estados Unidos”.

Telma Luzzani explicó que algunos hechos políticos no pudieron ser incluidos en el libro: “Lo de [Fernando] Lugo es importante porque ellos tienen una base militar que es la de Mariscal Estigarribia. Que en Paraguay haya un gobierno como el de Lugo o el de (Federico) Franco hace una diferencia importante. En ese sentido me hubiese interesado mucho poder ampliarlo”.

 

Asimismo anticipó que podría cambiar algún capítulo para profundizar sobre el proceso de paz iniciado entre el gobierno colombiano y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC):
“El presidente Juan Manuel Santos sorprendió mucho. Colombia fue siempre el país aliado estratégico de Estados Unidos. La presencia del Plan Colombia justificada por el narcotráfico, por el terrorismo, parece que va a hacer agua si avanza el proceso de paz. Supongamos que el proceso sea exitoso y que el argumento del terrorismo y del narcotráfico se debilitan. Entonces no se justificaría semejante despliegue militar.”

 

Con respecto a la reelección del presidente venezolano, Hugo Chávez, la autora señaló que para Estados Unidos es una mala noticia y resaltó que ese país también está rodeado de bases norteamericanas. “Hay bases que están a 50 kilómetros de la costa venezolana. Están también las bases de Colombia. El modelo venezolano, el tipo de política que se lleva adelante en Venezuela, es exactamente el que Estados Unidos no quisiera que fuera exitoso porque es todo lo contrario de lo que ellos han dicho toda la vida que era lo mejor”.

 

A la hora de develar si América latina puede liberarse del control norteamericano, Luzzani no dio lugar a dudas: “Si pensamos en las riquezas que tenemos, creo que por el momento es difícil que dejemos de ser un territorio vigilado”.
(Territorios vigilados. Como opera la red de bases militares norteamericanas en Sudamérica; Editorial Debate, Buenos Aires, 560 páginas).
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* www.pagina12.com.ar
Informe de Romina Lascano

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1 comentario
  1. Antonio Casalduero Recuero dice

    Muy buen reportaje, además de ilustrativo acerca del estado actual de la geopolítica norteamericana y sus planes de expansionismo. Dudo mucho que China tenga afanes aventureros más allá de su región, no creo que desee enfrentarse a los EE.UU., pues conocen su avanzado poder de fuego, sin embargo no se quedan atrás, llegado el caso, ellos estarían debidamente preparados para este conflicto, algo que nadie quisiese imaginar, a sabiendas de los potenciales poderes de ambos países. Creo que habría que aplicar la lógica y la dialéctica histórica y concluir que el imperialismo norteamericano necesariamente debe llegar a su término, más tarde o temprano, ha de ceder su lugar a otros. Por tanto, América Latina debe encontrar su rumbo propio, así como lo inició Cuba y después siguió Venezuela, y en parte Bolivia, Nicaragua y Ecuador, quizás también Brasil y Argentina.

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