Protección infantil contra la violencia

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Todos los niños tienen derecho a recibir protección  contra la violencia, la explotación y el abuso. Sin embargo, en todo el mundo millones de adolescentes de todos los estratos socioeconómicos y de todas las edades, religiones y culturas sufren actos de crueldad, engaño e injusticia todos los días. Millones más corren el riesgo de ser víctima de la barbarie.
Algunas niñas y niños son particularmente  vulnerables debido a su género, raza origen étnico o estatus socioeconómico. Los niveles más altos de vulnerabilidad están a menudo relacionados con los chiquillos con discapacidad o que se han quedado huérfanos, los indígenas, los que proceden de minorías étnicas y otros grupos marginados. Otros riesgos para los pequeños son vivir y trabajar en las calles, residir en instituciones y centros de detención y habitar en comunidades donde impera la desigualdad, el desempleo y la pobreza. Los desastres naturales, los conflictos armados y el desplazamiento pueden exponer a los menores a otros riesgos. Los  refugiados, los desplazados y los migrantes no acompañados son también las poblaciones que despiertan preocupación. La vulnerabilidad también está asociada con la edad, ya que los más pequeños corren mayor riesgo de sufrir ciertos tipos de violencia y los peligros difieren a medida que se hacen mayores.
La violencia, la explotación y el abuso provienen a menudo de personas que el niño conoce, incluyendo los padres y madres, otros parientes, cuidadores, maestros, empleadores, autoridades policiales, agentes estatales y no estatales, y otros muchachos. Sólo una pequeña proporción de  estos actos  se denuncian e investigan, y un escaso número de quienes cometen estos hechos rinden cuenta por ellos.
La barbarie, la expoliación y las  injusticias se producen en los hogares, las familias, las escuelas, los sistemas de atención y de justicia, los lugares de trabajo y las comunidades en todos los contextos, incluyendo los que se derivan de los conflictos y los desastres naturales.  Muchos niños están expuestos a diversas formas de explotación, incluidos la sexual, la armada, la trata el trabajo infantil y el género, el acoso cibernético, las pandillas, la mutilación/ablación genital femenina, el matrimonio infantil, la disciplina física y emocional y otras prácticas nocivas.
Estudios  realizados, sobre este tema,   señalan que estos desmanes afectan la salud física y mental del niño a corto y largo plazo, influyendo en su capacidad para aprender y socializar, e influir en su transición hacia la edad adulta con consecuencias adversas en la vida.
No se puede reducir el número de niñas y niños que viven en las calles sin abordar también los problemas que se producen en el hogar y en la escuela y que podrían explicar esta situación. Puede que el adolescente que se enfrenta al riesgo de ser víctima de la trata también tenga una discapacidad, esté en conflicto con la ley y experimente la violencia en el hogar. proteccion infantil 2

Comprender las causas subyacentes y hacer frente a esta interconexión es fundamental. Los sistemas de protección de la infancia tratan de abordar todo el espectro de los factores de riesgo que amenazan la vida de los niños y de sus familias. Junto a los aliados, entre ellos los gobiernos, las organizaciones no gubernamentales, los actores de la sociedad y el sector privado UNICEF promueve el fortalecimiento de todos los componentes de los sistemas de protección de la infancia, es decir los recursos humanos, las finanzas, las leyes, las normas, la gestión, la supervisión y los servicios. Dependiendo del contexto del país, los sistemas de protección de la infancia pueden abordar los sectores de bienestar social, la educación, la salud y la seguridad.
El enfoque de UNICEF
UNICEF y sus aliados apoyan el levantamiento de mapas y la evaluación de los sistemas de protección de la infancia. Este trabajo ayuda a establecer un consenso entre el gobierno y la sociedad civil sobre los objetivos y componentes de dichos sistemas, sus puntos fuertes y débiles y las prioridades sobre las que se debe actuar. Esto se traduce luego en la mejora de las leyes, las políticas, los reglamentos, las normas y los servicios que protegen al infante. También conduce al fortalecimiento de estos sistemas con los recursos financieros y humanos necesarios para conseguir resultados para los niños.
proteccion infantil 1Durante la última década UNICEF también ha apoyado la comprensión cabal de las normas sociales que provocan la violencia, la explotación y el abuso, y ha promovido cambios en una serie de países. A fin de fomentar normas positivas para poner fin a las prácticas nocivas, UNICEF se dedica a la promoción y la concienciación y apoya debates, programas de educación y comunicación para el desarrollo de estrategias a nivel comunitario y nacional en los poblados, los grupos profesionales y religiosos y las comunidades de la diáspora. Cuando se combina con legislación, políticas, normas y servicios eficaces, este proceso que se centra en los valores comunitarios  y los derechos humanos conduce a un cambio positivo y duradero, como el abandono de mutilación/ablación genital femenina y la reducción de los casos de matrimonio infantil y violencia en el hogar.
Cambiar las normas sociales relacionadas con  formas de violencia, explotación y abuso  que son socialmente toleradas lleva mucho tiempo y recursos. Sin embargo, este trabajo es crucial para la mejora sostenida de las vidas de los niños.
Este enfoque en la prevención de  y respuesta a las violaciones abarca todo el ciclo de la vida del niño. Forma parte fundamental de la realización de los Objetivos del Desarrollo del Milenio, para asegurar que los menores crezcan en un ambiente seguro y con el apoyo necesario.
UNICEF  se compromete a proteger a los niños de los efectos inmediatos y a largo plazo de los desastres naturales y los conflictos armados que exponen a los menores a los riesgos más elevados de injusticia. En tales contextos, este organismo apoya a los cuidadores y se encarga de proporcionarles espacios seguros para que los chiquillos jueguen, aprendan y reciban apoyo para su bienestar psicológico y mental, identifica, reúne y cuida a los menores separados de su familia, apoya la asistencia integral para los niños y adultos que han sufrido violencia de género, trabaja activamente en la liberación de los críos vinculados a fuerzas o grupos armados y apoya su reintegración en la comunidad, promueve la gestión integrada de casos de pequeños vulnerables, ayuda a coordinar a los actores humanitarios que trabajan en la protección de la infancia, la violencia de género y el apoyo a la salud mental y psicosocial de los niños, supervisa, presenta informes y responde a las graves violaciones de los derechos del niño y trabaja activamente par aponer en marcha medidas que reduzcan y eviten los riesgos de daños contra ellos.
Protección infantil.
En muchos casos, un menor podría estar expuesto a diferentes tipos  de intimidaciones, cada uno con sus propias características. Realizar cambios en la legislación, políticas, servicios y las normas sociales puede mejorar la protección de la infancia de diversas maneras. UNICEF trabaja con sus asociados en una serie de cuestiones mediante el fortalecimiento de los sistemas de protección de la infancia y la promoción de normas sociales positivas en todos los contextos –de desarrollo y de  emergencias- para prevenir y responder  a la hostilidad dirigida a los niños.
Violencia armada
La violencia armada no se limita a la guerra, sino que se produce cada vez más en  lugares donde no existen conflictos, incluido los países con ingresos medios, y tiene grave repercusiones sobre los niños, afectándolos de diversas maneras,  sus familias y sus comunidades.
En primer lugar, y más directamente, pueden causarles la muerte o provocarles heridas. Sin embargo, los efectos son muchos más amplios. Por ejemplo, la defunción o las lesiones que sufre un cuidador cambian considerablemente la vida del pequeño y pueden obligarlos a asumir responsabilidades que interfieren con su educación. La violencia armada tiene como consecuencia el desplazamiento forzado de las  familias y afecta gravemente a la subsistencia y los ingresos familiares, también impide  el acceso a los servicios básicos y a la educación y a la sanidad. Además no solamente se debe proteger a los niños contra la violencia sino también contra la posibilidad de que ellos mismos sean obligaos a participar en actos crueles.
Al menos 749.000 personas mueren directa e indirectamente como consecuencia de la violencia armada cada año. Una proporción relativamente pequeña de estos fallecimientos –aproximadamente una tercera parte- se puede atribuir a los conflictos armados en zonas de guerra. Sin embargo, la gran mayoría de estos decesos ocurre en los entornos de bajos y medianos ingresos que no suelen estar afectados por la guerra, según la Declaración de Ginebra 2010. En algunos países, el número de adolescentes que son asesinados cada año supera la tasa de mortalidad infantil.
Los programas para la reducción de la violencia armada se encuentran en una etapa relativamente incipiente en comparación con muchos otros sectores. UNICEF está estableciendo alianzas solidas con otros organismos de las Naciones Unidas y con aliados nacionales para elaborar enfoques coherentes con respecto a esta compleja cuestión, comenzando por el Programa de Prevención de  Violencia Armadas.

Esta unión, une a  UNICEF, con el PNUD, la UNODC, la Organización Mundial de la Salud, UNODA, y ONU-HABITAT en el fomento de apoyo interinstitucional y polifacético a los gobiernos en la reducción la violencia armada entre sus ciudadanos.
Promover normas sociales positivas y disuadir al mismo tiempo a las comunidades de que las normas pueden resultar dañinas para sus hijos es fundamental. Se ha demostrado que los programas para padres y mentores ofrecen un cambio positivo en este sentido. Garantizar que todas las escuelas están a salvo de toda forma de violencia también es un factor clave.

Bibliografía consultada: UNICEF: Protección infantil

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