Tras el paquetazo tributario neoliberal, Vizcarra quedó en la cuerda floja
Mariana Álvarez Orellana - CLAE
Apenas dos meses después de que tomara las riendas del país, el presidente peruano Martín Vizcarra comenzó a perder tempranamente el respaldo de la ciudadanía, situación que amenaza consolidarse tras el paquetazo tributario decretado por su gobierno, que desató el desánimo popular y precipitó la renuncia del ministro de Economía.
Mientras que en abril y mayo solo el 19% lo desaprobaba, hoy la cifra se disparó a 44%, es decir, 25 puntos en un solo mes. Paralelamente al rechazo, la aprobación también se vio afectada. Según la encuesta de Pulso Perú, ésta cayó nueve puntos: de 54% a 45%. El mal resultado se registra en todas las regiones, excepto Lima. El rechazo más fuerte lo experimenta en el sur, donde el 66% lo desaprueba.
El Gabinete tampoco se salva. La gestión del primer ministro, César Villanueva, es desaprobada por el 49%, 17 puntos porcentuales más que en mayo. Y un dato preocupante está referido a la cohesión del Ejecutivo. El 63% cree que los ministros se manejan por separado; es decir, no siguen una misma la línea de trabajo.
El desánimo popular se acrecentó en especial por el aumento del Impuesto Selectivo al Consumo, que malos empresarios usaron como pretexto para subir todos los combustibles y encarecer productos y servicios, y el frustrado anuncio de ampliar el cobro de tributos a trabajadores de bajos ingresos. El rechazo de Vizcarra arrastró también a su premier César Villanueva, quien es visto como el gran orquestador de este régimen y el responsable de las políticas.
El Ministerio de Economía decretó un “paquetazo” que afecta directamente a los bolsillos de los sectores más vulnerables y a la gran mayoría que vive una situación de precariedad, desempleo y aumento de la pobreza. Este ajuste responde a la elevación de los impuestos para recaudar este año 2,000 millones de soles y mantener la caja fiscal, mantener al Estado, a costa de la clase trabajadora y campesina.
La inversión pública será a costa de los bolsillos de los ciudadanos para que corporaciones privadas ejecuten las obras, con márgenes de ganancias altamente favorables a empresas como Graña y Montero (fuertemente vinculada al escándalo Odebrecht), indica Alejandra Dinegro en otramirada.com.
La suba selectiva de impuestos al consumo, señalada como una iniciativa que busca desincentivar la ingesta y el consumo de ciertos productos nocivos para la salud y a su vez aumentar un poco la recaudación tributaria, deja a salvo las millonarias exenciones y los privilegios logrados por algunos sectores, sin modificar un régimen impositivo regresivo que sustenta su mayor porcentaje de captación de renta en impuestos al consumo y que carga las tintas en los sectores de menores ingresos.
El ministro de Economía y Finanzas, David Tuesta, renunció tras permanecer dos meses en el cargo en medio de la polémica por el incremento de impuestos, y César Liendo, viceministro, siguió el mismo camino. El ex director del Banco Central de Reserva, Carlos Oliva, aparece como el sucesor. Cuatro ministros han pasado por Economía desde julio de 2016: Fernando Zavala, Alfredo Thorne, Claudia Cooper y David Tuesta.
Un poco de historia
Martín Vizcarra asumió la presidencia de Perú el 23 de marzo en reemplazo de Pedro Pablo Kuckzynski quien, acusado de corrupción, tuvo que dimitir bajo la presión de una mayoría parlamentaria que se disponía a desplazarlo de su cargo.
Fue la segunda ocasión, en menos de dos décadas, en que se produjo una sucesión presidencial, ya sea por una vacancia del Congreso por incapacidad moral al ocupante del poder ejecutivo, como fuera la del dictador genocida Alberto Fujimori luego de permanecer por diez años en la presidencia (1990-2000), o por una renuncia, como en el caso actual, que registró una breve permanencia de apenas 20 meses al frente del gobierno peruano.
Vizcarra, vice de Kuczinsky, recibió la presidencia en un proceso sucesorio menos traumático, con una situación social que parece ser menos aguda y con una estabilidad macroeconómica de mayor fortaleza relativa, pero con elementos y condicionantes estructurales de una larga continuidad neoliberal que viene girando en torno al mercado y la desregulación como epicentro de gravedad de la dinámica nacional, a expensas del Estado, la política y la sociedad, señala Santiago Mariani en poliicaexterior.com.
La realidad muestra la falta de evidencias que alienten algo distinto a la inercia neoliberal que atenaza la dinámica económica, política y social, olvidado el anunciado nuevo pacto social. La continuidad prevalece, pese a rimbombantes anuncios cargados de buenas intenciones y ningún cambio se avizora sobre un modelo productivo extractivista con alto costo para el ambiente y las poblaciones.
Siguen imperando los límites de la ideología excluyente del libre mercado, la libertad para comerciar y la subordinación a la demanda internacional en momentos de creciente proteccionismo, nada sobre igualdad de género y derechos de minorías sexuales, casi nada en materia de recaudación tributaria, alguna leve mención al pasar sobre la vinculación a la OCDE y la intención de impulsar una reforma institucional.
El último intento serio de impulsar una alternativa que se tradujera en un ciclo democrático inclusivo de largo aliento fue el que lideró Valentín Paniagua entre 2001 y 2002. El tiempo de esa transición fue demasiado breve para sentar las bases de un cambio estructural. Los custodios del modelo neoliberal no admiten revisión ni cambios.
* Antropóloga, docente e investigadora peruana, analista asociada al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)