¿Los enemigos del pueblo boliviano permitirán el retorno a la democracia?
El pueblo de Bolivia, donde la población indígena es mayoritaria, enfrenta ahora un escenario convulso rumbo a las elecciones del 3 de mayo en el que saltan muchas interrogantes pero, esencialmente, vuela la pregunta de si sus enemigos permitirán el retorno al gobierno del Movimiento al Socialismo (MAS).
Los diversos análisis indican que difícilmente, el perro, Estados Unidos confabulado con los golpistas bolivianos, suelte la presa en que se convirtió a Bolivia y sus recursos, principalmente sus codiciadas y grandes reservas de litio.
Mientras se preparó el golpe, algunos informes de prensa abordaban lo que representaba la nación suramericana en términos de ejemplo y como alternativa populares a las políticas neoliberales.
En esa época, el periodista estadounidense Zeeshan Aleem destacaba en la revista The Nation, los éxitos del gobierno del presidente Evo Morales como muestra de «que los proyectos socialistas pueden ayudar a las sociedades a salir de la pobreza, en lugar de condenarlas a ella».
Para los que usurpan el poder hoy, los logros de la izquierda hay que ocultarlos y muchas veces manipularlos, como pasa ahora para desmontar esos avances.
En opinión del politólogo brasileño, Emir Sader, con el gobierno de Evo la economía de Bolivia experimentó una transformación estructural y el PIB real (ajustado a la inflación) per cápita creció en más de un 50 por ciento en los últimos 13 años de la izquierda en el poder.
Eso equivalía al doble de la tasa de crecimiento de la región de América Latina y el Caribe. Aun cuando la economía regional latinoamericana sufrió una desaceleración en los últimos cinco años, Bolivia tuvo el mayor crecimiento del PIB per cápita en América del Sur, un ejemplo a borrar en el imaginario de los pueblos.
Según estadísticas de organismos internacionales, la tasa de pobreza disminuyó por debajo del 35 por ciento (estaba por debajo del 60 por ciento en 2006) y la tasa de pobreza extrema es del 15,2 por ciento cuando en 2006 estaba por debajo del 37,7 por ciento, pese a la oposición de oligarcas locales y sus mentores del norte.
Con Evo en el gobierno se produjo la transformación económica del país y, por ejemplo, con la renacionalización de los hidrocarburos en 2006 se generó el progreso económico y social de la nación.
En los primeros ocho años del primer presidente indígena de la nación, los ingresos del Gobierno nacional por hidrocarburos aumentaron casi siete veces, pasando de 731 millones a 4,95 mil millones de dólares, eso había que borrarlo de un golpe pues era un “mal ejemplo” para las grandes masas desposeídas de la región.
En los planes para una nueva etapa las autoridades bolivianas con Evo al frente, abogaban por importantes inversiones en políticas de soberanía alimentaria, con el fin de hacer del país una potencia agrícola para diversificar la economía.
Asimismo, atraer inversiones para industrializar sus materias primas, con el objetivo de llegar a ser un líder mundial en la exportación de baterías de litio sin descontar su política de gas y petróleo, entre otros rubros, según un informe publicado por el Center for Economic and Policy Research (CEPR).
Esta situación debía ser eliminada y desmontar todo lo que tenga olor a sudor de pueblo.
No es de extrañar hoy que cualquiera que se atreva a quejarse del golpe y sus consecuencias para la mayoría de los bolivianos, sea acusado de sedición y terrorismo.
Ya consumado el hecho, los golpistas que derrocaron su propio gobierno para que los Estados Unidos pudieran saquear sus recursos tienen el descaro de acusar Morales de sedición, terrorismo y apoyo al terrorismo como parte de su plan para mantenerse en el poder.
Las llamadas elecciones de mayo ocurrirán, si es que ocurren, cuando el régimen golpista no ha perdido el tiempo en intentar revertir todo lo que Evo logró. Las industrias nacionales están siendo divididas entre los golpistas, compinches corruptos, para que puedan saquear en bancarrota y privatizar todo.
A eso súmele que la CIA, una amplia gama de ONG financiadas por la USAID, la NED y las corporaciones trabajan para sostener lo insostenible ante la voluntad de la mayoría de retornar a escenario de prosperidad creado bajo el gobierno de Evo.
La OEA, creada como una forma de forzar la voluntad de EU en América Latina, y que jugó un papel clave para poner en duda los resultados de las elecciones y legitimar el golpe, está en el escenario, que diversos medios criticaron y abundaron en denuncias de manipulación y entreguismo a favor de Washington.
La USAID, creada como un frente de la CIA, estará presente con más de 40 ONG que complotaron con los golpistas.
Mientras tanto, el partido MAS de Morales todavía espera poder recuperar el poder democráticamente pese a todo lo que mueve en su contra el “perro” guardián desde Washington.
En este escenario de convulsiones la presidenta golpista Jeanine Áñez ya aprobó un proyecto de ley que otorga a la policía y al ejército una completa impunidad para matar a civiles para mantener el control.
Es destacable ahora que los resultados de una investigación del diario estadounidense The Washington Post descartó la realización de fraude en las elecciones de octubre pasado en Bolivia, algo que fue aireado desde un inicio y que puso en el tapete la complicidad del secretario general de la OEA, el desprestigiado Luis Almagro, en la consumación de la asonada.
Los autores, los investigadores del Laboratorio de Ciencia y Datos Electorales del Instituto de Tecnología de Massachusetts, John Curiel y Jack R. Williams, recuerdan que a partir de lo que dijo la OEA, la maquinaria golpista echó a andar hasta consumar la renuncia de Evo presionado por instancias de las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional, cuyos jefes están ahora en Estados Unidos disfrutando los miles de dólares recibidos en pago.
Si se cumple lo que plantean Curiel y Williams, ahora, los candidatos del MAS pueden vencer en la primera vuelta de las elecciones, si los dejan.
Para darle más actualidad a la denuncia en el Post, México anunció a finales de febrero que teniendo en cuenta lo planteado por la publicación estadounidense, exigirá a la OEA «aclarar y explicar deficiencias en su informe», al afirmar hubo estafa electoral en Bolivia en la reelección del presidente constitucional Morales.
Sobre el tema, el portavoz de la Secretaría de Relaciones Exteriores de México señaló que no es posible considerar que el análisis de ambos investigadores tenga un interés político.
«Desde nuestra perspectiva, dados los resultados del estudio, que ponen en entredicho el análisis de la OEA, y lo expresado por su secretario general, Luis Almagro, la organización deberá aclarar y explicar las deficiencias en su informe dadas a conocer por estos dos investigadores», indicó el portavoz de la cancillería mexicana.
Todas estas interrogantes sin respuesta saltan en Bolivia. En un reciente artículo sobre el tema, el académico venezolano, Sergio Rodríguez Gelfestein, señaló que la convocatoria a elecciones “no se inscribe en un marco de democracia, sino bajo una dictadura que controla la mayor parte del Estado, teniendo como principales estandartes a la embajada de Estados Unidos, las fuerzas armadas, la policía, los medios de comunicación, y las iglesias católica y protestante”.
Esta semana, señala, cuando el proceso electoral entra en sus 40 días finales el “Movimiento al Socialismo.Instrumento Político por la Soberanía de los Pueblos” (MAS) ha logrado superar exitosamente los problemas que se generaron inicialmente en torno a la definición de sus candidatos, pasando a una situación actual de unidad en torno al binomio decidido.
Todas las organizaciones sociales cercanas al MAS aceptaron a Luis Arce, el artífice del éxito económico, y David Choquehuanca como candidatos a presidente y vicepresidente y se encuentran enfrascadas en la campaña.
Plantea Rodríguez que si en Bolivia imperara un gobierno democrático y un sistema político de iguales características, el triunfo del Mas (al igual que el que obtuvo Evo Morales) no podría ser puesto en duda pero, la gran incógnita es saber si la dictadura va a aceptar una victoria del MAS en las elecciones o, como muchos analistas temen, recurrirá a un fraude para mantenerse en el poder.
En gran medida, agrega, ello va a depender de la magnitud de la victoria, la contundencia del voto y sobre todo de su capacidad para controlar y cuidar el voto en las urnas.
El articulista se acerca a la interrogante sobre si Washington soltará la presa y plantea que tendrá gran importancia el papel que juegue la OEA como instrumento electoral de Estados Unidos para falsificar elecciones como hizo en Honduras y en la propia Bolivia y como no ha podido hacer en Venezuela.
No obstante, la derecha se encuentra dividida en siete candidaturas y aspira a que el MAS no obtenga 40 por ciento o más votos y que no saque una diferencia de 10 puntos respecto del candidato que llegue en segundo lugar para buscar un aspirante de consenso en una hipotética segunda vuelta.
Por lo pronto, los próximos presidentes bolivianos gobernarán bajo una “espada de Damocles”, sabiendo que la democracia alcanza hasta que la oligarquía en connivencia con el gobierno de Estados Unidos decidan que no va más, subraya.
Poco vale un crecimiento equitativo puesto al servicio de las mayorías, si esto va en detrimento de los altos niveles de lucro de las oligarquías. De nada sirve, defender la soberanía y los intereses nacionales mientras haya un sector vende patria poderoso que pueda comprar a las fuerzas armadas y a las instituciones para hacer el trabajo sucio para después cobrar las ganancias, asegura el académico para poner calor a la interrogante: ¿Permitirán los enemigos del pueblo el retorno a la democracia?.
*Periodista cubano, ex corresponsal de PL en Estados Unidos