Pérez Esquivel / Carta al Presidente de Los Estados Unidos tras el Premio Nóbel de la Paz 2009

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Reciba el fraterno saludo de Paz y Bien.
En primer lugar mis felicitaciones por la designación como Premio Nóbel de la Paz 2009, esperando que la misma contribuya a fortalecer la Paz en su país y el mundo, frente a los conflictos y situaciones donde EE.-UU está involucrado y que pueda contribuir a restablecer los lazos de cooperación y solidaridad entre los pueblos.

Tengo que señalarle que me sorprendió la noticia de su designación. Sé de sus valores humanistas y decisión de superar los graves problemas que afectan a su país y el mundo.

Que quiere hacer realidad el sueño de Luther King, ese gran luchador por los derechos civiles en su país, para superar las injusticias a fin que todos y todas podamos sentarnos en la misma mesa de la fraternidad y compartir el pan que alimenta el cuerpo y el pan que alimenta el espíritu y construir los caminos de la libertad.

La Paz es la construcción permanente entre las personas y los pueblos, en la diversidad y la unidad.

Señor presidente,  EE.UU tiene grandes desafíos tanto en lo interno, como a nivel internacional. Se necesitan decisiones políticas para superar los conflictos armados que afectan a la humanidad y en los  que su país está involucrado.

No se ha logrado erradicar la tortura ni el cierre de las cárceles en Guantánamo, que EE.UU tiene en Cuba y la de Abu Graib en Iraq. Hasta el momento no fue posible llevar adelante la decisión que Ud. ha manifestado en reiteradas oportunidades: poner fin a la guerra en Iraq y Afganistán. Los pasos dados son muy débiles e incipientes.

En América Latina es urgente terminar el bloqueo inmoral e injusto contra Cuba que ya lleva casi 50 años, la liberación de los cinco prisioneros cubanos en los EE.UU y permitir la visita de sus familiares que hace 10 años no logran la visa para poder ver a sus seres queridos, lo que viola el Derecho Humanitario.

Si bien sus declaraciones son esperanzadoras es necesario concretarlas en la práctica siendo coherente entre el decir y el hacer, y encontrar los caminos alternativos de construcción social, cultural y político que permitan cambiar las relaciones entre EE.UU y los pueblos, muchas veces conflictivas y no de integración y respeto a la diversidad y soberanía de otros pueblos.

La instalación de siete bases militares norteamericanas en Colombia, no contribuyen a la Paz. Por el contrario intensifican los conflictos y ponen en peligro  las democracias en  Latinoamérica.

Un ejemplo es el golpe de Estado en Honduras, que no podría haberse llevado a cabo sin la participación del gobierno de  EE.UU

Señor presidente, Ud. está frente a grandes desafíos y bien sabe que no puede asumirlos una sola persona. Los pueblos deben ser partícipes y protagonistas de la construcción de nuevos paradigmas de vida y llegar a hacer realidad sociedades más justas y fraternas.

Escuche la voz de los pueblos y no se deje manejar por quienes siempre buscan privilegiar el capital financiero, imponer sus propios intereses, económicos, políticos y militares, sobre la vida de la humanidad. Son quienes destruyen el medio ambiente, las libertades ciudadanas y generan el hambre, la pobreza y marginalidad.

Tenga presente que la FAO ha señalado que mueren por día más de 35.000 niños de hambre en el mundo.

Usted, como presidente de EE.UU y Premio Nóbel de la Paz  tiene que optar y decidir el camino a seguir: o continúa aumentando el presupuesto militar, torturando e invadiendo otros pueblos, o está dispuesto a construir la Paz , superar el hambre, el analfabetismo, la desigualdad social y construir un “Nuevo Contrato Social” para la humanidad, de respeto e igualdad para todos y todas.

Señor presidente le deseo mucha fuerza y esperanza y espero que su designación como Premio Nóbel de la Paz contribuya a fortalecer la gobernabilidad en su país, fundamentalmente, lo reitero,  para estar al servicio de los pueblos y el mundo.

Aquellos que hemos sido galardonados con el Nobel de la Paz , esperamos sumar esfuerzos y caminar juntos.

Esperamos con esperanza que sus próximos pasos y decisiones sean en la dirección correcta.

Le reitero el saludo fraterno de Paz y Bien

Buenos Aires, 9 de octubre del 2009.

Adolfo Pérez Esquivel
Premio Nóbel de la Paz 1980.
 

En Agencia La Oreja Que Piensa. Argentina.

 

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