México-EEUU: entre paranoia, Al Qaeda y amenazas reales

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Editorial de La Jornada y David Brooks

A pregunta expresa de un representante republicano, durante una comparecencia en el Capitolio de Estados Unidos, la secretaria de Seguridad Interior de ese país, Janet Napolitano, afirmó: “Desde hace tiempo hemos estado pensado qué pasaría si Al Qaeda se uniera con Los Zetas, uno de los cárteles de la droga (que operan en México). Y simplemente lo dejo ahí”.

Los comentarios de la funcionaria resultan tan improcedentes como preocupantes. Durante la desastrosa era de George W. Bush, el gobierno estadunidense volvió una práctica común la conversión de la paranoia en política de Estado y de seguridad, así como la invocación de peligros inciertos y difusos y de hipótesis conspiratorias que terminaron por convertirse en profecías autocumplidas: en su afán por imponer como primera prioridad en la agenda planetaria la "cruzada contra el terrorismo" y por inventar –con ayuda de los círculos del pensamiento reaccionario de Estados Unidos– un falso "choque de civilizaciones" entre Occidente y el mundo árabe, el anterior gobierno de Wa-shington terminó por fortalecer a bandas como Al Qaeda a niveles que eran inimaginables, incluso en 2001, y les dio a éstas y a sus aliados motivos de encono adicionales a los que tenían hasta el 11 de septiembre de ese mismo año.

Ahora, a instancias de su titular de Seguridad Interior, la administración Obama redita esas prácticas –por más que éstas se hayan convertido en uno de los factores de la debacle política, moral y militar de su antecesora– y lo hace, para colmo, con base en delineamientos dudosos y falaces, como la afirmación de una posible convergencia entre los cárteles de la droga y grupos integristas islámicos, organizaciones que difieren en la sistematicidad de sus métodos y, sobre todo, en sus fines.

Por desgracia, si bien el razonamiento en el que se basa lo dicho por Napolitano equivale a una dislocación de la realidad, las implicaciones que derivan de él son palpables y alarmantes. Si se toma en cuenta lo que representa Al Qaeda para Estados Unidos, y si se añaden a ello declaraciones como las hechas ayer por el subsecretario del Ejército estadunidense, Joseph Westphal –en el sentido de que Estados Unidos ha contemplado el envío de sus tropas a México para hacer frente a la violencia de los cárteles–, la propalación de una posible alianza entre ese grupo y Los Zetas allana el camino para la presencia masiva y desembozada de policías, soldados y espías de Estados Unidos en México, y para la profundización de los designios injerencistas del vecino país en la política de seguridad vigente en el nuestro.

En la primera mitad de la década pasada, el sostenido afán de gobiernos de Bush y Fox por alinear a México en la fantasmagórica y demagógica "guerra contra el narcotráfico" implicó involucrar al país, innecesariamente, en un conflicto que le ha sido totalmente ajeno, y ponerlo en la mira de los enemigos –reales o supuestos– de Washington. Ahora, la persistencia en ese afán, –que, a lo que puede verse, no ha sido abandonado del todo pese al cambio en los titulares de ambos gobiernos– prefigura, además, el riesgo de una injerencia masiva de las autoridades estadunidenses en territorio nacional.

Por elementales razones, la autoridad mexicana tendría que responder a los señalamientos de Napolitano, demandar una rectificación de los mismos y rechazar, con claridad y contundencia, cualquier intento de valerse de ellos para vulnerar la soberanía nacional.

Lo que dijo Napolitano

Curiosamente, un enfoque central del comité y Napolitano hoy no fue sobre las amenazas que provienen desde el otro lado de la frontera o del mundo, sino la creciente amenaza que surge desde Estados Unidos. Michael Leiter, director del Centro Nacional contra Terrorismo, acompañó a Napolitano en la audiencia y advirtió que, además de las múltiples amenazas terroristas en el exterior, estamos extremadamente preocupados con los extremistas violentos cultivados dentro de Estados Unidos. Señaló que han detenido atentados en Washington, Oregón, Alaska y Maryland durante el último año, que eran indicativos de una causa común instando a extremistas independientes para atacar la patria.

El legislador republicano Peter King, nuevo presidente del comité, comentó que según el Departamento de Justicia, 126 personas han sido acusadas por actividad relacionada con el terrorismo en Estados Unidos a lo largo de los últimos dos años, incluyendo 50 ciudadanos estadunidenses. El radicalismo cultivado en casa (o sea dentro de Estados Unidos) es una amenaza creciente que no podemos ignorar, afirmó.

Agregó que el propio procurador general, Eric Holder, ha dicho que no duerme pensando en jóvenes en este país, criados en este país, que están siendo radicalizados y están dispuestos a tomar las armas contra su propio país.

Peor aún, citó un informe bipartidista emitido por el Senado la semana pasada, que concluyó que el propio Pentágono debe enfrentar la amenaza de la radicalización del extremismo islámico violento entre sus propias filas armadas.

King dijo que por todo esto realizará una audiencia sobre la amenaza de la radicalización doméstica dentro de la comunidad musulmana en este país.

Napolitano afirmó que aunque se ha avanzado en asegurar el país ante el terrorismo desde el 11 de septiembre de 2001, la amenaza continúa evolucionando, y advirtió que en algunas formas, la amenaza hoy día podría estar en su grado más alto desde los atentados de hace casi 10 años. Agregó que entre grupos asociados con Al Qaeda, también estamos viendo un énfasis creciente en reclutar a estadunidenses y occidentales para llevar a cabo los atentados.

Resumió: Estos últimos dos años han resaltado obviamente los muchos peligros asociados con un grupo de terroristas geográfica e ideológicamente diversos que buscan dañar a Estados Unidos y a nuestros aliados. Estas amenazas no sólo provienen desde fuera de nuestras fronteras, sino crecientemente desde adentro.

O sea, si no son Los Zetas mexicanos, juntos o separados con musulmanes ligados a Al Qaeda, serán los propios estadounidenses los que amenazan a este país.

 

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