La persecusión a Murdoch y el cinismo del poder

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La investigación al gigante del periodismo actual, Rupert Murdoch, deja en claro muchas cosas: Las carácterísticas de un sector de la prensa, algunas formas de conseguir informaciones impactantes, las posibilidades que da el actual desarrollo informático; pero también da pautas acerca del cinismo del poder que –desde siempre- utiliza estos métodos.
Rupert Murdoch, australiano -nacionalizado norteamericano- de 80 años  con tres matrimonios y seis hijos, ocupa la primera plana de la mayor parte de la prensa mundial. ¿Porqué? Está siendo investigado por escuchas ilegales mediante las cuales reunía informaciones de artistas, funcionarios, empresarios y de todos aquelllos cuyas secretos de vida fueran capaces de despertar el morbo que anida en algún rincón del alma humana, además de utilizar esas informaciones para otros menesteres. Murdoch, cuya fortuna se mide en miles de millones de dólares, maneja a los medios de prensa -gráficos y TV- de mayor impacto y más conservadores de Inglaterra y Estados Unidos. El periódico News of the World -ahora cerrado- editaba los domingos 2,8 millones de ejemplares. El tembladeral que se mueve en los alrededores de Murdoch contornea al poder. Ello no es casual, más aún si tenemos en cuenta que personajes de la talla de José María Aznar, ex presidente de España, están ligados a la dirección de sus empresas. Este tema ya se devoró al jefe de la policía londinense, la famosa Scotland Yard. La norteamericana FBI, la policía de investigaciones más grande del mundo, ya puso sus “barbas a remojo” y “ordenó una investigación” sobre este imperio periodístico. Pero allí no termina la cosa, el Primer Ministro Inglés –David Cameron- no sabe cómo explicar que el editor del medio de prensa inglés –ahora cerrado, después de 168 años de existencia- era la persona encargada de redactar sus discursos. Tampoco queda claro para qué se reunió 26 veces –desde que asumió, hace 15 meses- con directivos del grupo de Murdoch, en muchos casos con personal que ahora se encuentran en libertad bajo fianza por su vinculación con este tema de las escuchas ilegales. Por lo visto estas “escuchas” no solo tenían “uso periodístico”, la relación del Imperio de Murdoch con la policía y el poder parecer ser algo más que una casualidad.
En estos días la flor y nata del periodismo mundial se rasga las vestiduras y comenta la importancia que tiene esta denuncia e investigación sobre escuchas ilegales porque ello “pone al decubierto el abuso de poder de este medio de prensa y del grupo empresarial propietario del mismo”. ¡Muy bien, aplausos! Es de sentido común que todo el mundo acuerda con estas palabras. Pero de lo que no se habla, lo que no se dice es que la recolección de información, sin que sus interesados los sepan, no es patrimonio de un perverso grupo empresarial, que “apenas” si espió a 4 mil personas. Como la información es poder, esas tareas forman parte del poder. No de cualquier poder, sino de los máximos poderes. La gigantesca intercomunicación global a partir de la tecnología actual, su utilización masiva a traves de Internet y las diversas “redes sociales”, como Facebook por ejemplo, deja en manos de los grandes poderes mundiales de la comunicación prácticamente toda la información existente. En esas “inofensivas comunicaciones” estamos trasmitiendo nuestros problemas, alegrías, enfermedades, amistades y enemistades. Ese cúmulo informativo, en manos del poder económico le permite planificar nuestras vidas, formar nuestros gustos, inducirnos a lo que tenemos que amar, comer, cómo vestirnos. Ese sí que es un “abuso de poder”, que alcanza a cientos de millones de personas, pero como éste sirve al poder dominante de él no se habla. En buena hora que caiga el poder del magnate Murdoch, pero a no engañarse sólo se trata de una pelea de vampiros, donde Murdoch resultó tener los dientes más pequeños.

Juan Guahán, Question

   

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