La resistencia invisible de las mujeres a la mercantilización de la vida

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La lucha de las mujeres a lo largo y ancho del mundo es cotidiana. No hay dudas de que las mujeres tienen muchos adversarios y, quizás, el más feroz de ellos, después del patriarcado, sea el capitalismo. La capacidad que ese modo de producción tiene de mercantilizar la vida como un todo recae, extremadamente, sobre las mujeres, y ahora las mujeres tienen que luchar también contra las falsas soluciones creadas para el llamado “enfrentamiento” de la crisis climática. |Movimiento mundial por los bosques.*

 

Organizaciones no gubernamentales y fundaciones denominadas “ambientalistas” se apoderan de áreas colectivas de bosques, buscando restringir o inclusive prohibir el acceso de poblaciones locales a esas áreas, con el objetivo de “preservarlas” para el comercio de servicios ambientales, o mercados de carbono.

 

En ese contexto, son las mujeres las que más sufren a causa de la humillación y de la represión constantes en los lugares donde se desarrolla ese tipo de proyectos.

 

Cuando la comunidad sufre la pérdida de su territorio de uso colectivo a manos de un proyecto de comercio de servicios ambientales, invariablemente, guardias forestales y, principalmente, milicias armadas públicas y/o privadas, comienzan a vigilar y a perseguir a la comunidad.

 

Las mujeres, por permanecer en sus casas cuidando de los quehaceres domésticos, de las huertas y de sus hijos, pasan a ser más vulnerables.

 

Además, en las áreas afectadas por proyectos de carbono o de servicios ambientales suelen ser prohibidos los cultivos itinerantes, una práctica frecuente entre las comunidades de los bosques con fuerte participación de las mujeres, que asegura una base alimentaria saludable para las familias y, al mismo tiempo, permite generar ingresos con la comercialización del excedente en los mercados locales.

 

Así, se concluye que los cambios producidos a partir de la creación de mecanismos de mercado para el uso de la naturaleza violan un derecho fundamental que es el derecho a la alimentación, principalmente, a una alimentación saludable.

 

También es importante recordar que los cambios en los hábitos alimenticios con la introducción de productos industrializados y alimentos con agrotóxicos, llevan al surgimiento de nuevas enfermedades antes desconocidas.

 

Adicionalmente, la pérdida de áreas para plantación de alimentos genera otros impactos: muchas mujeres tienen que salir para vender su fuerza de trabajo cada vez más lejos de casa. Pero, a pesar de asumir nuevas funciones en el mundo del trabajo, la mujer continúa siendo la principal responsable del trabajo doméstico.

 

La sobrecarga de trabajo de las mujeres ha contribuido a hacerlas más propensas a diferentes enfermedades.

 

Lo paradójico es darse cuenta de que, a pesar de que las mujeres sean las principales impactadas, sus imágenes son usadas en piezas publicitarias para la promoción de proyectos de comercio de carbono o de servicios ambientales.

 

Creemos que nuestro papel, todos los días del año, es contribuir a dar mayor visibilidad tanto a la lucha como a la realidad de las mujeres, y también a apoyar las luchas de las organizaciones de mujeres contra todo tipo de opresión, incluida la nueva ola de mercantilización de la vida en tiempos de la “economía verde”.
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* En a href=»http://revistasoberaniaalimentaria.wordpress.com»>Revista Soberanía Alimentaria.

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