Cuba: prohibido prohibir

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A principios del mes de julio de este 2012 llegué a Radio Taíno, en el edificio donde radica el Instituto Cubano de Radio y Televisión, después de un viaje al exterior de aproximadamente dos meses. No más entrar, se me acercó un colega director de programas radiales y me dijo que se había acordado de mí, pues se había celebrado una reunión entre altos niveles del partido y el ICRT, donde habían llegado a un acuerdo de “prohibido prohibir”.| TONT PINELLI.*

 

Le pregunté qué significaba aquello y me respondió que de ahora en lo adelante, se podía programar en radio, números musicales interpretados por artistas que se habían marchado de Cuba, hasta ese momento prohibidos en la radiodifusión nacional, a partir del criterio profesional del director del programa en cuestión y que se había acordado de mí por un artículo que publiqué en Cubarte en el año 2011 titulado La censura y la historia, donde se hace un análisis de lo contraproducente que ha sido la censura de varios artistas en la difusión nacional todos estos años, desde mi humilde punto de vista.

 

Los artistas que no se pueden poner en la radio, no están marcados en una lista negra, eso no existe. Mucha gente habla de la famosa lista negra, pero en realidad —que yo sepa— nunca se ha dado una prohibición por escrito.

 

Todos los directores de programas saben que hay artistas que son depositarios del rechazo oficial, como Celia Cruz, Willy Chirino u Olga Guillot, al mismo nivel que ellos han demostrado siempre con respecto al gobierno cubano, o sea, un odio mutuo que nubla la razón, es lo que impera en este campo; pero además de estos casos recíprocos y extremos, se dan otros por un comentario u opinión en contra y sobre todo, cuando aún está fresca la presencia del artista por su reciente partida del país.

 

No obstante, para medir, las varas varían y hay algunas emisoras más tolerantes que otras, en Radio Taíno, que está concebida como una emisora especialmente para el turismo, hay una serie de artistas que partieron de Cuba, pero que no se distinguieron por declaraciones feroces contra el gobierno cubano, aunque hayan estado en contra del proyecto socialista, como Orlando Contreras, Ñico Membiela, Xiomara Alfaro y hasta se ha dado el caso de que una persona que dice hablar en nombre de la dirección de la radio abra la puerta y te espete que Pablo Milanés está prohibido y al indagar con funcionarios responsables te digan que no es cierto, pero que sí debe estar “limitado”, por sus declaraciones tan fuertes. Lo cierto es que se siguió programando normalmente a Pablo Milanés.

 

Otros que poseen el salvoconducto de haberse ido antes del triunfo revolucionario, como Vicentico Valdés, Panchito Riset o Arsenio Rodríguez, que no se fueron por causa de la revolución se ponen, como testimonio histórico del desarrollo y la variación de estilos y sobre todo, por el bien de la memoria musical del país, aunque no hayan vuelto nunca, ya que si no hay constancia de su desacuerdo, se tolera su presencia —al menos en Radio Taíno ha sido así.

 

Con esta información en las manos fui a ver al jefe de programación de la emisora, quien me comunicó que había que celebrar una reunión al respecto con el nuevo director, para definir políticas a seguir.
Por lo tanto el comentario y el número seleccionado para poner a Celia Cruz fue retirado de mi programación, ya que por un problema elemental de disciplina y por aquello de “el que paga manda”, esperé el momento de la reunión donde nos iban a aclarar los pormenores a los directores de programa del acuerdo sobre el tema, que ha sido planteado en reuniones de diversos tipos más de una vez.

 

Pasaron dos semanas y volví a preguntarle al director de programación de la emisora si ya había fecha para la reunión y me dijo que no la tenía, entonces pregunté dónde podía obtener información, ya que quería escribir sobre el tema y tenía programadas entrevistas internacionales que me habían solicitado. Me dijo que él no tenía respuesta, pero me sugirió amablemente indagar con quien tenía sin dudas la mejor información, el compañero Rolando Álvarez, Director Nacional de Radio.

 

Ya empezaba a aparecer en internet el artículo de la BBC de Londres, a través de su corresponsal en La Habana Sarah Rainsford, que cita al periodista cultural Reny Martínez, que como es natural, por el peso del tema, fue reproducido por una nutrida cantidad de medios de prensa, «blogs» y comentarios, sobre todo en internet, por lo que agradecí la sugerencia y llamé por teléfono al funcionario que representa la opinión de la dirección de la radio con toda autoridad.

 

Rolando, un funcionario de muchos años con quien tengo las mejores relaciones me atendió inmediatamente y me aclaró el asunto:
Sí hubo una reunión donde se aclaró que no existía ninguna lista negra e incluso se habló de artistas que no habían tenido una postura agresiva hacia el gobierno cubano, entendiéndose que no había problemas con programarlos, pero todo aquel que se había aliado al enemigo atentando contra nuestras familias (sic) como Celia Cruz que fue a cantar a la base de Guantánamo, el ICRT se arrogaba el derecho, con toda propiedad, de no difundirlos en la radio cubana.

 

Me preguntó por qué me preocupaba y le respondí que por un problema histórico había figuras cuyo aporte al desarrollo musical del país las hacían importantes de conocer, sobre todo por los estudiantes de música y me respondió que era un problema del Ministerio de Cultura y las escuelas de arte señalar esos aportes importantes, no de la radio nacional. O sea, mientras la noticia corría por el mundo, la versión oficial desmentía a la BBC convirtiendo en una “bola” el éxito noticioso súper reproducido.

 

El odio irreconciliable persiste. Hace poco le envié una invitación a Willy Chirino para que participara en un documental de homenaje a Arsenio Rodríguez y me respondió que si participaba en algo el gobierno cubano él no accedía a la entrevista, decisión que le respeto, pero acaso en Cuba, ¿hay algo en que no participe el gobierno?

 

¿Por qué el interés en su persona? Por ser cubano, un excelente artista y por tratarse de Arsenio. En mi modesta opinión, creí bueno que el público cubano lo viera en una especie de “tregua” homenajeando a un grande al que todos los cubanos le debemos, tal y como vimos a Celia Cruz en “Yo soy del son a la salsa”, el excelente documental de Rigoberto López.

 

Odio allá, odio aquí que no podemos poner al “Yerbero Moderno” de Celia o “Miénteme” por Olga Guillot, pero difundimos sin reparo a Daddy Yankee y a Don Omar, verdaderos símbolos de la decadencia capitalista, pero las heridas sanan y estoy totalmente seguro de que el tiempo, bálsamo milagroso, tiene la última palabra.

* Director y conductor de programas, musicólogo y cronista musical.
En http://progreso-semanal.com
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