México. – LOS NUBARRONES DEL SEÑOR CALDERÓN

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Aparecida en la revista Piel de Leopardo, integrada a este portal.

Las tortillas son de maíz. México consumía alrededor de 300 kilos de tortillas anuales por persona; hechas en casa o compradas recién salidas del comal industrial en la tortillería de la esquina. Se puede encontrar aquí las indicaciones para hacerlas en el hogar. La tortilla, sin embargo –no se concibe una comida o una cena sin ellas, sin ellas ¿de qué modo echarse un taco al paso?– bien puede estar entre las costumbres en riesgo de extinción.

En 1994 México lució con orgullo –orgullo de patio trasero de vecindad deprimida– lo que los pajaritos en la cabeza de sus gobernantes y alta burguesía pensaron era la llave del Primer Mundo: la firma del tratado comercial de los países de América del Norte. Y entre ese año y 2006 la producción de maíz creció de poco más de 18 millones de toneladas a 21.3 millones de toneladas de mazorcas.

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Lo malo es que la demanda del grano creció más: de casi 20.5 millones a 26.8 millones de toneladas. Entre medio, por ahí, olvidado, subyace la invasión del maíz híbrido y supuestamente estéril en territorios de la planta tradicional. En todo caso: del poco más de dos millones de toneladas que se debían importar en 1994, se debió comprar en el extranjero –¡adivinen dónde!– más de cinco millones y medio de toneladas en 2006.

El Estado, como corresponde a un país «naftero», ausente con o sin permiso. Los precios en alza, en cambio, instalados como garrapatas presidiendo el comercio del buen maíz. Si alguien pensó que podrían bajar porque la demanda en alza significa un buen negocio –y la rebaja mayores ventas– o no sabe nada de economía o es un neoliberal-conservador «globalizacionista» de aquellos.

Los que bajaron fueron los precios cobrados por los productores rurales. Libre competencia, que se llama, a la irrupción en un mercado sin subsidios de productos agrícolas subsidiados en los países de origen.

En suma, las grandes transnacionales, todas estadounidenses estadounidenses –Carghill, Texo, Pilgrims Pride, Continental y otras– asumieron el control de los precios, entre otros productos, del maíz. Porque son los grandes compradores, desde luego, pero también porque lo almacenan, distribuyen, procesan industrialmente y comercializan.

En diciembre de 1994 el kilo de tortillas costaba algo así como 75 centavos; a fines de enero de 2007 «apenas» 8.30 pesos: más de un mil por ciento (para los aficionados a los números: el salario mínimo vital pasó de poco más de 15 pesos diarios a 50 y fracción: una suba de poco más del 231%. NAFTA: gran negocio). En consecuencia los 300 kilos per cápita y por año bajaron a poco más de 254.

Para mediados de 2007 se anuncia otra alza «correctiva». Y en 2008 se acabarán las aduanas. ¿Reclaman por pan? se preguntó –dicen– una vez María Antonieta al escuchar los reclamos de los pobres del París. ¿Y por qué no comen tortas? Torta se llama en México al emparedado hecho en pan común.

De la tortilla al frijolito

Si se suman las pérdidas que ocasionó el virtual primer dúmping del maíz y ahora el asunto de los frijoles (porotos) contrabandeados al agro mexicano, la suma llega a los 2.000 millones anuales. No de pesos, de dólares.

“El 40 por ciento del frijol que se consume en México ingresa de manera ilegal, mediante ’contrabando técnico’ o ’documentado’ de alimentos, que es aquel que pasa por las aduanas utilizando información falsa, como la subfacturación”, explica Cruz López Aguilar, secretario general de la CNC que aglutina a 570 mil productores de frijol.

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No es ninguna novedad: estaba perfectamente asumido por quienes «estudiaron» y «negociaron» el ingreso de México al TLCAN (NAFTA para los que prefieren inglés). Los puestos aduaneros mexicanos hacen la vista gorda a este ingreso. Pronto –en un año– seguirá masivamente la leche en polvo, el azúcar y otros productos.

No menos de 650.000 campesinos viven del cultivo de la legumbre, alimento básico en la dieta de los mexicanos. En su nombre habló Isidro Pedraza, presidente de Unidad de la Fuerza Indígena Campesina: «Toda esta situación se debe a un paulatino abandono, no solamente en materia de inversión sino de asesoría y de responsabilidad en el sector por parte de las autoridades, porque a la luz del TLCAN se abren de manera oficial cupos de importación pero también sabemos de la entrada de granos de manera ilegal al país”, señaló.

Miguel Luna Hernández, ex presidente de la Comisión de Desarrollo Rural del congreso, por su parte, dijo: “Anticipamos de la crisis por la que atraviesan los productos de la canasta básica y que se acentúa ahora en los precios del maíz, (…) Nos decían que teníamos que cambiar de cultivo, que teníamos que sembrar brócoli o ajo (…) Nosotros respondimos que no, que teníamos una tendencia de defender la soberanía y seguir con la siembra del maíz y del frijol para no comprarlo del extranjero”.

La respuesta de los entonces funcionarios, según cuenta Luna Hernández, “fue que les salía más barato comprarlos en el extranjero porque era subsidiado que comprárnoslo a nosotros, que nos ha costado mucho trabajo comercializar estos dos productos”.

La Unión Nacional de Productores de Frijol, que agrupa a productores de Chihuahua, Durango, Zacatecas, San Luis Potosí, Guanajuato Sinaloa y Nayarit, la CIOAC señala que en la cosecha del año pasado se pagó el producto a 5.500 pesos la tonelada. “Pero ese precio se nos derrumba con la existencia de producto importado porque siempre será más barato”.

Vacaciones en El Golfo

La mafia rusa, pero no sólo la rusa, opera en Cancún en forma perfectamente organizada. En el balneario –de prestigio internacional– se planifican los grandes contrabandos de droga, de diamantes, de armas; también el robo de vehículos y de precursores químicos para enviarlos a España, Italia y Portugal a través de diversos puertos de Quintana Roo, Yucatán, Tabasco, Veracruz y Tamaulipas, según revela un informe de la Interpol.

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La información asegura que son cinco las organizaciones rusas asentadas en este paraíso turístico: Solntsevskaya, de la mafia ucraniana y otras células de Chechenia, Georgia, Armenia, Lituania, Polonia, Croacia, Serbia, Hungria y Rumania, e incluso Albania. Todas ellas compiten por las rutas del narcotráfico que controlan gran parte los cárteles mexicanos, señala el informe.

Los rusos pretenden “establecer un puente de tráfico de drogas, comercio ilegal de armas, lavado de dinero y trata de blancas a Estados Unidos y controlar la prostitución local, secuestro, usura y tráfico de personas. Sus ganancias han sido estimadas por el organismo internacional en 3.000 millones de dólares anuales.

El accionar de estos grupos no todavía tan significativo como en Europa y otros países. Se estima un número no inferior a 10.000 bandas criminales originados con posterioridad al descalabro de la URSS operando en el planeta, a las que se suman las triadas chinas y la temible yacuza del Japón; sin olvidar la mafia colombiana, las «familias» estadounidenses y los propios cárteles mexicanos.

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* De la redacción de Piel de Leopardo

Fuentes.

www.jornada.unam.mx

news.bbc.co.uk

– Revista mexicana Contralínea, artículos reprodudidos por por www.voltairenet.org

www.alterinfos.org

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