Adiós Nissim, adiós

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«Una vez me preguntaron qué les diría yo a la gente que dice que no le gusta el teatro.
Yo les diría que vayan al fútbol, que griten en partidos, que se comprometan con una idea noble.
Que piensen que desde cualquier ángulo en que se esté,
es posible hacer algo por hermosear la vida propia y la de los demás”.

El 5 de noviembre, en su casa en La Reina falleció a los 88 años Nissim Sharim. Abogado, egresado de la Universidad de Chile, actor de nacimiento, director, miembro de un equipo de notables actrices y actores que impulsaron un teatro chileno alternativo, con una mirada irreverente. Dieron vida a programas de televisión como La Manivela, que sirvieron de semilla para alimentar a nuevas generaciones de artistas, dramaturgos y productores quienes se atrevieron a mirar la cultura con ojos diferentes a los de la academia y de la conservadora elite nacional.

Tuve la suerte de conocerlo en Chicago, donde estuve cinco años de Cónsul a mitad de los años 90 y donde Nissim llegó invitado por una de las mejoresMurió el actor Nissim Sharim, a los 88 años - La Tercera compañías de los Estados Unidos, el Goodman Theater, a hacer una residencia de un mes y medio, a conversar con sus pares y asistir a diversas presentaciones. Para mí fue una oportunidad extraordinaria de convivir casi diariamente con Nissim, a quien conocía de nombre desde mi adolescencia y por sus obras en el mítico teatro Ictus, donde me inicié como espectador.

Recorriendo las calles de Chicago, escuchando jazz y blues, compartiendo con un pequeño grupo de chilenos, oí sus historias maravillosas de los años 50 y 60, de su militancia y temprano alejamiento de la ortodoxia comunista luego que se develaran los horrores de Stalin en la Unión Soviética.

Aprendí de teatro con él, descubrí a autores, y Nissim me contó algunos chismes de la escena teatral y cultural de nuestro país con ese particular sentido del humor que poseía.

Sus juicios sobre el estado del arte en Chile, tanto en la política como en la cultura; los duros años de la dictadura cívico-militar de Pinochet, donde junto a su esposa Juanita Kovalsky decidieron quedarse en el país con sus pequeñas hijas Paula y Daniela -al igual que otros actores y actrices-, pese a las macabras amenazas que sufrieron por parte de los servicios de represión del gobierno.

Escuché de él lo ocurrido la trágica noche del 30 de marzo de 1985, cuando se supo del degollamiento de José Manuel Parada, Manuel Guerrero y Santiago Nattino mientras se presentaba en el teatro Ictus la obra de Mario Benedetti “Primavera con una esquina rota”.

Nissim Sharim y los agitados años 80 del Teatro Ictus - La TerceraActuaba Roberto Parada quien, al enterarse en el entreacto del asesinato de su hijo, dejó esta frase para la historia: “En su homenaje, la función debe continuar”, mientras el público, conmovido y en lágrimas, siguió la obra hasta el final. Paula Sharim, en la ceremonia de despedida en el teatro Ictus, inició su discurso señalando que su padre había partido a los 88 años e inmediatamente agregó, como arrepintiéndose de haber develado un secreto, que él nunca revelaba su edad.

Efectivamente lo escuché, una vez que le preguntaron, responder que recordaba el día (20), el mes (julio), pero que le era imposible recordar el año. Para Nissim, el paso del tiempo marcaba cada uno de sus días. Su cultura judía estaba presente, y más de una vez me señaló que entre más viejo estaba, más volvía a sus ancestros culturales. Creo que, como muchos, era ateo, pero no lo podría asegurar.

En mis viajes a Chile, durante los últimos 11 años que viví fuera, lo visitaba en su casa o nos reuníamos en algún lugar para compartir y hablar de cultura, política y claro, siempre que pude asistí al Ictus, un espacio maravilloso fundado en 1956 y que es hoy parte del patrimonio del país. Mucho le debe la democracia chilena, restaurada en 1990, a la cultura, al teatro y al Ictus.

Más de una vez le escuché decir a Nissim que durante la dictadura, personas que después llegaron al gobierno, le golpeaban la espalda a él y sus compañeros y compañeras, con frases “qué bien viejito, qué importante lo que hacen”. Claro que lo fue, junto al fino trabajo de los textos para burlar la férrea censura de los esbirros civiles, así como para quienes vivieron la larga noche triste de Chile y para el público, contar con ese espacio de libertad donde en el breve tiempo de una representación teatral era posible soñar con un país libre.El mensaje con el que Teatro Ictus despide a Nissim Sharim

Sigue en deuda la política chilena, de todos los colores, con una visión de largo plazo para el mundo del arte y de la cultura que esperamos logre el lugar que le corresponde en esa nueva Constitución que finalmente deberá nacer luego de un anormal y prolongado período de gestación de 40 años. El aporte de Nissim a la recuperación de la democracia desde la cultura, al igual que el de tantos artistas, poetas, escritores, músicos, cineastas, documentalistas y otros, fue inmenso. No solo contribuyeron al derrocamiento de la dictadura sino también a hacer de nosotros mejores personas, un país mejor que debe seguir abriendo espacios de libertad e igualdad de oportunidades.

Me es difícil terminar esta nota porque son tantas las cosas que quisiera decir de un hombre íntegro, un artista en el mejor sentido de la palabra y un actor notable, comprometido con su tiempo y maestro de generaciones. Adiós Nissim, adiós y muchas gracias.

  • Economista de la Universidad de Zagreb en Croacia y Máster en Ciencia Política de la Universidad Católica de Chile. Exembajador, actualmente es Subdirector de Desarrollo Estratégico de la Universidad de Chile.
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