Por su peculiar geografía, los habitantes de Chile están muy acostumbrados a vivir con miedo. Con temor a los terremotos, maremotos, erupciones volcánicas y otras severas inclemencias que a lo largo del tiempo han cobrado cientos de miles de vidas. Después de cinco siglos todavía el país no logra la paz en la Araucanía, y el Estado continúa combatiendo con los mapuches que quieren conquistar sus derechos fundamentales y recuperar sus tierras ancestrales.
Lo que no tenía Chile es tanta violencia delictiva. Solo en el último año ha crecido un 43 por ciento el número de homicidios y se han multiplicado en muchas veces los asaltos a mano armada a los hogares, el robo de automóviles y la destrucción más insensata de los bienes públicos. Las estadísticas señalan que hoy los miembros de la tercera edad son los principales agredidos por las bandas de delincuentes.
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