Evo, el pequeño héroe
"Hoy estoy convencido de que hay un pequeño y admirable héroe en la política mundial: el presidente Evo Morales, escribe Luiz Carlos Bresser-Pereira, en Folha de Sao Paulo.Según Bresser-Pereira, "Morales no se deja atemorizar. Es el primer presidente indio electo en Bolivia y ha mostrado coraje para ser fiel a su mandato.
Bresser-Pereira es profesor emérito de la Fundación Getulio Vargas, ex-ministro da Hacienda del gobierno de Sarney, de la Administración y Reforma del Estado (primer gobierno de Fernando H. Cardoso) y de Ciencia y Tecnología (segundo mandato de FHC).
Excepción hecha de las historias juveniles, los héroes son raros. En un mundo materialista en el cual el neoliberalismo enseña que la única motivación humana es el autointerés, nadie está dispuesto a reconocer los héroes -los hombres y las mujeres que tienen el coraje de actuar de acuerdo con sus ideales humanos y cívicos, arriesgando su vida para enfrentar la violencia de las fuerzas naturales y principalmente de las ganancias de los poderosos. Cuando los reconocemos, eso decurre de una acción aislada –de alguien que, en cierto momento, salva a un niño de la muerte o, como el piloto estadounidense, ameriza con éxito en el río Hudson y salva a 150 pasajeros.
En este mundo desencantado en que vivimos, la última cosa que nos disponemos a reconocer es a un político héroe. Podemos hasta admitir que determinado político sea un estadista, pero un héroe… Nuestro modelo de héroes es el de David enfrentando a Goliat, y es difícil pensar en un político -alguien dotado de poder- como un David.
No obstante, hoy estoy convencido de que hay un pequeño y admirable héroe en la política mundial: el presidente de Bolivia, Evo Morales. No estoy de que vaya a tener éxito en su misión -la de crear una democracia social en Bolivia – porque es muy difícil gobernar democráticamente países pobres y, aún más, divididos en términos étnicos –y aquel país sufre de los dos males. Rn países preinustriales, como Bolivia, la apropriación del excedente económico no se realiza principalmente en el mercado, sino por medio del control directo del Estado, de forma que las oligarquías locales están siempre dispuestas a derrocar gobernantes que se amoldan a ellas, Para ellas, la solución más simple es adherir a los poderosos locales – a los propietarios “blancos” de tierras de Santa Cruz y Beni- y a los países poderosos de su alrededor, Brasil y Estados Unidos. Con algunas excepciones, fue eso lo que los presidentes bolivianos hicieron en el pasado, olvidándose de los indios y de los pobres, que son la gran mayoría. Así no promovieron ni el desarrollo económico ni la disminución de la desigualdad, y varios ni siquiera consiguieron evitar que fuesen derrocados.
Morales no se deja atemorizar. Es el primer presidente indio de Bolivia y ha demostrado coraje para ser fiel a su mandato. Enseguida de su elección fue amenazado por las élites de los departamentos más ricos y menos poblados por indios, porque deseaba definir una nueva Constitución para su país. En cierto momento intentó aprobarla con mayoría simple –loq ue dio argumentos a la oposición conservadora. Para resolver el impasse, buscó negociar y aceptó arriesgar la revocación de su mandato presidencial en un referendo. Ganó con el 67% de los votos -lo que no impidió que los gobernadores de los departamentos más ricos continuasem su movimiento separatista. Ahora, la nueva Constitución fue refrendada por el 60% de los electores, pero las elites locales ya exigen su revisión.
Morales tuvo también el coraje de nacionalizar la exploración y la refinación del petróleo – lo que causó la ira de las elites brasileñas, que, de repente, se tornaron nacionalistas. Felizmente, el presidente Lula las ignoró. Pero nuestro pequeño Galahad enfrentará aún muchos obstáculos. El grial no existe, sino para los héroes.