La adicción al celular nos está deshumanizando cada vez más, porque esta transfiriendo nuestra existencia al ciber espacio, y al mundo virtual. Las relaciones humanas se están realizando a través de las redes sociales y no a través del contacto físico, haciendo a la persona cada vez más dependiente de la tecnología móvil, transformado nuestros hábitos no sólo como usuarios o consumidores, dejando de un lado aquello que nos define como seres humanos. La comunicación ya no se establece cara a cara, actualmente se hace a través del teléfono inteligente o Smartphone.
En 1983 apareció el primer celular, de la compañía Dyna Motorola, era algo pesado 28 onzas (1.793 gramos) y media 13 pulgadas por 1,75 pulgadas por 3,5 pulgadas. Obviamente era analógico y tenía un pequeño display de LEDs, la batería solo daba para 8 horas de conversación y 8 horas en stand-by. La calidad del sonido era muy mala, era pesado y poco estético, pero aún así, había personas que pagaban los USD $ 3.995 que costaba.
El 3 de abril de 1973, Martin Cooper, directivo de Motorola, realizo la primera llamada desde un teléfono móvil del Proyecto Dyna PAC8000 desde una calle de Nueva York a su mayor rival en el sector de telefonía: Joel Engel de los Laboratorios Bell de AT& y T.
El 9 de junio de 2007, Steve Jobs, Presidente de Apple, presentó al mundo el primer IPhone, teléfono inteligente. Reinventó la telefonía móvil y la aspiración de hacer historia. Después de 13 años se posesiona como uno de los celulares más solicitados en el planeta
Hoy vivimos gran parte de nuestra existencia a través de una pantalla de cristal. En 2017, el número de usuarios en todo el orbe ascendía a 4,9 mil millones. Lo que supone que el 66% de la población mundial tiene al menos uno de estos dispositivos que se ha convertido en un aparato indispensable de nosotros. Llevamos allí nuestra agenda, tenemos acceso al correo electrónico, a la actualidad mundial e internet, a las redes sociales, GPS, videos juegos, películas, fotografías, y también hacemos transferencias y depósitos bancarios.
Según el doctor David Greenfield, de la Universidad de Connecticut, USA, el apego al celular involucra un desajuste en los niveles de dopamina en el cerebro, algo que sucede con otras adicciones. El uso excesivo del celular puede tener terribles consecuencias, que van desde malestares en articulaciones, ojos, huesos, oídos y hasta insomnio. Además, depresión y ansiedad.
Cifras de Psychology Today indican que este padecimiento está creciendo entre los estudiantes, que 2 de cada 3 personas duermen pegadas al teléfono, que 34% admite revisar el Smartphone, durante los momentos de intimidad con su pareja, y un 50% jamás apaga el celular.
Los estudios indican que una persona ve su celular 150 veces al día. Que el 61% de los usuarios mira su móvil, en los primeros 5 minutos al despertarse y el 72% lo hace una vez por hora, y más del 50% lo chequean varias veces en una hora.
El uso del celular está afectando todas las actividades humanas: en la casa, en el trabajo, en el aula de clases, en el súper mercado, en el cine, en un concierto, en el teatro, en la Iglesia, en la sala de espera. Mientras caminamos por la calle. Comemos. Manejamos el automóvil.
En la intimidad. Adultos y jóvenes duermen con los celulares bajo de la almohada y responden llamadas y mensajes a la hora que sea. En cualquier momento y en cualquier lugar estamos viendo la pantalla de nuestro móvil.
Muchas personas utilizan su celular como un sustituto de su vida social. Prefieren pasar el tiempo en su casa pegados a su Smartphone. En ocasiones, cuando llegan a quedar con alguna persona, no pueden evitar chequear su móvil cada minuto. Esto impide que se mantenga una verdadera conversación y por lo general acaba molestando al acompañante del individuo. El problema es que no nos damos cuenta que estamos actuando de esta manera.
Esta adicción esta impactando con mucha fuerza a las nuevas generaciones de niños y jóvenes, los llamados “nativos digitales”. Si consideramos que en muchos casos lo primero que vieron al nacer, no fue precisamente el rosto de su madre, sino un teléfono grabando el vídeo de sus primeros minutos de vida.
El temor de dejar el celular en casa, se ha convertido, para la mayoría de las personas, en un miedo tan real que algunos lo consideran: “la enfermedad del siglo XXI: nomofobia.”
La nomofobia es el miedo irracional a salir de casa sin el teléfono celular. El término que es una abreviatura de la expresión inglesa “no- mobile-phone phobia”, fue acuñado durante un estudio realizado por la oficina de correos británica Royal Mail y encargado al instituto demoscópico YouGoy para estimar la ansiedad que sufren los usuarios de teléfonos móviles.
La investigación se llevo a cabo en el Reino Unido, en 2011, contó con una muestra de 2.163 personas, revelando que casi el 53% de los usuarios de teléfonos móviles, tienden a sentir ansiedad cuando “pierden su teléfono móvil, se les agota la batería, o el crédito, o no tienen cobertura en la red”. De acuerdo con la indagación, alrededor del 60% de los hombres y el 20% de las mujeres sufre de fobia, y un 9% adicional se siente estresado cuando sus móviles están apagados.
La encuesta también demostró que los niveles de estrés de una persona con nomofobia son equiparables con los nervios que se tienen el día antes de la boda. Respecto de las razones para que la ansiedad de manifestase, el 55% afirmó que era por el hecho de estar “aislado” de las posibles llamadas o mensajes familiares y amigos, mientras que un escaso 10% que la causa era su trabajo, ya que le exigía estar conectado permanentemente.
El uso del celular es un hecho que se ha incrementado a pasos agigantados en los últimos años. En el mundo entero la demanda del mismo ha sido creciente, debido a que su costo es relativamente accesible, su fácil manejo, su uso como un medio de comunicación masiva.
Esto definitivamente está cambiando la manera en que nos relacionamos con el mundo, desde la forma en que trabajamos y hacemos negocios, hasta el modo en que nos divertimos, tomamos fotografías, compartimos información, pasamos el tiempo libre, hacemos amigos. Su uso está infiltrado en asuntos tan personales y baladíes como caminar y dormir.
Lo normal ahora, es que la gente camine con la mirada fija en el celular, o que en una fiesta, reunión o una comida, tres de cinco personas hablen y sonrían con el aparato sin siquiera mirar a quienes tienen a su lado.
-«Los celulares tienen sensores que lo miden todo: desde la velocidad a la que caminas; la manera en que inclinas el teléfono, donde te encuentras, si hace frío o calor. Algunos permiten calcular tu ubicación (GS), otros son vitales para tomar fotos (cámara) hablar por teléfono (micrófono) o pagar y hacer transferencias a través del móvil (NFC).
Pero la información que proporcionan puede ser usada por los hackers con fines peligrosos. De acuerdo a una investigación realizada por un equipo de científicos dirigidos por la profesora Maryam Mehrenzhad, adscrita a la Facultad de Computación de la Universidad de Newcastle, en el Reino Unido, advirtiendo que los hackers pueden valerse de ellos para averiguar tu código PIN o contraseña. Si visitas la web equivocada en el momento equivocado –sea cual sea el navegador: Safari, Chrome, Opera o Firefox- el atacante puede conseguir datos de los sensores y averiguar que parte del aparato se activa y que botones pulsas.”
“La mayoría de los Smartphone, y tabletas y otros dispositivos portátiles están equipados con una multitud de sensores”, afirmó, Maryam Mehrnezhad, señalando: “la manera en que agarras el teléfono puede hacerte vulnerable frente a los hackers. Como las aplicaciones móviles y las páginas web no piden permiso para acceder a gran parte de ellos, los programas maliciosos pueden “escuchar” de manera encubierta los datos de tus sensores. Y es que excepto en lo que respecta a nuestra localización, los navegadores ni suelen “preguntarnos” si queremos compartir nuestros datos, se da por hecho que no es tan relevante.”
-“En algunos navegadores descubrimos que si abres una página en un teléfono o tableta que alberga uno de esos códigos maliciosos y después abres otra, entonces pueden ver cada uno de los datos personales que introduces, -revela Mehrnezhad-, esto permite, que los hackers conozcan la actividad de su víctima desde una web remota y que obtengan todo tipo de información, desde las horas en que se hicieron las llamadas hasta actividades físicas, acciones en internet y, por supuesto contraseñas. Y lo peligroso en algunos casos, a no ser que las cierres por completo, pueden incluso espiarte cuando tu teléfono está bloqueado”.
«Se recomienda desconfiar de las páginas sospechosas y, en la medida de lo posible, no dar información personal, Pero, sobre todo, interesarnos por saber cómo funciona nuestro Smartphone y estar atento a lo que los sensores “saben” sobre nosotros», concluye Maryam Mehrbezhad.
El informe de la Universidad de Newcastle, publicado en el Journal of Information Security and Applications, -una revista especializada sobre seguridad de la información y aplicaciones- sugiere que el problema se debe al número de sensores diferentes que usan las empresas telefónicas.
Umberto Eco, considerado el padre de la semiótica, en su relato del año 2015, titulado: “El teléfono celular y la reina malvada”, contaba el caso de una mujer que iba por una vereda con su rostro pegado al móvil, sin mirar a ningún lado, y que él, en vez de esquivarla, decidió interrumpir su camino. “Si yo no me hacía a un lado, chocaríamos. Como en secreto soy una persona malvada, me detuve de golpe y me di la vuelta. La dama choco con mi espalda dejando caer su teléfono. Rápidamente, se dio cuenta de que se había topado con alguien que no podía verla y que ella debería haber sido quien se apartara. Balbuceó una excusa, mientras yo amablemente le decía que no se preocupara porque estas cosas pasan todo el tiempo en estas días”, escribió.
Eco, mientras aconsejaba con sarcasmo que todos deberíamos hacer lo mismo en situaciones similares, añadía: “Si pensamos en ello con claridad por un momento, simplemente es asombroso que casi todos hayamos caído presa del mismo frenesí. Apenas sostenemos ya conversaciones cara a cara, ni reflexionamos sobre los temas apremiantes de la vida y la muerte, o siquiera vemos hacia el campo cuando pasa frente a nuestra ventanilla. En vez de ello, hablamos obsesivamente en nuestros teléfonos celulares, rara vez sobre algo particularmente urgente, mientras malgastamos la vida en un diólogo con alguien a quien ni siquiera podemos ver”.
En la actualidad, el celular se ha convertido en un prototipo de convivencia social. Es usual que la gente camine con la mirada fija en el celular, o que en un cóctel las personas hablen y sonrían con el aparato sin siquiera mirar a quienes tienen a su lado. En las reuniones laborales es normal que todos coloquen sus celulares sobre la mesa como armas listas para ser usadas en el momento oportuno.
Los niños
En los últimos años en Europa se han realizado estudios sobre los posibles efectos negativos que puede provocar el uso de celulares, sobre todo en los niños, apuntando elementalmente a evaluar si ha radiación puede causar daños en las funciones cerebrales y en el ADN.
Aunque aún no hay pruebas, se estima que el uso de celulares sobretodo en los menores es perjudicial, e incluso en países como Gran Bretaña y Holanda se han sacado modelos del mercado para realizarles estudios. Las razones son que el cráneo y el sistema nervioso de los niños no están totalmente desarrollados y la radiación penetra con más fuerza en sus cerebros.
El creciente número de niños que utiliza celulares es preocupante, y los someterá durante muchos años a las radiaciones sobre todo si realizan llamadas largas, todos o casi todos los días. El Parlamento Europeo dio a conocer un estudio que desalienta la fabricación de teléfonos celulares con especiales detalles para llamar la atención de los niños, como colores y juegos electrónicos, por entenderse que su uso provoca daños neurológicos y afecta el desarrollo evolutivo y los resultados escolares de los niños hasta la adolescencia.
Recomendaciones
Entre las recomendaciones que hacen los científicos y estudiosos del tema, sugieren, entre otras cosas, que se use el celular el menor tiempo posible.
-Evite llevar el celular en el cuerpo todo el tiempo mientras no lo use ya que también estando en estado de reposo genera radiación.
-Aprender a pulsar las teclas del celular usando las dos manos, alternando los dedos,
-Cambiar con regularidad el teléfono de una oreja a otra durante la conversación.
-Procurar que no lo utilicen los niños. Su sistema inmune esta en formación y están más indefensos frente a las radiaciones.
-Hacer un uso racional de los celulares y no pasar horas y horas hablando. Alternativas recomendables son utilizar “el “manos libres” y recurrir los mensajes de textos.
Conclusión
Es una realidad que el celular es una herramienta muy útil, y de hecho, es el invento más importante de los últimos tiempos, pero ha terminado saliéndose de control y está generando adicción en muchas personas. Pasó a formar parte de nuestra vida cotidiana, y debido al mal uso y abuso que se le está dando, está afectando todas las actividades humanas, haciendo que bajen los niveles de atención de las personas que lo usan, al punto de desconectarse del entorno al momento de disfrutar de él.
Los celulares en algunos casos han pasado a ser un instrumento molesto e inadecuado dentro de la vida cotidiana del ser humano. Los jóvenes de esta generación dependen de las tecnologías modernas. Las tecnologías no son buenas ni malas en sí misma, todo depende del uso que se les dé.
¿El cambio ha sido para mejorar o para desmejorar?
Tanto los adultos como las nuevas generaciones están dependiendo de las tecnologías modernas. ¿Es la nueva manera de socializarse? ¿El mundo es virtual? Hemos dejado a un lado aquello que nos define como entes humanos: una caricia, una mirada, una conversación frente a frente…
Hay mucha preocupación a nivel internacional sobre el uso de los celulares, y la importancia de que los padres, representantes, y maestros, orienten a los niños, y adolescentes a tener un autocontrol en el uso de los dispositivos tecnológicos.
Bibliografía consultada:
Nomofobia. Wikipedia. 2011
La Nomofobia: adicción a nuestros celulares. Rafael Solares. 2018.
«Nomofobia, enfermedad del siglo XXI”. Medicina y Familia. SEMERGEN. 2018.
«Adicción al móvil: síntomas, causas y consecuencias”. Alejandro Rodríguez Puerta. 2018
“El mal uso de la tecnología y sus consecuencias”. Alfonso Cuozzo, Diego Tusq, Gabriela Veigas. 2011.
“La adicción al celular, un problema de humanidad”. Jorge Paredes Laos. 2018.
“Como la manera en que agarras el teléfono, puede hacerte vulnerable frente a los hackers”. Maryam Mehrnezhad. 2018
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