Al borde de una guerra abierta por el petróleo

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"Esta no es una guerra de guerrillas ordinaria", añadió. "Los que combaten (contra Jartum) pueden no tener tantos equipos como la SAF, pero están muy motivados y también bien entrenados, por lo cual no pueden ser fácilmente derrotados".

"Un alto funcionario del SPLM-N me dijo que muchos soldados del Norte no tenían estómago para esta guerra. Esto ha causado que los generales de Jartum recurran más a la artillería, tanques y aviones, una forma eficaz de matar civiles pero no de desarticular una fuerza militar (de guerrilla). Así que estamos definitivamente ante un conflicto prolongado", agregó Reeves.

"Si los combatientes de Sudán del Sur y de Nuba se unen con las fuerzas del SPLA-N en el Nilo Azul y con los rebeldes de Darfur, veremos una guerra desde la frontera con Chad hasta la frontera con Etiopía, y potencialmente hasta la de Eritrea también", añadió.

El conflicto ha afectado la producción petrolera, pues los contratistas se alejan de las zonas de violencia. Actualmente, 98 por ciento de los ingresos de Sudán del Sur proceden del crudo.

El subsecretario del Ministerio de Minería y Petróleo de Sudán del Sur, David Loro Gutbek, dijo a IPS que la extracción se contrajo en las zonas fronterizas. "Nuestra producción en Sudán del Sur cayó de 85.000 barriles diarios (de 159 litros) a 60.000", señaló.

Negociar las fronteras definitivas y la forma de compartir las riquezas de hidrocarburos son los puntos clave. Pero las conversaciones no han dado frutos.

Tres yacimientos están produciendo menos en Unity, el principal distrito petrolero, mientras la producción de Melut, en el Alto Nilo, no se ve afectada. "Del lado sudanés, la caída es de 60.000 a 48.000 barriles diarios", dijo Gutbek.

En condiciones normales, Sudán del Sur extraería 300.000 barriles por día, según el funcionario. Pero con la violencia no se puede sostener la seguridad en los campos petroleros y en consecuencia "personas desconocidas" están ejecutando actos de sabotaje contra la industria.

"Cortan cables en los campos, hay que repararlos, y eso hace decaer la producción", describió.

Gutbek reconoció a IPS que, si la violencia continúa, la producción seguirá disminuyendo. Sin embargo, tiene esperanzas de que se encuentre una solución y se imponga seguridad en la frontera.

"Yuba y Jartum tomarán medidas para asegurar que nada interfiera con la extracción de petróleo", indicó.

"Un comité de seguridad, integrado por autoridades de Sudán y de Sudán del Sur, acordó vigilar la situación y mejorar la seguridad limítrofe", añadió.

Para el economista ambiental Spencer Kenyi, consultor del Banco Mundial sobre el desarrollo del sector privado sursudanés, la violencia fronteriza forzaría a Sudán del Sur a desarrollar su propia infraestructura petrolera y así evitar la dependencia de su vecino.

Se trata de un plan que existe hace tiempo, pero quizás haya que acelerarlo, dijo Kenyi a IPS.

"La violencia no es bienvenida, pero va a generar algo positivo en Sudán del Sur, cuyo gobierno deberá pensar en establecer sus propias instalaciones, como oleoductos y refinerías", indicó.

Los planes sursudaneses incluyen construir tres refinerías y tender un oleoducto de 3.600 kilómetros desde su territorio al puerto keniata de Lamu.

De momento, Yuba debe pagar aranceles que considera exorbitantes por usar los oleoductos y otros servicios de Sudán, que posee tres refinerías en Jartum, puerto Sudán y El-Obeid.

La central de refino de Jartum amplió su capacidad en 2006 de 50.000 a 100.000 barriles diarios. Y la refinería de puerto Sudán, situada cerca del mar Rojo, es capaz de procesar 21.700 unidades por día.
La violencia "llevará a Sudán del Sur a reorientar su estrategia petrolera y a acelerar la implementación de sus propios medios de transporte de crudo para exportación", sostuvo Kenyi.

Pero si los combates escalan, es posible inclusive que el país deba cesar por completo su sector petrolero, aunque sea temporalmente. "Así, tendrá que dedicarse a desarrollar la ganadería y la agricultura como principales motores de la economía", opinó.
Esto, a su vez, "quebraría la lógica de los conflictos violentos que surgen en torno de la riqueza petrolera y fronteriza" y en consecuencia un esfuerzo posterior para demarcar los límites de los dos países será mucho más amigable y pacífico, infirió Kenyi.

*Periodista de IPS

 

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