Argentina: circo criollo. – LAS NENAS DE BUSH

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Aparecida en la revista Piel de Leopardo, integrada a este portal.

Después de que el domingo último las mellizas Bush –Jenna y Bárbara– se dejaran ver en un palco de la cancha de Boca, vistiendo los colores de la casa, la versión de que vinieron al país de incógnito y sin que hayan tenido nada que ver con el gobierno de su papá sólo puede ser creída por un movilero que hasta entonces hubiera cubierto eventos preescolares.

Ya sonaba extraño eso de que su presencia fuera advertida a raíz de que un punga “les hizo” a una de ellas el bolso y el celular, ya que tratándose de un episodio de los que ocurren por decenas cada fin de semana en San Telmo –y salvo que, remedando al célebre peluquero Giordano, la muchacha saliera gritando al advertir el robo: “¡No me afanen, soy la hija de George W. Bush!”–, hubieran seguido siendo ignoradas por los medios.

(No así para el viejo, que, al enterarse, habría ordenado que sus custodios pasaran a servir en Guantánamo o en Abu Jraib, pero en carácter de condenados a perpetua).

Y tampoco puede atribuirse a la sagacidad de la prensa, o al soplo de algún tachero, el que se haya sabido que andaban de hotelucho en hotelucho en Palermo Hollywood, para esquivar a los paparazzi, cuando allí también los gringos andan de a miles cada día y no hay nada más difícil de encontrar que un criollo que hable al vesre y maneje moneda nacional.

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En consecuencia, solamente caben estas suposiciones, antes de desembocar en lo que resulta indudable: que ya estaba todo arreglado.

La primera posibilidad es que lo del punga fuera un cuento y que en realidad estas chicas, que ya no se cuecen en un hervor, hubieran sido embaucadas por algún galán nativo, hábil en el verso y rápido de manos. Y la segunda, que hubieran sucumbido a los encantos de un barrabrava boquense que, tras ilustrarlas acerca de gambetas, rabonas y chilenas, les hubiera conseguido el palco de Macri para que vieran el Boca-Colón y se olvidaran para siempre de los Cowboys de Dallas.

Pero si nada de esto es cierto, la verdad debe tener que ver más con una maniobra política que con estas anécdotas menores. Y que o esté vinculada a una eventual alianza que se está urdiendo entre republicanos y macristas (de allí lo de las chicas en el palco de Macri) o a un cambio que se ve venir en la política del gobierno argentino y que ha tenido como prólogo el «sosegate» al embajador venezolano y el pase a retiro del inoportuno piquetero D´Elía.

Y si éste fuera el caso, de aquí a unos meses tal vez los hijos de la pareja reinante también podrían ser sorprendidos, ya fuera en Harlem o en el Bronx, gritando: “¡No nos choreen, somos los hijos de K!”

–A mí lo que me parece raro –dijo un tipo en el Margot– es que cuando le dijeron que las chicas habían sido asaltadas en San Telmo, el viejo no ordenara que las trajeran de vuelta.

–¿Sabe lo que pasa, maestro? –dijo el reo de la cortada de San Ignacio, como si recién hubiera hablado con Wáshington–. Que al hombre, como anda medio bajoneado, no le quisieron decir que las chicas andan por aquí. El está tranquilo porque cree que están paseando por Bagdad.”

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* Columnista del diario porteño La Nación (www.lanacion.com.ar).

Addenda

Los porteños buscan al astuto que burló la vigilancia de los custodios gringos, para felicitarlo, y se preguntan por la razón de la presencia de las –no demasiado– agraciadas muchachas en la autónoma ciudad de Buenos Aires. El astuto no sido, todavía, identificado; en cuanto a la explicación, quizá la columna haya servido de algo.

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