Argentina: Tras el paro general, ollas populares para amortiguar el hambre de los pobres

 

Argentina quedó paralizada el martes por el contundente paro general convocado por varias centrales de trabajadores organizadas en el Frente Sindical para el Modelo Nacional, organizaciones sociales y continuó la protesta el miércoles, Día de los Trabajadores, con la instalación de 300 ollas populares, para ayudar a paliar el hambre que alcanza al 35% de la población.

El rechazo a las medidas económicas y a los acuerdos con el Fondo Monetario Internacional (FMI)  fue masivo, así como a los despidos, cuando se conocen las nuevas cifras de pobreza e indigencia que afectan a 14 millones de niños y alcanzan al 60% de la población. También fue masivo el repudio a dirigentes sindicales que no se plegaron al paro, en sus intentos de conciliación «con un gobierno que sólo favorece a los ricos».

A la organización se sumaron las Centrales de Trabajadores Argentinos (CTA), cooperativas, pequeños y medianos empresarios y movimientos sociales como la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP).

La movilización multitudinaria tuvo su momento de máxima expresión en la Plaza de Mayo, donde se realizó un acto de protesta contra las consecuencias negativas del modelo económico que lleva adelante el gobierno de Mauricio Macri, de la mano del Fondo Monetario Internacional.

Setenta regionales de la Confederación General del Trabajo (CGT) también adhirieron a la medida de fuerza, así como la Corriente Federal de Trabajadores, pese a que la dirigencia de la CGT no lo hizo y fue desbordada por la decisión de las bases de trabajadores de diversos gremios de participar ante la gravedad de la situación económico-social del país.

En la jornada del martes fue clave el paro de subterráneos, un sector del transporte público y los gremios aeronáuticos, por lo cual se suspendieron más de 300 vuelos. No tuvieron efecto las amenazas de la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, la movilización de fuerzas de seguridad, ni la acción de los medios masivos de comunicación ligados al gobierno de Mauricio Macri, algunos de los cuales calificaron de «terroristas» a los trabajadores.

Dante Sica, ministro de Producción y Trabajo, advirtió que sancionaría a los trabajadores en paro, pero no se logró influir sobre la multitudinaria marcha sindical. Paralelamente, grupos de encapuchados trataron de alterar la marcha rompiendo vidrieras, hechos de los cuales se apartaron rápidamente los trabajadores, ya prevenidos sobre el envío de provocadores a lo largo de la marcha. Pese a ello hubo focos de represión, con 12 detenidos y trabajadores golpeados y maltratados por la policía.

“A pesar de los aprietes estamos acá cientos de miles que resistimos las políticas de Mauricio Macri”, dijo el bancario Sergio Palazzo. “Nos acusan de amenazar a la población y nos dicen mafiosos pero son ellos los que amenazan con sanciones, con represión y con miedo al decir que si ellos no ganan en octubre habrá caos. Pero el caos son ellos que generan desempleo, entregan la soberanía política y económica y favorecen la fuga de divisas con el acuerdo del FMI”, aseguró Palazzo.

Mariano Sánchez, en representación de los movimientos sociales, llamó a toda la dirigencia política a unirse para construir un frente político que derrote en las urnas a Macri. Lo siguió Ricardo Peidró de la CTA Autónoma quien remarcó que la desocupación, la precarización laboral y la fuga de capitales no son errores del gobierno sino “son efectos deseados de la política económica con la que buscan disciplinar a los trabajadores”.

El dirigente gráfico Pablo Micheli llamó a no relajarse con la realización de esta multitudinaria movilización porque “para que vuelva un nuevo gobierno nacional y popular hay que ganar la calle con más paros y más marchas porque la victoria está en la unidad”.

Hugo Yasky, de la CTA de los Trabajadores, definió al paro y al acto como “un punto de inflexión en la tarea de la unidad del movimiento obrero que busca una central única”. El caos, dijo, no es culpa de los trabajadores “sino de los que bajan los salarios y se arrodillan ante el FMI”.

Los trabajadores rechazaron la reforma laboral que intenta implementar el gobierno de Mauricio Macri y exigieron negociaciones paritarias, un urgente aumento de salarios -que quedaron totalmente desfasados ante la gravísima inflación que se vive en el país- y que los precios de los servicios básicos y de la nafta (gasolina) se retrotaigan a los de fines de 2017.

Los oradores en Plaza de Mayo llamaron a la conformación de un gran frente nacional para las próximas elecciones de octubre, con el objetivo de derrotar ampliamente a la gobernante alianza Cambiemos, que hasta ahora en las internas y otros procesos electorales en siete provincias resultó en un lejano tercer lugar.

*Periodista económico argentino, analista asociado a al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)

 

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