Banestado: Nuevo (viejo) gran escándalo de lavado de dinero en Brasil
Sin comprender estas filtraciones que difundió el periodista brasileño Pepe Escobar (1), es imposible poner en contexto eventos que van desde el sofisticado ataque de Washington contra Brasil, inicialmente a través del espionaje de la NSA en el primer mandato de la presidenta Dilma Roussef (2010-2014), hasta la investigación de corrupción Lava Jato que encarceló a Luis Inácio Lula da Silva y allanó el camino para la elección del neofascista Jair Bolsonaro como presidente.
El pequeño sitio web Duplo Expresso, dirigido por el joven abogado internacional con sede en Berna, Romulus Maya, publicó la lista por primera vez, reuniendo en un podcast de cinco horas los tres protagonistas claves que expusieron por primera vez el escándalo, a fines de los 90: el entonces gobernador de Paraná, Roberto Requião, el Fiscal Federal Celso Tres y el Director de Policía José Castilho Neto.
Maya señala que en 1969, el Banco Central de Brasil creó una «cuenta CC5» para facilitar las transferencias legales de activos al exterior por parte de empresas y ejecutivos extranjeros. En la década de 1990, explotó con la aparición de un crimen organizado masivo y complejo centrado en el lavado de dinero.
La investigación inicial de Banestado comenzó en 1997. Tres descubrió que de 1991 a 1996, no menos de 124 mil millones de dólares de brasileños habían sido transferidos al extranjero, que en épocas del crimen organizado (1991-2002) alcanzó la asombrosa suma de 219 mil millones de dólares, convirtiendo a Banestado en uno de los esquemas de lavado de dinero más grandes de la historia.
El informe de Tres condujo a una investigación federal centrada en Foz de Iguazú, ubicada estratégicamente en la triple frontera de Brasil, Argentina y Paraguay, donde los bancos locales lavaban grandes cantidades de fondos a través de sus cuentas CC5. Recién en 2001, el Comisionado Castilho descubrió que la mayoría de los fondos ingresaron en cuentas en la sucursal de Banestado en Nueva York.
Por orden judicial, Castilho y su equipo examinaron 137 cuentas en Banestado, Nueva York, por un monto de 14.900 millones de dólares. En varios casos, los nombres de los beneficiarios eran los mismos que los de los políticos brasileños en el Congreso, ministros e incluso ex presidentes.
A pesar –o causa- de la evidencia abrumadora, fue retirado de la investigación, hasta que el nuevo gobierno de Lula tomó el poder a principios de 2003, y Castilho volvió a ocuparse del caso. En abril de 2003, Castilho identificó una cuenta en la Chase Manhattan llamada Tucano (apodo del partido PSDB dirigido por el ex presidente Fernando Henrique Cardoso) que siempre tuvo vínculos muy estrechos con las maquinarias políticas de Bill Clinton y de Tony Blair.
En resumen, los dos partidos políticos más grandes, el PSDB neoliberal de Cardoso y el Partido de los Trabajadores de Lula, que nunca se habían enfrentado realmente a las maquinaciones imperiales y la clase rentista brasileña, enterraron activamente una investigación exhaustiva.
Los fiscales de Nueva York prepararon el círculo completo del sistema de lavado de dinero, con los fondos remitidos primero ilegalmente desde Brasil, utilizando cuentas CC5, luego atravesando las sucursales de Nueva York de los bancos brasileños involucrados, llegando a cuentas bancarias extraterritoriales y fideicomisos en paraísos fiscales (Islas Caimán, Jersey, Suiza) y finalmente regresando a Brasil como inversión extranjera –completamente lavada– para el uso y disfrute real de los beneficiarios finales que primero retiraron el dinero no registrado del país utilizando las cuentas CC5.
Pero el Ministro de Justicia de Brasil, Marcio Thomaz Bastos, designado por Lula, lo rechazó. Y el juez provincial acusado de enterrar el caso Banestado no era otro que Sergio Moro, quien, en la siguiente década, se convertiría en una superestrella como «il capo di tutti i capi» de la investigación masiva de Lava Jato y luego Ministro de justicia de Bolsonaro (renunció y ahora hace campaña para ser elegido presidente en 2022.
Y allí está el enlace tóxico Banestado-Lava Jato. Moro cambió los nombres en los documentos en un intento de enviar a Lula a la cárcel, y el desafío entonces, sería demostrar cómo Moro “vendió” las no-condenas con respecto a Banestado.
Castilho, en su podcast, hizo sonar las alarmas cuando se refirió a los 17 millones de dólares que habían pasado por la sucursal Banestado de Nueva York y luego fueron enviados, entre otros lugares, a Pakistán. Él y su equipo descubrieron esto solo unos meses después del 11 de septiembre. Las ramificaciones podrían ser explosivas ya que son fondos dudosos de operaciones de drogas y armas, que salieron por la Triple Frontera, además sitio líder para las operaciones encubiertas de la CIA y el Mossad.
La investigación señala que la financiación puede haber sido proporcionada por el llamado rey del dólar del mercado negro, Dario Messer, a través de cuentas CC5. No es ningún secreto que los operadores del mercado negro en la Triple Frontera están vinculados al tráfico de cocaína a través de Paraguay, y también con los evangelistas.
Messer es un engranaje indispensable en el mecanismo de reciclaje integrado en el tráfico de drogas. El dinero viaja por los paraísos fiscales bajo protección imperial, se lava debidamente y se resucita gloriosamente en Wall Street y en la City de Londres, con la ventaja adicional de la reducción por parte de EU de parte de su déficit de cuenta corriente. Esta es una señal de la «exuberancia irracional» de Wall Street.
Lo que realmente importa es el flujo libre de cocaína. Por qué no, escondido en un extraño cargamento de soja, algo que tiene el beneficio adicional de garantizar el bienestar de los agronegocios. Esta es una imagen especular de la línea de heroína de la CIA en Afganistán cuyos detalles se pueden verificar en https://sputniknews.com/columnists/201708251056794770-afghanistan-cia-heroin-ratline/
Moro, por su parte, es un pivot para dos agencias estadounidenses diferentes, el FBI y la CIA, así como para el Departamento de Justicia.
Los documentos originales y oficiales presentados por el gigante de la construcción Odebrecht como parte de la investigación de Lava Jato, que fueron indudablemente manipulados por la propia empresa, quizá en connivencia con el juez Moro y el equipo de la fiscalía dirigido por Deltan Dallagnol, no solo para incriminar a Lula y sus allegados, sino también para eliminar cualquier mención de personas que nunca deberían salir a la luz.
El primer impacto político serio después de la publicación de las filtraciones de Banestado es que los abogados de Lula, Cristiano y Valeska Zanin, finalmente pidieron formalmente a las autoridades suizas que les hagan llegar los originales.
El exgobernador Requião, por cierto, fue el único político brasileño que solicitó públicamente a Lula en febrero pasado ir a buscar los documentos a Suiza. Cabe recordar que la lista genuina y no adulterada de Odebrecht de personas involucradas en la corrupción está llena de grandes nombres, incluida la élite judicial.
Los abogados de Lula finalmente pudieron demostrar la falsificación de la evidencia que condujo al encarcelamiento de Lula y también, entre otros, al exilio del ex presidente ecuatoriano Rafael Correa, al encarcelamiento de su ex vicepresidente, Jorge Glas, al encarcelamiento del ex presidente peruano Ollanta Humala y su esposa y, aún más dramático, al suicidio del ex presidente peruano Alan García.
La gran pregunta política ahora es no descubrir al maestro manipulador que enterró el escándalo de Banestado hace dos décadas. Pero las pruebas aún están sometidas y controladas por los archivos secretos imperiales, y el proyecto geopolítico y geoeconómico de destruir la soberanía de Brasil, y convertirlo en una subcolonia imperial está ganando, sin duda.
La explosividad de las fugas de Banestado y del CC5gate se mide por la reacción de unas pocas personas, afirma Escobar: un silencio atronador, que abarca a los partidos de izquierda y los medios alternativos, supuestamente progresistas. Los principales medios de comunicación, los cuales para el ex juez Moro son una vaca sagrada, lo presentan en el mejor de los casos como historia antigua, noticias falsas e incluso un engaño.
Con el acceso a los nombres hasta ahora oscurecidos por el Lava Jato, Lula podría hacer estallar una bomba de neutrones y reiniciar todo el juego, exponiendo una serie de jueces, de la Corte Suprema, fiscales y fiscales de distrito, periodistas e incluso generales vinculados al Lava Jato que recibieron fondos de Odebrecht en el extranjero.
Sin mencionar la llegada a la primera línea del frente del rey Darío Messer, quien controla el destino de Moro en el mercado del dólar negro. Significa señalar con el dedo directamente al Estado Profundo de los Estados Unidos. No es una decisión fácil de tomar.
Escobar afirma que ahora está claro que los acreedores del Estado brasileño fueron originalmente deudores. Al enfrentar diferentes cuentas, es posible cuadrar el círculo del legendario desequilibrio fiscal de Brasil, exactamente como este flagelo se conjura, una vez más, con la intención de diezmar los activos del Estado brasileño en dificultad. El ministro de Finanzas, Paulo Guedes, neopinochetista y fanático de Milton Friedman, ya advirtió que continuará vendiendo empresas estatales como si no hubiera un mañana.
El plan B de Lula sería lograr algún tipo de acuerdo que enterraría todo el archivo, al igual que la investigación original de Banestado fue enterrada hace dos décadas, para preservar el liderazgo del PT como una oposición domesticada, y sin tocar la pregunta absolutamente esencial, cómo Guedes vende a Brasil, añade el periodista.
Si el Plan B se llevara a cabo, galvanizaría la ira de los sindicatos y los movimientos sociales, las clases trabajadoras brasileñas en carne propia, que están a punto de ser totalmente diezmadas por el neoliberalismo con esteroides y la colusión tóxica de la versión brasileña de la Ley Patriota inspirada en la de EU, con planes militares para aprovechar el Evangelistán de la cocaína.
Una primera lista VIP de Banestado, incluye al actual presidente del Tribunal Supremo Electoral, que también es juez de la Corte Suprema, Luis Roberto Barroso, banqueros, magnates de los medios e industriales. El fiscal de Lava Jato, Deltan Dallagnol, juez neoliberal de la Corte Suprema en cuestión, está en entredicho.
Estimadas en alrededor de 20.000 familias que poseen una deuda interna de casi mil millones de dólares, gran parte reciclado en Brasil como «inversión extranjera» a través del sistema CC5 en la década de 1990. Y así es exactamente como explotó la deuda interna de Brasil.
Mientras tanto, gracias al estado profundo estadounidense, las finanzas transnacionales y las élites locales, algunas con uniforme, otras con túnicas, el Golpe de Estado híbrido contra Brasil continúa en cámara lenta, acercándose cada día un poco más a la dominación total. Esto lleva a la pregunta clave y final, ¿qué hará Lula al respecto ?
* Investigadora brasileña, analista asociada al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)