Brasil, Ecuador y Odebrecht. No es un asunto de nacionalidad, son los estilos codiciosos del sistema

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Alejandro Tesa

En el mundillo empresario trasnacional –un tanto alborotado en estos días– no sorprendió el martes 22 el anuncio del gobierno ecuatoriano en orden a requisar los bienes de la empresa brasileña Norberto Odebrecht; antes se había declarado en situación emergencia el sector eléctrico del país por la disminución en la producción de energía debido a fallas en una planta, Hidroeléctrica San Francisco, construida por esa compañía.

La codicia de unos pocos, se atrevió a acusar en las NNUU Michelle Bachelet. Habló además de irresponsabilidad de los dirigentes políticos. Y apuntó: el costo del salvataje de las empresas financieras podría acabar con el hambre en el mundo.

 Naturalmente no la escucharán aquellos que "toman las decisiones"; tampoco aquellos que quieren "hacer bien las tareas".

"No vamos a permitir los abusos de esta empresa que se cree la dueña de todo y de Ecuador; ya basta", afirmó Correa a la prensa al ser preguntado por la determinación gubernamental de dar porterminadas las relaciones entre su país y una empresa privada: Odebrecht.

Pocas semanas antes, en agosto de 2008, la tensión había parecido bajar sus niveles, cuando el gobierno
llegó a un acuerdo con la constructora para que ejecutara la segunda etapa del proyecto Carrizal-Chone, a un costo 18 millones de dólares menor que el contrato inicial de 102 millones de la misma moneda.

Poco antes el ministro del Litoral, Ricardo Patiño había señalado un sobreprecio de 22 millones de dólares, por lo que –dijo– se anularía el contrato para convocar nuevamente a licitación. Esa tarde la empresa emitió un comunicado en el que señaló que la Asociación Odebrecht-Hidalgo & Hidalgo, luego de realizar las evaluaciones necesarias, se comprometía a llevar adelante la construcción por un valor de US$ 84.888.118,24.

Esto significaba reducir los costos de algunos materiales y servicios, reducción de las utilidades previstas en el contrato por parte de la Asociación y el compromiso de acortar el plazo de ejecución.

Patiño indicó que la compañía pidió a sus proveedores una disminución del precio de las tuberías, y acordaba que obra estaría lista en 18 meses y no en 24.

Nada resultó de las negociaciones. Ayer miércoles Ecuador anunció que dejará impago un crédito por 200 millones de dólares; como contrapartida Brasilia ofreció protección en Quito a dos empleados de la trasnacional cuyos bienes fueron embargados luego de que el gobierno ecuatoriano ordenara el embargo y ocupara militarmente Odebrecht por negarse a reconocer una millonaria indemnización por los daños en la hidroeléctrica San Francisco, con capacidad de 350 megavatios.

Respecto del crédito Correa ratificó: "Nosotros pensamos … en no pagar ese crédito de Bandes (…) para la construcción de San Francisco, y que también tiene graves irregularidades (…) Es un dinero que se le da a la empresa, pero aparece como deuda de Ecuador con Brasil. Pero, más aún, es un préstamo de centenas de millones de dólares, de más de 200 millones, para un proyecto que no sirve".

En Nueva York, donde asistye a la Asamblea de la ONU y a la reunión de UNASUR, el presidente Lula da Silva se manifestó confiado en que el problema será resuelto "amistosamente", sin descartar un encuentro con Correa para tratar el asunto.

El primer mandatario de Ecuador criticó con dureza a la compañía por los daños en San Francisco, que dejó de operar hace dos meses por una avería en las turbinas apenas un año después de ser entregada la obra.

El "caso Odebrecht vuelve a poner sobre el tapete la conducta y la forma de hacer negocios de las poderosas transnacionales en los países subdesarrollados. Y pese a que Correa se manifestó confiado en que el pleito no tebndrá repercusiones internacionales,  no faltan analistasque piensan lo contrario. Associated Press difundió la opinión de un experto en RRII:

"’En Brasil la medida seguramente enfurecerá al gobierno, que respalda fuertemente a sus transnacionales, mientras que afuera esto será visto como una confiscación’, dijo Carlos Espinosa, experto en relaciones internacionales de la Universidad San Francisco".

France Presse informó que "La embajada (de Brasil en Quito) está ofreciendo la protección que precisan  dos ciudadanos brasileños". El gobierno ecuaoriano decertóorden de arraigo a Fabio Andreani Gandolfo, Fernando Bessa, Luiz Antonio Mameri y Eduardo Gedeon, funcionarios de Odebrecht.

Personal del ejército custodia las obras pendientes de Odebrecht: un aeropuerto, dos represas para riego y otra hidroeléctrica. Dijo Correa que la empresa se negaba "irressponsablemente a indemnizar por los perjuicios ocasionados al Estado".

El vicepresidente de Odebrecht, Paulo Oliveira, por su parte, manifestó que espera una solución negociada y no ha habido cambios en el compromiso contraído para reparar la planta hidroeléctrica. Cabe señalar, empero, que en Quito las autoridades aseguran que Odebrecht se negó a firmar el acuerdo respectivo en dos ocasiones.

Qué es Odebrecht

La Organización Odebrecht se fundó en Bahía, en 1944, como una compañía constructora; Norberto Odebrecht tenía entonces 23 años. Desde la década de 1971/80 se expande internacionalmente, como constructora y hacia otros negocios: química y petroquímica.

En la actualidad es un poderoso conglomerado de Ingeniería y Construcción en la mayoría de los países de América del Sur, América Central, Estados Unidos, Angola, Portugal y Oriente Medio. Sólo desde desde Brasil exporta productos petroquímicos hacia más de 50 países en todos los continentes. Paralelamente tiene intereses en Portugal (transportes), en África (minería y petróleo).

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