Brasil y el anzuelo financiero: La diplomacia del Real

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Sebastián Pellegrino*


 

La matriz brasileña de préstamos millonarios a países de la región arroja datos e indicios de una vieja doctrina del expansionismo estadounidense. Desarrollo del Sur ¿con o para el Gigante amazónico?

El Banco Nacional de Desenvolvimiento Económico y Social de Brasil (BNDES) se halla en el centro de la crisis diplomática que divide a los gobiernos de Quito y Brasilia, desde que el presidente Rafael Correa anunció la decisión de “revisar” la deuda contraída con dicha institución para la construcción de una represa hidroeléctrica en Ecuador.

 

Y es que el Gobierno de Correa aun trabaja en la auditoria de sus deudas externa e interna por considerar “ilegítimas” las condiciones de gran parte de los pasivos financieros del Estado. La deuda pública externa del país andino asciende a 9.943 millones de dólares y el gran paquete está en la mira.

 

Por ahora, la prioridad de la investigación está enfocada en el crédito de 243 millones de dólares que el BNDES otorgó a Ecuador para que la empresa brasileña Odebrecht construya la represa de San Francisco, obra terminada hace un año y ya paralizada por fallas estructurales.

 

Tras cuatro años y medio de otorgado el préstamo, los intereses acumulados llegaron a 88 millones de dólares que luego fueron capitalizados. En la actualidad el crédito es de 331 millones de la moneda verde, mientras la lógica de la usura continúa reproduciendo intereses, e intereses de los viejos intereses. Tal uno de los principales puntos del reclamo de Ecuador.

 

Ahora bien, todo acontecimiento de la coyuntura debe ser analizado desde la perspectiva histórica y dentro de procesos amplios y perdurables en el tiempo que exceden los datos de actualidad. Para ello debemos retomar la titulación del presente artículo y su alusión al pasado (no tan pasado).

 

Si cambiamos la mención de la moneda brasileña por la divisa de Estados Unidos tendremos la síntesis con la que se conoce el proceso expansionista del vecino del norte hacia América Latina durante la administración de William Howard Taft (1909-1913). ”Dólares en vez de balas” fue la frase con la que Taft promocionó su política exterior hacia lo que progresivamente se convertía en el Patio Trasero de Washington.

 

De prosperar el reclamo, Paraguay asumiría 600 millones de la moneda verde y Brasil los 19.000 millones restantes. Sin embargo, la polémica iniciativa está lejos de llegar a una solución, ya que un consejero en asuntos internacionales de Lula Da Silva afirmó, días atrás, que “no vamos a perdonar la deuda, mas no queremos un Paraguay pobre”.

 

Las deudas públicas de la región son cada vez más sospechadas por las administraciones nacionales. A partir del ejemplo de Ecuador, los rumores de revisión y consulta internacional de los pasivos sospechados de ilegítimos son cada vez más resonantes. Bolivia, Paraguay y Venezuela consideran la posibilidad de auditar sus deudas, incluidos los créditos provenientes del BNDES que de ser desconocidos por los estados mencionados pasarían a ser una carga del Tesoro público de Brasil.

 

La reacción del Gigante no se hizo esperar. "Todo eso tiene un olor de desastre", aseguró un asesor de la Presidencia brasileña, en tanto que el Canciller Celso Amorin aclaró que de prosperar el desconocimiento de las deudas, estaría en juego la política de financiamiento a las exportaciones de bienes y servicios brasileños a países de la región.

Sombrío panorama para la integración latinoamericana, más aun si se tiene en cuenta los últimos movimientos militares de Brasil en la frontera sur, lindante con Paraguay. Sobre esto último cabe hacer mención del reciente decreto firmado por Lula Da Silva que reglamenta el Sistema Nacional de Movilización destinado a enfrentar una "agresión extranjera".

 

El decreto señala que la expresión incluye "amenazas o actos lesivos a la soberanía nacional, la integridad territorial, al pueblo brasileño o a las instituciones nacionales, aunque no signifiquen invasión del territorio nacional". Es decir, un claro resabio de la doctrina expansionista brasileña de Fronteras Vivas, según la cual la soberanía del Estado actuará hasta donde lleguen los intereses y ciudadanos de Brasil.

 

Diplomacia del Real y Fronteras Vivas, dos riesgos latentes (y muchas veces presentes en la realidad), a los que se enfrenta el anhelo de integración real de los países emergentes del Sur. El futuro y los límites a la expansión económica y financiera (y política por extensión) de Brasil dependerá en gran medida del tipo de liderazgo que edifique la gran potencia del atlántico sur. Pero principalmente de la actitud que adopten los grandes del vecindario, Argentina, Venezuela y México, como contrapesos necesarios del crecimiento de la región.

 

El debate debe pasar necesariamente por la cuestión del desarrollo del Sur y si ello será con o para el Gigante amazónico, líder indiscutido del subcontinente, potencia mundial y brazo financiero de los sueños incumplidos, anhelados y en caminos de concreción.

 

*Periodista de la Agencia de Prensa del Mercosur

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