Chile: ¡Abajo los partidos! ¡Viva la política!

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Los “porfiados hechos” —como decía la antigua retórica de la Izquierda— demuestran que el desgaste de los partidos, víctimas de sus propias prácticas, pone en riesgo a la política propiamente tal, entendida como la actividad colectiva más noble de los ciudadanos de una república.| MANUEL CABIESES DONOSO.*

 

Si no surge una alternativa de cambio que permita retomar la vía de desarrollo democrático y de independencia nacional que truncó el golpe de Estado de 1973, la nación entrará en los tiempos de la ira y el desmoronamiento que antecede al fascismo. Existen fuerzas agazapadas como la UDI, el partido más votado de Chile, que esperan pacientemente su hora. 


 

Una indiferencia política que erosiona las conciencias y ciega la razón se ha adueñado de buena parte de nuestra población, hace años elogiada por su cultura política. El desprestigio y decadencia de los partidos es un fenómeno universal. Sin embargo, ese fenómeno encontró en algunos países latinoamericanos como Venezuela, Bolivia y Ecuador, soluciones originales que significaron un notable avance para sus pueblos.

 

Esas naciones, que vivieron el derrumbe de los partidos socialdemócratas y democratacristianos, hoy se encuentran a la vanguardia, junto a Cuba y Nicaragua —que vienen de otras experiencias—, en la construcción de sociedades participativas. En ellas la capacidad de autodeterminación de sus pueblos es mucho más que una frase pomposa.

 

En ellas se han iniciado experiencias motivadoras de millones de voluntades, como el proyecto de socialismo del siglo XXI que ha puesto en marcha el proceso de integración en América Latina y el Caribe. 


 

El rechazo a las prácticas clientelares de muchos partidos —que salpica a todos y hace pagar a justos por pecadores—, llegó con retraso a Chile. Pero llegó con mucha fuerza y va tomando un ritmo acelerado.

 

Después de la dictadura militar, que aplicó sin titubear las formas más extremas del terrorismo de Estado mientras generales y empresarios se llenaban los bolsillos, cabía esperar que los partidos perseguidos por ese régimen echarían las bases de un sistema de plena democracia, justicia social y honestidad. Pero no fue así.

 

Los 20 años de gobiernos de la Concertación no tocaron los pilares de la institucionalidad dictatorial; en lo esencial, estuvieron al servicio de la misma casta oligárquica que manipuló a la tiranía. La acumulación de riqueza en pocas manos aumentó y se hizo más expedita. Las ganancias remesadas al exterior alcanzaron niveles inéditos gracias a medidas de inspiración neoliberal de esos gobiernos que, a la vez, favorecieron el enriquecimiento de políticos y funcionarios de sus respectivas capillas.


 

A falta de una alternativa que representara los intereses del pueblo, la mayoría ciudadana “castigó” a la Concertación el 17 de enero de 2010 entregando el gobierno a la derecha. Como es natural, el gobierno del empresario Sebastián Piñera ha profundizado el trazo grueso de las políticas que inició la dictadura y que afinó la Concertación. Su fracaso personal no servirá de nada —salvo para demostrar que los empresarios gobiernan mejor mediante servidores políticos o militares—, si desde el pueblo no se levanta una alternativa a la derecha de dos caras. 


 

La institucionalidad y el modelo económico deben ser cambiados. Son las compuertas que impiden desarrollar la potencialidad democratizadora que late en la sociedad chilena. 


 

Si en las actuales condiciones llegamos a las elecciones presidenciales del próximo año, estaremos otra vez ante el falso dilema de votar por ésta o aquélla versión de la derecha. Lo mismo dará que gane Bachelet o Golborne porque se agravará el escepticismo y el rechazo a los partidos y a la política. 


 

La iniciativa para superar esta situación está en el movimiento social, sobre todo el movimiento estudiantil. Los estudiantes movilizados constituyen hoy la fuerza principal en capacidad de sumar sectores y poner en acción a los que quieren un cambio. Asumir esa responsabilidad es un deber que los estudiantes no pueden rehuir. 


 

Rumbo a ese objetivo —imposible de materializar de inmediato ni con procedimientos burocráticos—, se presenta una oportunidad de reivindicar a la política como una acción de masas conscientes. Podría lograrlo —por ejemplo— la abstención activa en las elecciones municipales del 28 de octubre.

 

Se incorporan en forma automática alrededor de cinco millones de ciudadanos a los registros electorales. Los nuevos electores son jóvenes que no querían inscribirse porque rechazaban la perversión de la política. La voluntariedad del voto les permite negarse a ser instrumentalizados para prolongar artificialmente la vida a un sistema moribundo.


 

La abstención activa en las elecciones municipales permitirá, asimismo, solidarizar con la protesta social a sectores que se han visto impedidos de participar en marchas, paros, tomas y otras manifestaciones. La abstención activa se convertirá en un espacio de “enganche” entre sectores sociales dispuestos a rescatar la política del pantano a que la llevaron los partidos
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* Periodista.
Editorial “Punto Final”, edición Nº 757, 11 de mayo, 2012

www.puntofinal.cl
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4 Comentarios
  1. Rolando González dice

    ¿Dónde y cuándo hemos escuchado esa triste cantaleta de «la perversión de la política» o de que «los partidos de derecha y de izquierda son iguales»? También existe aquel otro – aunque opuesto refrán – de «los caballitos de Troya», que navegan con bandera de «este lado», no para fregarse al lado contrario, sino al modo del mencionado «caballito de Troya», para sabotearnos desde adentro. Es que la sospechosa soltura de cuerpo (o de pluma) que nos demuestras con tu comentario de que «Lo mismo dará que gane Bachelet o Golborne» es no entender nada de nada de «los porfiados hechos»… Ay, Manolito, cómo te retrata de cuerpo entero la canción de José Alfredo Jiménez que dice: Nada me han enseñado los años/ Siempre caigo en los mismos errores/Otra vez a brindar con extraños/ Y a llorar por los mismos dolores…
    ¿O no, Manolito?

  2. mauri dice

    Apoyo la abtencion masiva, será una señal poderosa para demostrarle a esos comemierdas de la Concertacion y Alianza que su dias de existencia con el binominal estan contados.

  3. rivre dice

    No entiendo La abstención activa (qué seria lo activo). A falta de una alternativa real de los movimientos sociales, los trabajadores, los jóvenes (estudiantes) no seria prudente llamar en estas elecciones proximas ir a votar nulo. Podriamos saber cuantos somos (ahora con los jóvenes pronunciándose). La presidencial, derechamente levantar un candidato nuestro (no concertacion – no pro – no mas etc.)y decirle a Chile en esos famosos foros, quiénes son las derechas en este país.-

  4. rivre dice

    No entiendo La abstención activa (qué seria lo activo). A falta de una alternativa real de los movimientos sociales, los trabajadores, los jovenes (estudiantes) no seria prudente llamar en estas elecciones proximas ir a votar nulo. Podriamos saber cuantos somos (ahora con los jovenes pronunciandose. La presidencial, derechamente levantar un candidato nuestro (no concertacion – no pro – no mas etc.) y decirle a chile en esos famosos foros, quienes son las derechas en este Chile.-

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