Chile: ejército ‘jamás vencido’… ¿Cuál?

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Seamos objetivos. «Este ejército», el de hoy (que en estricto rigor es prácticamente el mismo de 1970-1973), no ha ganado jamás una guerra, pero ha cometido atropellos y matanzas contra su propio pueblo desarmado.

El que sí ganó guerras (1879-1883) fue otro ejército, uno que finalmente resultó derrotado por la Armada en Concón y Placilla el año 1891, cuando la revuelta contra el Presidente Balmaceda. Derrotado, fue disuelto ese mismo año para ser rápidamente reorganizado y reestructurado por los vencedores al año siguiente (1892).

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Batalla de Concón

La “Historia Oficial” no lo registra con precisión de relojero, pero más allá de las exigencias historiográficas de los investigadores, resulta difícil desmentir que el ejército de Chile ha conocido etapas disímiles, lo que permitiría referirse pues a “tres ejércitos”.

Tres ejércitos…

El primero fue el constituido por un grupo de patriotas santiaguinos y penquistas, –muchos de ellos terratenientes–, que armó a sus peones, campesinos y trabajadores para luchar por la independencia del país. No es inútil precisar que en las filas del ejército “español”, dirigido por Mariano Osorio, se contaban, mayoritariamente, chilenos sureños de Chiloé, Valdivia y Concepción.

Ese primer ejército nacional, desorganizado y con ninguna preparación bélica sino la que recibió entre faenas agrícolas, fue derrotado en una batalla que pasó a la Historia como el Desastre de Rancagua. Luego mejoró profesionalmente en Mendoza bajo el mando de José de San Martín, y vio engrosar sus filas con las tropas cuyanas que San Martín encabezaba. Conviene precisar que tal ejército –el Ejército Liberador– poblado por mendocinos, fue financiado esencialmente por ellos.

El segundo ejército nació de una revuelta, una especie de pequeña revolución. De acuerdo a la historia oficial, el 17 de abril de 1830, un enfrentamiento en la ribera del río Lircay dio fin a la guerra civil que selló el triunfo de las fuerzas conservadoras de Diego Portales por sobre los liberales. Las bases de la República de Chile, con un estado autoritario, se cimentaron con más de 200 muertos a su haber, y un nuevo ejército apareció en las páginas de nuestra Historia.

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Según comenta el historiador Gabriel Salazar, se trataba de “un ejército mercenario improvisado por el patriciado mercantil santiaguino”, que derrotó y descuartizó a hachazos al “ejército ciudadano que había ganado la guerra de la Independencia”.

Será ese ejército el que llevará banderas e intereses nacionales y extranjeros (ingleses, para ser precisos) a las arenas del norte en la Guerra del Salitre, o Guerra del Pacífico (1879-1883), conflicto que involucró bélicamente a tres naciones (Chile, Bolivia y Perú), con los resultados conocidos por todos.

El tercer ejército nacerá de la derrota por paliza, –rendición y entrega de estandartes incluidos–, de aquel segundo ejército que había triunfado en Chorrillos, Miraflores y Lima. Los vencedores de la Guerra del Pacífico fueron abatidos por la Armada de Chile (favorecida por la intervención de intereses foráneos) en la revolución del año 1891, específicamente en las cruentas batallas de Placilla y Concón que le pusieron un violento fin a la presidencia de José Manuel Balmaceda.

Los vencedores –empresarios salitreros, mega comerciantes, el partido conservador, la Armada y sus apoyos extranjeros– disolvieron el ejército, lo reestructuraron y lo organizaron de acuerdo a sus intereses de clase.Resultado de imagen para ejercito chileno

Ese ejército, tercero del nombre, será el responsable de masacres de obreros y trabajadores agrícolas en los muelles de Valparaíso cuando sofocó a tiros la huelga portuaria (1903), en la Escuela Santa María en Iquique (1907), en la oficina salitrera San Gregorio (1924), en la oficina salitrera La Coruña (1925), o en Ránquil (1934).

En el año 1924 el tercer ejército protagonizó un golpe de Estado contra el presidente Arturo Alessandri Palma, lejano precursor de la masacre que años más tarde cometiera contra trabajadores, estudiantes y campesinos, y de la dictadura que se prolongó durante diecisiete largos años.

La “prusianización” del ejército chileno

Resultado de imagen para ejercito chilenoBajo el mandato del Presidente Domingo Santa María se inició el proceso de transformación que continuaría luego con José Manuel Balmaceda y Jorge Montt. La influencia alemana fue dilatada y, desde la perspectiva del Ejército, extremadamente productiva.

Hans von Kiesling, oficial bávaro –nacido en München en 1873–, se convirtió en el líder de los militares alemanes que asesoraron al Ejército chileno, actuando principalmente en el Estado Mayor y en la Academia de Guerra. Kiesling retornó al país en 1924, y fue reincorporado a las filas durante el gobierno militar producto del golpe de Estado a la administración de Arturo Alessandri con el concurso de los generales Ibáñez y Díaz Valderrama.

Gracias a la férrea “amistad” con Alemania, en 1928 había 18 instructores germanos en Chile, encargados de adiestrar a la oficialidad del Ejército y de la Fuerza Aérea. Se hizo frecuente el envío de militares chilenos a Berlín, en donde, en el año 1928, había 17 oficiales estudiando.

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El Tte.Coronel Chileno Teofilo Gomez Vera durante unas maniobras en Alemania con militares alemanes e Italianos y el General del Ejercito Español Moscardo.

Las relaciones entre Chile y Alemania se hicieron fluidas al punto que el jefe del Ejército germano, general Wilhelm Heye, visitó nuestro país durante dos semanas en 1928. El general Díaz Valderrama, inspector general del Ejército chileno, devolvió la visita al año siguiente. Fue recibido por el Presidente de la República de Weimar y máximo exponente del militarismo prusiano, general Paul von Hindenburg, y recorrió las más importantes fábricas de armamentos de ese país. El estrechamiento de los lazos diplomáticos y militares germano-chilenos se tradujo en el sensible aumento de las compras de armamento alemán.

La imperiosa necesidad que tenía Alemania de desarrollar sus vínculos comerciales para beneficiar su industria de armamentos, la llevó a estrechar lazos con los países latinoamericanos, tradicionalmente buenos clientes en asuntos de armas. Diplomáticos y representantes industriales alemanes competían en invitar a oficiales de Estado Mayor latinoamericanos para que conocieran en Alemania las últimas novedades técnicas en materia de armamento.

A fines de 1935 viajaron al Tercer Reich –dirigido ya por el Partido Nacionalsocialista de Adolf Hitler – tres altos oficiales de la Fuerza Aérea: el comandante Basaure, el capitán de bandada González Nolle y el comodoro del aire Manuel Franke. Los huéspedes chilenos visitaron los consorcios de armamentos de Krupp en Essen, Siemens en Berlín, Daimler Benz y la fábrica de aviones Klemm, en Stuttgart, quedando profundamente impresionados ante la «extraordinaria organización y disciplina» del país anfitrión.

Como resultado de esa visita se incluyó a Alemania como etapa principal del viaje de varios meses por Europa que en 1937 realizó el comandante en jefe de la Fuerza Aérea de Chile (FACH), general Diego Aracena, junto a un grupo de oficiales.

La delegación castrense chilena fue recibida al más alto nivel, por el propio Hermann Goering, brazo derecho de Hitler y jefe de la Luftwaffe (fuerza aérea). “En el campo de entrenamiento de la Luftwaffe en Neu Ruppin fue recibido el general Aracena y sus acompañantes con los máximos honores militares, como no se habían brindado antes a general alguno” (periódico nazi Westküsten-Beobachter, Nº 196, 8/7/1937, p. 30).

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Batalla de Placillas

El ejército “triunfador, jamás vencido”, derrotado en las batallas de Concón y Placilla donde rindió armas y estandartes ante la Armada, le abrió las puertas a la elección del vencedor almirante Jorge Montt, candidato único a la Presidencia de la República, ungido por los conservadores, la Armada y el “nuevo” ejército. Es lo bueno de los cañones: no le dejan espacio a las “primarias”…

De las “victorias” de los años 1970 – 1990 conviene subrayar que las tres ramas de las FFAA y Carabineros se unieron en la traición y el crimen. Juntas inventaron novedosas técnicas de combate como la Operación Cóndor, y asociaron a ella otras dictaduras sudamericanas para perpetrar una masacre que le costó la vida a más de cincuenta mil personas. No fue la única hazaña.

¿Cuáles son las características?

*Publicado en Politika

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2 Comentarios
  1. jese rivas balmaceda dice

    solo es análisis parcial de la interpretación historica

  2. Antonio Casalduero Recuero dice

    Actualmente sería una ingenuidad y una candidez de silabario sostener que las Fuerzas Armadas están para cuidar al país y proteger sus fronteras. Chile y varios países de la región saben perfectamente que sus ejércitos tiene como única finalidad mantener a raya a sus pueblos, sofocar revueltas populares, aplastar rebeliones, eliminar alzamientos de los pueblos sometidos. Dichos ejércitos no son más que el brazo armado de la burguesía de un país, cuidan sus prebendas y privilegios, mantienen una odiosa discriminación social. Quizás se exceptúen de esta norma sólo los ejércitos de Venezuela y de Cuba.

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