Chile, las protestas y los sapos del intendente

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Luis Fernando Arellano.*

En víspera de la multitudinaria marcha de estudiantes secundarios, del jueves 23 de junio, el intendente de Santiago, Fernando Echeverría, anunció la actuación de policías infiltrados en la manifestación bajo el pretexto de contener a grupos de violentistas que protagonizan desmanes. Sus declaraciones causaron alguna polémica al poner en evidencia la escalada represiva en contra de protestas sociales. 

 

Lo grave —en este caso— sobre niños y adolescentes, quienes, aparte de ser amenazados y atacados con carros lazaaguas y lanzagases ahora son correteados con caballos y perros y espiados por policías encubiertos.

Una arista poco debatida del tema “policías infiltrados”, es la actuación de agentes de civil que simulan ser reporteros gráficos. Un conocido fotógrafo recuerda como —en una manifestación callejera del año 2010 o 2009— detectó a un individuo premunido de una cámara que actuaba en forma extraña. Intrigado le preguntó en qué medio trabajaba obteniendo por respuesta el nombre de una agencia de noticias, lo que trató de corroborar con un colega de la agencia nombrada con resultados negativos. Aparentemente se trataba de un policía infiltrado.

La operación con policías “infiltrados”, es una táctica cuya efectividad es puesta en duda pues existirían medios para registrar a los manifestantes desde la distancia, no siendo necesario arriesgar uno o más hombres en una labor que puede ser altamente peligrosa. Más aún anunciandola a los cuatro vientos como hizo el intendente Echeverría.

A menos que el objetivo sea otro, como sospechan algunos, tratando de intimidar a los "violentistas", pero de paso a muchos manifestantes pacíficos y de atizar la paranoia entre los adolescentes, agudizando la desconfianza hacia los adultos y de paso hacia la prensa.

Cómo dato final, en una pasada protesta de secundarios el reportero gráfico Jorge Zúñiga, de Punto Final, fue impactado en su rostro con una piedra de grandes dimensiones. Este hecho ocurrió mientras manifestantes se enfrentaban con la policía, a los gritos de “la prensa burguesa no nos interesa”. No es la primera vez que alguien vocea esta consigna y desata el ataque contra los profesionales, pero en este caso los gritos los inició un sujeto  que no estaba entre quienes batallaban con la policía, tras lo cual sobrevino la lluvia de proyectiles.

Por suerte Zúñiga portaba casco y mascara antigas que lo protegieron de recibir lesiones de mayor gravedad, aunque ha debido guardar estricto reposo por más de una semana y deberá operarse para reparar la quebradura de su tabique nasal.

Es difícil comprobar fehacientemente que los ataques contra la prensa no los inician exclusivamente “encapuchados violentistas”, sino otro tipo de personajes a quienes pueda interesar crear prensa hostil para una causa o manifestación específica. Pero la sospecha está puesta en el escenario.

* Artículo publicado en el portal Dilemas (www.dilemas.cl).

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