Chile: sociedad, periodistas. – HERIDAS QUE NO PODRÁN CERRAR

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Aparecida en la revista Piel de Leopardo, integrada a este portal.

En el candelero un periodista de canal 13 de TV, de la Pontificia Universidad Católica, con larga trayectoria cubriendo la actividad de tribunales. A Pablo Honorato se lo sindica como «hombre de los aparatos represivos» durante la dictadura; era joven entonces.

En 2004 Honorato señalaba al diario La Cuarta:
«…La experiencia no se puede cortar de raíz, no es bueno. Formar un periodista con credibilidad ante la opinión pública no es cosa de un día para otro, eso demora. Es como un piloto de aviones, cuesta caro y hay que mantenerlo. Eso es un punto a favor mío».

En Memoria Viva puede leerse:
«Este periodista de Canal 13 ayudaba a desinformar sobre las ejecuciones de presos políticos. Con sus reportajes transformaban las ejecución en “enfrentamientos”. Para estos efectos se prestaban todos los medios de comunicaciones existentes en el país en esa época.

«Entre los casos mas notables esta el asesinato del periodista Augusto Carmona Acevedo, Editor Jefe del Canal de Televisión de la Universidad de Chile, fue detenido y torturado. Ante este horrible crimen, Honorato ‘informa’, en terreno, (7/12/1977) de la muerte de un “subversivo”, resultado de un “enfrentamiento” con la policía. Este colaborador de la CNI al borrar u omitir la identidad profesional de Carmona y al mostrar la sola versión de la CNI, ocultaba un asesinato político».

No se trata de perseguir a nadie. Se trata de comprender que si no cumplen su obligación las instancias orgánicas del Estado ni, en los márgenes de la privacidad, arrepentimiento, las heridas no se cerrarán, la convivencia se hará amarga, la paz imposible.

Lo prueba, por ejemplo, el secular reclamo mapuche por vivir de acuerdo a sus tradiciones, cultura y en sus tierras. Desde la fundación de la república se les ha negado todo derecho a la reivindicación –se les niega incluso el derecho a la legítima defensa ante eventuales faltas o delitos, eligiéndose presumir en la mayor parte de los casos su culpabilidad.

La periodista Lucía Sepúlveda recuerda el testimonio de Alicia Lorca, madre de un desaparecido: «Agregó la madre que tampoco puede olvidar al periodista Pablo Honorato, de Canal 13, que cuando las veía en los tribunales de justicia, las enfrentaba gritando que eran viciosas y mentirosas y le decía al público presente que no creyera sus acusaciones».

El artículo compleo se encuentra aquí.

Anta el reflotamiento de las acusaciones en contra de Honorato, dos consejeros del Colegio de Periodistas de Chile llamaron a la prudencia al no existir debidamente acreditadas en los diversos procesos sobre crímenes y torturas pruebas para inculpar más allá de toda duda al profesional en cuestión.

El también periodista Benito Coz Urbina envió al Colegio de Periodistas de Chile una carta:

«Señores Conejeros y Martorell He visto con indignación y sorpresa la Declaración Pública que ustedes sacaron en apoyo al delator y colaborador de la DINA Y CNI, Pablo Honorato. Como periodista que vivió en carne propia la tortura rechazo publicamente la osadía de ustedes que supuestamente dirigen el Colegio y que sin consultar a nadie quieren ahora limpiar la imagen de este discípulo de Hasbún. ¿Le preguntaron a algún colega detenido y torturado gracias al soplonaje de Honorato si estaba de acuerdo con esta declaración?

«Existen varios casos documentados en la Comisión Valech, en el cuál se menciona reiteradamente a este sujeto como el causante de su detención y no solo eso, para el golpe Honorato elaboró listas con nombres de periodistas que debían ser detenidos por izquierdistas.

«Es lamentable lo que ustedes han hecho, seguramente porque en 1973 eran muy jóvenes, pero debieron informarse primero de quién es Honorato y que hizo. Es conocido en el gremio y por todo el país, que los propios militares golpistas mencionaron reiteradas veces el nombre de Honorato como un ‘excelente elemento de ayuda en funciones de inteligencia’. Es muy curioso que lo que sabe todo el país lo desconozcan los máximos dirigentes de un Colegio, que deberían ser los mejor informados.

«Creo que deben una explicación inmediata a los miembros del Colegio, que en su gran mayoría han rechazado el apoyo que han dado a este seudo-periodista, comprometiendo de esta manera a una Institución considerada respetable.

«Señores, solo les queda pedir disculpas públicas a los miembros de la Orden por el hecho lamentable que cometieron y si tienen un poco de verguenza, renunciar a sus cargos ya que son un desprestigio para todos los periodistas honestos de este país».

Cabe señalar que el Colegio de Periodistas se ha abocado al estudio de los casos en que se presumían faltas graves a la éstica profesional; una de las últimas actuaciones en este sentido –cuya fiscal fue la abogada Doris Jiménez– terminó con la expulsión de algunos integrantes de la Orden, según lo informó Ernesto Carmona, del Consejo del Colegio y uno de los más serios investigadores-periodistas chilenos. El texto de Carmona, Limpiar la casa desde adentro, puede leerse en Piel de Leopardo aquí.

Del mismo autor, El informe Valech, el periodismo en el banquillo, publicado originalmente en 2005 en la revista Rocinante, se encuentra aquí.

Ninguno de los dos artículos menciona a Pablo Honorato como responsable de las atrocidades que diversos testimonios le imputan; acaso se deba a la diferencia entre la verdad real y la verdad procesal; entre la vida propia y la muerte del otro; entre la conveniencia y la moral.

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