Chile y Argentina, ¿competencia o colaboración?

198

El pasado 24 de junio el presidente de la república, Gabriel Boric, viajó al territorio antártico chileno, a la base Eduardo Frei Montalva, acompañado de la ministra de defensa, los tres comandantes en jefe de las fuerzas armadas, más los directores de carabineros y de la policía de investigaciones. Rápidamente tuvo que regresar por las contingencias climáticas y políticas en la zona central del país, por lo que el mensaje de lo que sería su visita no llegó al gran público y por el contrario, fue criticado por diversos sectores. El viaje a la Antártica no fue un acto improvisado sino cuidadosamente programado por los sectores militares como respuesta a la visita que efectuó en febrero pasado el presidente argentino Alberto Fernández a la Base Marambio, acompañado de una impresionante delegación que incluyó a los ministros de relaciones exteriores, defensa, educación, obras públicas, medio ambiente, más los jefes de los estados mayores de las tres ramas, un grupo de diputados y científicos.

Fueron a celebrar el Día de la Antártica Argentina y a conmemorar los 119 años de presencia ininterrumpida en el continente blanco, ya que la primera base -Orcadas- fue inaugurada en 1904. Hacía 25 años que un mandatario argentino no visitaba la Antártica, por lo que Fernández aprovechó de enviar un discurso por cadena nacional a todo el país, señalando que “el crecimiento de nuestra Argentina tiene proyección hacia el Sur y visión bicontinental, y parte del desarrollo nacional depende de la defensa de sus componentes estratégicos”.

Junto con anunciar la instalación de nuevos laboratorios multidisciplinarios, comunicó que reconstruirán una base a la que agregarán una pista de aterrizaje y un puerto. Concluyó expresando que era hora de cruzar la ciencia con la cultura, por lo que abrirán una sede de la Biblioteca Nacional. También envió un mensaje a Chile: “Hemos presentado, junto a la hermana República de Chile, el establecimiento de un área marina protegida en la zona de la Península Antártica”. Esta propuesta tendrá que esperar por el veto reciente de China y Rusia en la reunión de 25 países que integran la Comisión del Océano Antártico.

De los 12 países signatarios del Tratado Antártico firmado en 1959, siete mantienen reclamaciones territoriales: Argentina, Australia, Chile, Francia, Noruega, Nueva Zelanda y el Reino Unido. Argentina, Chile y el Reino Unidos se disputan parte del mismo territorio. Mientras los cinco países desarrollados reconocen mutuamente sus reclamaciones, argentinos y chilenos lo hacen solo en las zonas donde no se tocan. Ningún país reconoce derechos a Chile o Argentina. Este último mantiene 13 bases en la Antártica, siete permanentes y seis estacionales, que funcionan durante el verano austral. Chile posee cuatro y cinco respectivamente, mientras que el Reino Unido dispone de dos abiertas todo el año y tres durante la época estival.

Las reclamaciones territoriales de Londres abarcan toda la zona que Argentina estima suya y gran parte de la chilena. El Tratado Antártico no reconoce la soberanía de ningún Estado y actualmente está “congelado”, es decir nadie puede reclamar derechos. Por ello los viajes de los mandatarios de Argentina y Chile son solo actos testimoniales. La reina Isabel II nunca visitó la Antártica, pero el gobierno británico le dio su nombre, en 2012, al territorio reclamado por Argentina y Chile. La superficie a que aspiran los chilenos es de 1,25 millones de km2, es decir casi el doble del territorio actual. Argentina 1,4 millones de km2, equivalente a la mitad del suyo y Reino Unido, 1,7 millones de km2, o siete veces más de su actual superficie.

antartica - Epicentro Chile¿Será posible que el territorio que reclaman chilenos y argentinos sea consagrado un día como soberano? La Antártica es un continente rico en recursos y libre de armas hasta hoy, regida por el Tratado como zona de paz. Es el mayor laboratorio natural de investigación científica en diversas áreas y donde los grandes países han instalado bases permanentes gracias a los recursos de que disponen. Sabemos cómo actúan las potencias cuando anteponen el interés nacional. Chile y Argentina, más que competir en la Antártica, están llamados a cooperar, de manera de fortalecer las demandas si es que existen posibilidades de que algún día les sean reconocidos derechos soberanos. Una visita conjunta de los presidentes de Chile y Argentina, dentro del marco de un plan de mediano y largo plazo de cooperación científica en el territorio antártico sería un acto político de integración y daría mucha más fuerza a los derechos que son reclamados.

 

*Embajador, economista de la Universidad de Zagreb, Croacia, y Master en Ciencia Política de la Universidad Católica de Chile. Ex Subdirector de asuntos estratégicos de la U de Chile y ex Subsecretario de Defensa.

También podría gustarte
Deja una respuesta

Su dirección de correo electrónico no será publicada.


El periodo de verificación de reCAPTCHA ha caducado. Por favor, recarga la página.

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.