Cinco canciones para recordar por qué hace 45 años torturaron y asesinaron a balazos a Víctor Jara

Lo mataron tras múltiples torturas y como a otros miles de retenidos en uno de los vestidores del que entonces se llamaba Estadio Chile y desde 2003 lleva su nombre. Su cuerpo fue sepultado casi en la clandestinidad junto a otros cientos, y pudo ser exhumado para ser enterrado dignamente por su viuda e hijos en 2009.

Jara cantaba a la lucha obrera y a la revolución, y apoyaba a Allende. Sus canciones, como sus declaraciones públicas e implicación política –fue militante del Partido Comunista–, fueron motivo primero de que lo apresaran y luego del especial ensañamiento y crueldad contra él, y el modo en el que hoy se le recuerda.

Te recuerdo Amanda

Te recuerdo Amanda es seguramente la canción más rememorada de Víctor Jara. Publicada en 1969 dentro del disco Pongo en tus manos abiertas, cuenta la historia de amor de una mujer (Amanda) y un hombre (Manuel) obreros que apenas tienen tiempo para verse, absorbidos por la explotación laboral. Finalmente, esa precariedad acaba con la vida del chico.

«La mujer no es una esclava: es igual al hombre y tiene los mismos derechos. Pedirle a la mujer pureza y dedicación al hogar y al hombre no, es ser esclavista. El hombre no es nada sin la mujer», decía en una entrevista del año en el que se publicó. Nace de la preocupación del cantautor por la situación del proletariado y también por su hija Amanda, de tres años, que cayó enferma mientras él estaba en Londres. Debido a una huelga del Correo de Inglaterra, a la niña no le llegaban las cartas que le enviaba.

Manifiesto

Forma parte de un albúm lanzado de manera póstuma en el año 1974. Jara estaba preparando un disco en el año 1973 que se iba a llamar Tiempos que cambian. Tenía lista incluso la carátula.

Un periodista de la televisión sueca entrevistó a la esposa de Jara, Joan Jara, una semana después del hallazgo del cuerpo, que se produjo el 19 de septiembre del 73. Le propuso sacar las cintas grabadas de Chile como parte de su equipo técnico. Joan llevó el material al estudio Abbey Road, donde grabaron The Beatles, para su edición. Así, Tiempos que cambian vio la luz, ya convertido en  Manifiesto.

El derecho de vivir en paz

Pertenece al disco de 1971 con el mismo nombre, El derecho a vivir en paz, aunque ha sido reeditado en muchas ocasiones como Levántate y mira a la montaña. La canción está dedicada a Ho Chi Min y al pueblo de Vietnam, escrita durante la guerra: «Ningún cañón borrará/ el surco de tu arrozal. El derecho de vivir en paz».

A desalambrar

Jara es el principal exponente, junto a Violeta Parra, de los orígenes de la canción protesta, y concretamente de lo que luego se conoció como Nueva Canción Chilena. Es el género musical que se enfrentó a la élite conservadora del país, y que tras el golpe de Estado le costó la vida.

En la obra de Jara, la lucha por los derechos de los hombres y mujeres trabajadores es recurrente. A desalambrar, dentro también de Pongo en tus manos abiertas, es otro ejemplo. «Yo pregunto a los presentes/ Si no se han puesto a pensar/ Que esta tierra es de nosotros/ Y no del que tenga más», comienza. (Nota del editor: La autoría de A desalambrar es del uruguayo Daniel Viglietti)

Juan Sin Tierra

También forma parte de Pongo en tus manos abiertas y también habla de la revolución; esta vez de la mexicana y de uno de sus líderes campesinos, Emiliano Zapata, «un hombre que fue a la guerra/ que anduvo en la sierra herido/ para conquistar su tierra». La letra, en realidad, no era de Jara. Se trata de una versión de Jorge Saldaña, que la grabó en 1966 junto a Los Folkloristas y a la que Jara le cambió y eliminó algunos versos.

Bonus Track: El Cigarrito

El Cigarrito fue una de las primeras canciones conocidas de Víctor Jara como solista, tras una década en el grupo Cuncumén. Data de 1966, de su debut, a cuyo título se le refiere tanto por su nombre homónimo como por Geografía. Fue lanzado originalmente como single, producido por Camilo Fernández, y ha sido versionado por muchos artistas, entre ellos Joan Manuel Serrat.

En esa época, 1966, en el diario El Siglo, Jara declaraba: «Cada vez me conmueve más lo que sucede a mi alrededor. La pobreza de mi propio país, de América Latina y de otros países del mundo. He visto la huella del horror de una matanza de judíos en Varsovia, el pánico de la Bomba (atómica), el golpe mortal causado por la guerra que desintegra al hombre y todo lo que de él surge y nace. En fin, tantos otros desastres que cansa enumerar».

«Pero también he visto», continuaba, «lo que el amor puede hacer, lo que la verdadera libertad puede hacer, lo que la fuerza y el poderío del hombre feliz pueden hacer. Por todo esto y porque anhelo la paz, es que la madera y las cuerdas de una guitarra me hacen falta para desahogar algo triste o alegre. Alguna estrofa que abra el corazón como una herida, o algún verso que quisiera nos diera vuelta de dentro hacia fuera para ver el mundo con ojos nuevos».

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